Una de las dos Españas
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Las contingencias derivadas de la marginación y desigualdad social, no solo ensancha la brecha entre ricos y pobres, sino que provocan alto riesgo en el funcionamiento y la estabilidad democrática
Allá por 1912 el insigne Antonio Machado, plasmaba el escenario de la España bipolar de aquella época mediante la publicación de su famoso poema Españolito, que versionaba la dualidad enfrentada entre una España progresista dispuesta a abrirse paso hacia la modernidad, y la otra, conservadora, empeñada en cerrar todo acceso a la primera; es decir, un contraste de valores entre los que confiaban el futuro a la superación y a la fuerza de voluntad del conjunto de la ciudadanía, y otros que en el extremo opuesto lo encomendaban al destino determinista de lo existente, o lo que es lo mismo, al dictado de sus propios intereses.
Pues bien, justo un siglo después, cuando en buena lógica tras la instauración de la democracia debiera quedar superada aquella bipolaridad discordante, paradójicamente, es cuando los proverbios escritos por el poeta hispalense cobran mayor actualidad, y así, por mas que muchos creyésemos sorteada aquella etapa, también ahora se le hiela el corazón al mas pintado ante la realidad divergente de una sociedad escindida, en esta España de paridad contrapuesta, donde las miserias de los marginados entra en confrontación con la opulencia de los agraciados, ya que su profusión por dilatada, trae a colación, que las amargas experiencias sufridas por millones de españoles en aquellos tiempos, mas que formar parte de la historia toman cuerpo de actualidad.
Por tanto, negarse a reconocer esa evidencia como hace el presidente Rajoy vistiendo de rosa intenso la realidad del país, tiene por equivalencia, asumir como propia la autoria de la conflagración que en ciernes amenaza con librarse entre las dos esferas disentidas de nuestra estructura social, es decir, entre la clase media que conjuntamente con los grupos más desfavorecidos han sufrido el mayor impacto de la crisis, cuya severidad repercutida situó a mas de 13 millones de sus afectados en riesgo de pobreza y exclusión social, contra aquellos otros que en versión opuesta, sacan partida de la situación utilizándola para afianzar aún más sus desmesuradas plusvalías, tal como pone de manifiesto los exorbitante 9.756 millones de euros de beneficio neto de una banca recién rescatada con dinero público, o en su caso, el record de rendimientos conseguido en plena crisis por las empresas del Ibex 35.
Resultados que por contrapuestos son la perfecta reproducción de una las mas anacrónicas aportaciones del neoliberalismo, comúnmente reconocida como la “sociedad de los dos tercios”; aquella donde el sistema político dominante, para preservar sus propios privilegios, se granjea aliados a su causa garantizando estratégicamente como dación en pago, la interinidad económica y laboral de las dos terceras partes de una población que se cree favorecida, al tiempo, que desamparan sin contemplaciones al tercio restante, postrándolo en la miseria y la exclusión, consolidando así la dinámica del “sálvese quién pueda” con la finalidad de lograr el enfrentamiento y la fragmentación social, para desde la división, ensanchar las desigualdades con la supresión de los recursos de protección social en su vertiente redistributiva y asistencial.
Estas prácticas por degradante son expositivas de que nuestra democracia no pasa por su mejor momento
De ahí que el enorme deterioro que la cohesión social ha experimentado en nuestro país durante los últimos 7 años, sea sin duda la causa de la creciente fractura social y del severo aumento de las desigualdades, pero con todo, la verdadera naturaleza de la situación parte de las continuas y perversas medidas que en idéntico periodo fueron articuladas por el dueto gubernamental PSOE – PP y que paulatinamente además de debilitar hasta la extenuación al Estado de Derecho, hicieron de la democracia una parodia y un libelo de la Constitución, para así, invocando la salvación del país con la crisis por tapadera, imponer como modelo de convivencia, el neoliberalismo más descarnado y completamente inverso a lo sustentado por consenso constitucional., utilizando este entorno de conveniencia para llevar a termino la operación de desmontaje del Estado de bienestar y la reducción a la mínima expresión de los sectores más sensibles del Estado social.
Estas prácticas por degradante son expositivas de que nuestra democracia no pasa por su mejor momento, y que los obligados en primer término a salvaguardar su continuidad, han desertado apostando por la involución, con la ostensible intención de devolvernos a nuestro pasado más oscuro como pone de relieve la ofensiva desatada contra el marco constitucional, y el ataque sin cuartel contra el modelo de convivencia como a nuestros derechos sociales; medidas que por su tinte extremistas son la reafirmación de viejas tesis, que aparte de resucitar el espíritu beligerante de las dos Españas tienen por perversa finalidad acentuar las desigualdades entre la ciudadanía con la expresa intención incitar confrontación.
La última palabra siempre han de tenerla las urnas, de ahí que a pesar de todo, nadie en sus cabales debe entrar a la provocación que tienden los actuales agitadores políticos, empeñados en reproducir en el país las dos Españas de otrora para que sea una de ellas, como decía el poeta, quien nos hiele el corazón.