Tras las oscuras noches de una soledad profunda.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Hace algunos días oí el relato descorazonador de la ruptura de una pareja. Ruptura motivada por los avatares del verano. El verano, el calor y las vacaciones son tiempos propicios: para los desencuentros, para las rupturas, para el desamor.
¡Pero al final con el otoño! Llego de nuevo la “primavera apasionada” de un sólido y bello amor
Aquí viene el relato adornado con el barroquismo de algunas pinceladas poéticas:
¡Cuántas noches en soledad!
¡Cuántas lunas llenas intentando descubrir un amor que ya no existe!
¡Cuánto desasosiego para descubrir una rendija por donde entrar y percibir otra vez la magia del encuentro!
¡Cuántas inquietudes malogradas!
¡Cuántas lágrimas que enmudecen el alma!
¡Cuántos tiempos en los que lo anodino y lo rutinario ofrecía un paisaje desolador!
¡Cuánta desdicha en el horizonte del amor!
¡Cuántos noes acumulados en el corazón!
¡Cuántos quiero! ¿Pero para qué?
¡Cuánta agonía de desamor y de desencantos!
¡Cuánta situación escabrosa!
¡Cuánta fatiga que ahoga y aniquila!
¡Cuánto desgaste de una labor infecunda!
¡Cuánto cielo gris y tenebroso!
¡Cuánto sol callado!
¡Cuánto agrio sabor de triste amargura!
¡Pero la luz! esa luz del amanecer casi siempre se enciende, se enciende abriendo nuevos horizontes y curando las dolorosas llagas de un pasado quizás largamente infecundo.
Y ahora, esa luz se ha encendido de nuevo; tras un largo letargo, tras un largo, muy largo y agónico paseo veraniego, lleno de soledades.
Tú y yo de nuevo: cara a cara, enfrentados positivamente a la realidad y dispuestos a caminar juntos. Es la sinfonía de una dispar armonía, es el vaivén pendular del amor y del desamor.
¡Era verano y se fue! Está llegando, por fin, el otoño ¡Y llega! con ese aire fresco, que de nuevo y para siempre ha facilitado la emotiva candidez enternecedora de ese tan entrañable, esperado y largo beso …