Cartas al Director

Aunque es cierto que nunca los tiempos han sido fáciles, hoy nos encontramos con problemas de diversa índole que no los hemos tenido en otras épocas: la precocidad sexual es un problema de nuestra época, los niños y las niñas cada vez tienen relaciones sexuales antes, lo cual les crea en muchas ocasiones graves problemas y emociones fuertes a la vez que desproporcionadas. Hoy sobre estos aspectos opino que no se educa bien a los niños/as, ni a los jóvenes; algunos piensan que proporcionándole los anticonceptivos, los preservativos o la píldora del día después ya está todo solucionado; y no es así, el problema está ahí; pues<span>  </span>mantener una relación sexual: sin orden ni concierto, sin directrices claras, quizás sin la persona adecuada, sin ningún tipo de moral, ni ética que condicione esa relación, puede ser una barbaridad. La pornografía tan al alcance de todos es otra tremenda temeridad. El relajamiento en las costumbres, tan usual hoy, puede ser también nefasto. El todo vale a veces no vale. El, si lo hace todo el mundo tampoco parece congruente. El: ¿y qué hago si no me hace caso? puede ser fatal. ¿Qué podemos hacer? Orientarnos; formarnos; unirnos a otros para defender nuestro proyecto educativo y de valores; fomentar la virtud, e ir creando, entre todos, una sociedad con menos corrupción moral y más limpieza de alma y espíritu, en donde se pueda descubrir la belleza, toda la belleza, pero en un marco cristalino de horizontes claros, abiertos siempre a la auténtica verdad y a la vida real en la plenitud de su autenticidad.