Una sola hectárea quemada es motivo para queja y resentimiento se llame Mistral o sea por el incendiario de turno.

Tivissa tierra de mis mayores vuelve a sufrir la furia del fuego. Llamas que se ceban en lo arbóreo y también las casas de campo.

Ciento cincuenta hectáreas de vegetación han sido ahora las quemadas cuando está en pórtico el otoño. Decir ahora; es por señalar que fuegos antes los hubo. Es 2013.

Tivissa se precia de la longevidad de sus piedras y no es necesario haber nacido para sentir atracción por ella.

Jaume Amigó de la línea de nuestros antepasados; hizo en cúspide la Iglesia de San Jaime en Tivissa. Nacido en Ulldemolins. Arquitecto y Rector de Tivissa donde quedó afincada la rama de uno de sus hermanos.

Conocido queda; el viento que lame en connivencia las verdes y tupidas laderas. La Sierra de Llaberia que lo enlaza todo ¿respira?.

Desde el lugar de reposo de todos aquellos hijos que ya marcharon; a la mirada te muestra altiva la sierra su estatura.

Fuego. Viento. Dos aliados contra los que sigue luchando en indefensión el ser humano. En sus furias quedan; bomberos y voluntarios.

¿Para cuándo se pregunta…?

¿Para cuando una Ley que castigue los fuegos intencionados?

Aunque el de Tivissa no haya sido el caso. Pero una mayoría de comunidades españolas lo han sufrido.

¡Volver…! Volveré a Tivissa se lo tengo a Asunción prometido.

Con mi sincero afecto. Para todos los hijos de Tivissa.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay