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martes

3

septiembre 2013

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Carta abierta a mis compañeros de profesión

Publicado por , Posteado enMayores, Salud, Trabajo

Después de más de 30 años de disfrutar de mi profesión de protésico dental, hoy, ya jubilado y en la distancia, me he puesto a reflexionar y quisiera compartirlo con mis compañeros.

Esta profesión me ha brindado grandes satisfacciones. Entre ellas sentirme parte importante de que una persona recupere su autoestima al poder volver a sonreír y comer con naturalidad después de recuperar su dentadura; una dentadura diseñada y realizada íntegramente por mí, por nosotros, los protésicos dentales .Todos sabemos que sólo en esos casos en que el paciente tuvo un trato directo con el protésico dental es consciente del mérito de nuestro trabajo, del valor de nuestra profesión.

Cuando el paciente trata sólo con el dentista, nos convertimos en seres anónimos, pasamos a ser unos simples fabricantes de un producto sanitario que el dentista nos compra a un módico precio y luego revende por un valor infinitamente superior, habiendo afrontado nosotros el costo de los materiales y aportado nuestro trabajo profesional.

Pero lo más triste es que el “profesional odontólogo”, no reconoce al “profesional protésico dental”: para ellos simplemente somos “el mecánico”. A lo largo de mi vida he cultivado buenos amigos, entre ellos algunos odontólogos, los pocos que han sabido reconocer mi trabajo profesional y con los que he trabajado codo a codo con el paciente.

Mi reflexión es, en sí, un mensaje de aliento a todos ustedes, los que aún se enfrentan día a día al dilema de no saber si seguir siendo un “mecánico” al servicio del dentista o hacerse respetar como profesional.

Sólo tienen que acatar y hacer acatar las leyes y éstas son muy claras. El protésico dental es quien debe elaborar y vender el producto sanitario (prótesis dental) directamente al paciente usuario, previa prescripción del odontólogo, como hace el óptico con el oftalmólogo.

Yo, al igual que muchos de ustedes, no supe hacer valer mis derechos. Eran otros tiempos. Hoy tienen la ley de su lado y un colegio profesional que los asesora y apoya. Sólo les deseo a todos que sigan luchando por reivindicar esta maravillosa profesión.

Mi corazón está con ustedes.