(Del Libro “ESPAÑA. Melones y Cucurbitáceas”)

La soledad tiene un nombre “Pasaje Palafox”. Un pasaje que unía (es todo lo que hoy hace) dos salas de Cine.

El Cine Palafox. Da fachada y escalinata al Paseo Independencia y el Cine Rex de la otra boca asoma a la calle Cinco de Marzo.

Frente a él se encontraba el llamado FRONTÓN. Un edificio con años de destreza. En 1932 tuvo su presentación como Frontón de Pelota donde Lorenzo Sanz Soria solía pasar sus ratos de ocio en el deporte que le gustaba.

Luego pasó… a ser Cine. Y… de pantalla a ring los aficionados presenciaron lucha libre y boxeo. Repartiéndose con los reestrenos las veladas. El conocido por Frontón en 1963 volvió al acomodo para lo que fuera concebido: FRONTÓN.

A este local diestro en cambios; le llegó el climático. Siendo reconvertido en 1973 en Pista de Hielo. Pero el euro es el euro (cuando fuera antes pesetas) lo que en hilo musical traducido es: En actual dedicación “venta al por menor”.

La salida del Frontón; que coincidía casi frente por frente al Pasaje era motivo suficiente para el alcorce. Saliendo directamente al Paseo de Independencia. Lo más céntrico de encuentro para la Zaragoza de antes.

Terminada la sesión del Cine Rex. Crucial motivo.  Tomar un aperitivo o merienda. La Calle antes llamada Requeté Aragonés conocida por 5 de Marzo; podría decirse que sigue estando trufada de cafeterías pero la del Pasaje Palafox tenía su aquello.

Fueron años en que el Cine formaba parte importante de la distracción de los ciudadanos de Zaragoza. Con un hervidero de juventud que se daba cita en este Pasaje. Cafeterías. Tiendas. Donde primaba ropa y calzado. Así como el Estanco. Daban calor y color a la novedad siempre en escaparate. Así como las encristaladas carteleras.

Los inviernos se viene diciendo que en Zaragoza; no son lo que eran…

El frio intenso de Zaragoza te hacía estrenar el abrigo en el día de Todos los Santos momento de subir al Cementerio.

¡Hace un frio que pela! Era la frase en moda año tras año.

Pero aquello también pasó… Ahora los inviernos no son de chupones de hielo en las fuentes. Ni la juventud va a refugiarse y encontrarse con conocidos y amigos en este Pasaje.

Las Tiendas han ido cerrando una detrás de otra tapiadas con sus trajes carceleros y el corredor que une las dos bocas apenas se siente saludado con el paso de los ciudadanos. Que al parecer enfilan la calle 5 de marzo aunque den más vuelta para salir al Paseo.

Ya no es necesario llamar por teléfono para que te reserven las entradas (a cambio de una propina) pues seguramente no se completa de diario el aforo de cualquiera de estos Cines.

La soledad tiene nombre: Pasaje Palafox.

En mañana de comienzo del otoño 2013 solo el suelo en espejo hace doblar visitantes.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay

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