Quince años desde el secuestro con sentencia de muerte del joven Concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco Garrido de Ermua, 10 de julio de 1997 y su posterior muerte el día 13 de julio. Han transcurrido.
Los que sufrimos el minuto a minuto de su cautiverio y su ejecución por banda armada vemos con tristeza como las víctimas del terrorismo y sus familias han sido vilipendiadas y obligadas a marcharse de sus lugares de nacimiento o vivir con saco de miedo a rebosar. Sin que en ello hubiera el Gobierno (PSOE) reconocido la lacra de los asesinos.
Aparente valedor; el hoy ex-Presidente Rodríguez Z. con su complacencia tendiendo posibilidades en la desmembración del territorio español. Y aupando a puestos de poder en un Estado al que no reconocen; España: Terroristas.
Zaragoza recibió a los Padres y Hermana de Miguel Ángel Blanco y los Zaragozanos fueron a demostrarles su cariño y compartir pésame en la plaza del Pilar delante del Ayuntamiento.
En esta Plaza encontré un peregrino que había ido recogiendo firmas por los lugares de su recorrido, con el deseo de entregárselas a los Padres y Hermana de Miguel Ángel Blanco. Encuentro que facilitó Don José Manuel Larqué Gregorio en el Ayuntamiento de Zaragoza.

TE ESPERAMOS.
Cuando en la garganta
se te hace el nudo del silencio.
Cuando a la llamada acude
el garrote del llanto.
Cuando a la esperanza puse
el azul del grito; de ¡no muertes!
Cuando me fundí en espera
y nada a mí alrededor tomó palabra.
Cuando me vi tomada por ti; ¡silencio!
en un mar de sinceridad.
Cuando hasta lo más hondo de mí
llega en duda el derecho de los inocentes.
Cuando el instante vuelve a tomar la calle…
En mi se renueva la pregunta.
¿Por qué?
¿Por qué son suyos los poderes?
cuando el terror es rostro de cobardía.
¿Por qué nuestra Libertad ha de tener mártires?

(Plaza del Pilar. Poema compartido desde el momento de su conocido secuestro. Fuera arrancado por dos veces y repuesto en los días que siguieron).
La esperanza se perdió. Y llegó su asesinato.
Mientras…, asesinos libres siguieron haciendo de España tierra de dolor y sangre.
Los zaragozanos no olvidan a aquellos que en nuestra querida Zaragoza fueron asesinados. Niños y menos jóvenes con un acto de crueldad manifiesta.
Ellos; los terroristas. Ellos; los confidentes. Los de expresada connivencia. Ellos; los que dieron techo a los asesinos. Ellos; los gobernantes.
Repártanse como gusten. Todos son culpables.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay