Que no se desmorone tu castillo de naipes…
Publicado por mariabe, Posteado enSanidad Privada, Clínica Quirón, artículo personal, Sanidad, Mayores, Salud, Opinión, Seguros
Quisiera agradecer a tod@s las personas que ayudaron y ayudan a informar como medida preventiva en contra de estas prácticas poco éticas en mi carta anterior, «Experiencia Quirón, lo que nunca te contaron».
https://www.cartasaldirector.org/2012/08/experiencia-quiron-lo-que-nunca-te-han-contado/
Independiente de este caso personal de una experiencia mas en la Sanidad Privada que está en tramites de ser impuesta. Donde los seres humanos se cambian por números, tarjetas, cuentas bancarias, mutuas y seguros privados incluyendo «letra pequeña», «carencias», «exclusiones por pre-existencias», todas condicionadas, donde TU VIDA es directamente proporcional a tu poder adquisitivo. Se omiten una serie de principios elementales respecto al derecho humano de toda persona, a un nivel de vida adecuado para sí y su familia. Tenemos el derecho de una información completa y veraz facilitada con transparencia y claridad. Por esto debemos dar prioridad a la gran importancia de una Sanidad Publica, accesible y de calidad que nunca debería estar sujeta al estatus social, nivel económico, ubicación, nivel intelectual (tanto psíquica como física), edad, sexo o religión, ni cualquier otro condicionante.
El derecho a la salud fue establecido primero por la Constitución de la OMS (1946) que estipula: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano…”La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 menciona a la salud como parte del derecho a un nivel de vida adecuado (artículo 25). Fue reconocida nuevamente como derecho humano en 1966 en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo 11.1) que describe el derecho a la salud como “el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo a este efecto la importancia esencial de la cooperación internacional fundada en el libre consentimiento”.*
En el momento que se cumplan los derechos básicos de sanidad, educación, alimentación y vivienda adecuados, notablemente repercutirá activamente en el rendimiento y el trabajo. A simple vista está ¿cuantos seres humanos con minusvalías graves y limitaciones psíquicas o físicas han conseguido metas imposibles? Solo es posible con los medios anteriormente mencionados además de un apoyo incondicional de sus seres allegados, familia, amigos y personal medico y docente entre otros. (Cuando digo personal medico no me refiero solo a doctores en medicina, se incluyen todos los eslabones de la cadena desde enfermeras, fisioterapeutas, psicólogos, trabajadores sociales, celadores, auxiliares hasta el personal de administración). Hay enfermedades temporales otras de nacimiento y otras que con una prevención y tratamiento adecuado pasan de «haber sido mortales» a ser una razón para vivir una vida plena, satisfactoria con calidad.
Con salud, la persona y su entorno, tiene una visión positiva de futuro, ganas luchar, posibilidad de acceder a un puesto de trabajo y conseguir vivir dignamente sin sufrimiento. No hay que olvidar que nuestros mayores tienen derecho a tener una vejez libre de sufrimiento y dolor. Ellos han luchado por nosotros y no merecen ser muebles aparcados donde se niega una calidad de vida por tener una expectativa de vida corta o por ser descartados al ser considerados «no rentables». Cualquier patología inexplicable de un ser humano a partir de cierta edad es clasificada como psicosomática o depresión aplicándole el baremo de «maquina expendedora de medicamentos múltiples incluyendo placebos» para inducirles un estado dependiente y obsesivo de su condición física y limitaciones. Una educación adecuada con unos cuidados tanto emocionales como físicos, incluyendo labores sociales por su parte, servicios de autoayuda entre ellos, facilitar a aquellos que no tengan las condiciones psíquicas mermadas participar en labores de voluntariado, dejarles sentirse útiles en la sociedad seria una forma mas de reducir gastos farmacéuticos absurdos. Ganarían en salud y no seria necesario el copago sanitario que solo les crea mas incertidumbre y les anula produciéndoles un sufrimiento gratuito. Por supuesto, no me refiero a enfermedades crónicas severas aun así son mas llevaderas con una terapia y control mas humano haciéndoles entender su enfermedad participando en su tratamiento activamente además de dejarles compartir sus experiencias con otras personas en su mismo caso. El sistema y la sociedad les ha inculcado la terapia de ir al «psicomedico» de cabecera para alcanzar un bienestar emocional y la receta de la pastilla mágica para todo lo demás. ¿Cuantos entran muy enfermos en el centro médico y salen sonriendo con otra cara, encontrándose mucho mejor? La primera terapia en grupo la hacen en la sala de espera donde llegan con mucho tiempo de antelación compartiendo con otras personas sus problemas pasando al segundo eslabón, la consulta del facultativo que les reafirma lo anterior, creando seguridad y elevando la autoestima (solo si es un buen “psicomedico de cabecera” para pasar el tercer eslabón administrativo donde se procede a exponer la queja o gratitud del servicio ofrecido y se pide una nueva cita para el ciclo. Necesitan comprensión, cariño y atención, todos lo sabemos. No es nada nuevo. Cuando dejaremos de decir “es que no tengo tiempo…” y ellos cuando éramos niños ¿si lo tenían? ¿Es mas importante pasar una hora leyendo las vidas o pensamientos de los demás incluso de extraños en redes sociales que dedicársela a tu progenitor? Puede mas el que quiere que el que realmente puede. Algo falla…
Un progenitor prepara a su descendencia para la vida, dándole cariño, educación, le inculcan valores primordiales para su futuro. Nuestros mayores, (y nosotros algún día), vuelven a la tierna infancia y hay que volver a realizar la acción con ellos como ellos hicieron con nosotros con la misma paciencia.
Si se destruyen y recortan las bases de estos cimientos, el sistema se tambalea y desmorona como un castillo de naipes.