Me pregunto porqué Leticia Rocasolano nos tiene que dar una explicación a los españoles acerca de un posible aborto cuando el heredero de la corona española no era ni su marido, ni su prometido. Solo hay tres personas que pueden exigir tal explicación: el bebé perdido, Dios que concedió la vida a esa criatura, y la propia madre, que llevaría el drama en su corazón hasta el final de su existencia. ¿O tal vez Letizia Rocasolano encabezará el manifiesto de explicaciones que deberán dar, entonces, las 77.000 madres que «legalmente» practicaron la IVE en 2010.? Lo más triste de una noticia como la que la Gaceta presenta en su portada del domingo 7 de abril es la escalofriante realidad de la cifra arriba mencionada, sabiendo que no responde al número de todas la IVE practicadas en España. Y triste es comprobar una vez más la decadencia del periodismo nacional. Debe ser que la crisis ha llegado también a las ideas, a los comportamientos, a la profesionalidad y al rigor periodístico. Esto es lo que yo llamaría periodismo «low cost» que mi madre me corea con un, «sí, hija, de ‘locos’ esto es todo, de ‘locos’. Mientras un sinfín de corrupciones fiscales practicadas por quienes ostentan poder político no han sido ni explicadas, ni condenadas, ni solucionadas y miles de españoles se encuentran en el umbral de la pobreza, amenazados con no poder sostener a sus familias, la tinta de un diario de tirada nacional pretende distraer el interés alimentando sus páginas con difamaciones, ciertas o no, pero en última instancia, difamaciones. ¿Cómo se llamaba lo que parece loable, pero que al final alimenta su razón de ser en un legalismo falto de humanidad y de honradez? Fariseísmo?