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sábado

11

enero 2014

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Finlandia y su brillante sistema educativo

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Harri Skog, desde 2006,  secretario de Estado de Educación de Finlandia, resumía de una manera breve y contundente, con una sola frase, la importancia de este sistema educativo: «La educación es la llave para el desarrollo de un país». Los finlandeses consideran que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores profesionales del país. Es por ello por lo que el país nórdico dedicada al menos el 12 % de sus presupuestos, tanto los del estado como los de los ayuntamientos, a financiar su modelo educativo. Y debido a esto, los países europeos y parte de los países de todo el mundo, lo escojan como modelo, dado también el destacado puesto que tiene en el informe PISA. Alguno puede pensar que los buenos resultados del sistema educativo se deben a la nómina de los profesores de primaria y de secundaria, y no es así puesto que allí su salario es similar al de los profesores españoles por ejemplo. En Finlandia los colegios dependen de los ayuntamientos que mediante anuncios contratan a los directores y ellos a su vez seleccionan al profesorado. Allí lograr una plaza en una Escuela de Magisterio resulta extremadamente difícil, les exigen una nota media superior al nueve en el bachillerato y además han  de acreditar su sensibilidad y sus cualidades en temas relacionados con el arte, la educación, la sociedad, la empatía con los niños y con los jóvenes…; y se requiere además una gran dosis de sensibilidad social (se valora su participación en actividades sociales, voluntariado…). Cada universidad escoge después a sus aspirantes a profesores: con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación, con un resumen de la lectura de un libro, con una explicación de un tema ante una clase, con una demostración de aptitudes artísticas, con una prueba de matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas: Son las pruebas más duras de todo el país; además los padres no quieren para sus hijos profesores preocupados por la cuestión monetaria, pues consideran que puede ser un inconveniente para su labor profesional y vocacional. Por esto no es de extrañar que los profesores estén muy bien considerados socialmente en Finlandia. «Es un honor nacional ser maestro de Primaria», aseguró, el pasado año, en Madrid, Jari Lavonen, director del Departamento de Formación al Profesorado de la Universidad de Helsinki.

Otra cuestión que favorece la eficacia del sistema educativo es el interés de los padres por la educación de sus hijos y el seguimiento que les hacen. Así, mientras apenas el 15% de las familias españolas consideran su obligación primera la educación de los hijos, el porcentaje se eleva hasta un 55% entre los finlandeses. Otra valoración importante: Durante los seis primeros años los niños tienen en la mayoría de las asignaturas el mismo maestro y él se ha de ocupar y de responsabilizar de la educación global de esos niños, para que de esta manera todos puedan conseguir el nivel educativo deseado y ninguno fracase: escolarmente, ni educativamente, ni socialmente; en esos años, el profesor o el maestro, ha de velar con dedicación y de una manera entusiasta por el futuro de sus alumnos; en cierta manera podemos decir que el futuro de sus alumnos es su propio futuro, pues una mala preparación puede ocasionarle a él personalmente el fracaso, pues podría por ese motivo ser considerado incompetente profesionalmente y por lo tanto ser excluido del sistema educativo; además la  existencia de un solo profesor propicia y favorece la seguridad y la estabilidad emocional de los alumnos otra cuestión importante y prioritaria. También la cercana relación entre ayuntamiento y colegio es en sí un modelo eficaz, todos sabemos que la cercanía es motivadora y necesaria en muchos casos para el buen funcionamiento de una empresa, sea esta educativa o no lo sea; la cercanía también propicia que el círculo: ayuntamiento, alumnos, padres/madres y profesores, al ser más cercano, produzca un mejor rendimiento en todos los aspectos: en el educativo, en el social, en el uso de los medios materiales, en el conocimiento de las necesidades que vayan surgiendo, en el conocimiento de las dificultades de los alumnos en el aprendizaje, en el conocimiento de la existencia de alumnos que distorsionan la convivencia en el caso de que los hubiera.  Y para finalizar decir que la mejor información en español sobre el modelo educativo de Finlandia está contenida en un libro de reciente publicación. Su título es: “Gracias, Finlandia”. Y su autor, el pedagogo barcelonés Xavier Melgarejo.

Rafael Gutiérrez Amaro

Durante 35 años:

  • Profesor de matemáticas en educación secundaria
  • Coordinador de      Actividades-extraescolares

IES Reyes de España de Linares. Jaén. Andalucía


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sábado

9

febrero 2013

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Así lucha Finlandia contra la corrupción (y no lo hace España)

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Así lucha Finlandia contra la corrupción (y no lo hace España)

Finlandia ha sido reconocida internacionalmente como la nación menos corrupta del planeta, una parte de ese logro recae en la estricta moralidad imperante en el país, a pesar de ello, y para facilitar la transparencia, también cuenta con un conjunto de principios enfocados a evitar el abuso de poder y que son insólitos en la cultura española. Esta es la manera con la que Finlandia lucha contra la corrupción:

PRIMERO: En Finlandia cualquier compra que realicen las Administraciones Públicas, desde un edificio hasta un bolígrafo, ha de estar ejecutada a precios de mercado e incluir, necesariamente, tres ofertas de proveedores distintos, para poder elegir la más baja. No es legal, admisible ni justificable el pago de 100 euros por un cartucho de impresora o de 1000 por una silla aunque las facturas sean correctas. Ejemplos ambos acaecidos en España y que la justicia no pudo castigar.

SEGUNDO: Principio de transparencia total de las Administraciones públicas. Cualquier decisión tomada por un funcionario público dentro del desempeño de su profesión (excepto las relacionadas con la seguridad) puede ser conocida por el resto de ciudadanos. Nadie puede negarse a satisfacer las necesidades de información no solo de los periodistas sino de los votantes. Debido a ello actuaciones contra esa norma (como ésta) son no solo contrarias a la ética sino ilegales.

TERCERO: Principio de transparencia total en las cuentas de los ciudadanos. Los fineses pueden saber cuales son los ingresos declarados de todos los residentes en el país, ya se trate de una persona que cobre el desempleo, del artista de mayor éxito de la nación o del CEO de Nokia.
El equivalente peninsular permitiría conocer las cuentas no solo empresariales sino personales de Emilio Botín, Arturo Pérez Reverte, Felipe González, José María Aznar, Adolfo Domínguez o cada uno de los vecinos de Madrid.

CUARTO: Ausencia de alcaldes: El gobierno de los municipios en Finlandia recae en «City managers», es decir, en funcionarios públicos con experiencia en la administración de entidades de esa índole. Así pues el ciudadano puede distinguir con claridad que la persona al mando es alguien supeditado a los votantes y que puede ser despedido o reemplazado por el Consejo municipal (el órgano elegido en las urnas y que ostenta la soberanía popular). Helsinki es la excepción a este modelo.

QUINTO: Ausencia de cargos de designación política: En Finlandia los secretarios de Estado son funcionarios de carrera que alcanzan el puesto superando pruebas objetivas en lugar de por designación partitocrática. En 2005 se realiza una remodelación del sistema para permitir a las organizaciones políticas el poder elegir a los Secretarios de Estado, aun así muchos de ellos siguen siendo en la actualidad trabajadores públicos ascendidos por méritos propios.

SEXTO: Estructura de poder colegiada: La corrupción se extiende con mayor facilidad cuando el poder se concentra solo en un individuo, es por ello que en Finlandia se promueve la toma de decisiones mediante el debate y el consenso. Al igual que el órgano político principal de las ciudades es la Asamblea popular (el alcalde solo es un trabajador público) el Consejo de ministros tiene mayor capacidad de poder que el Presidente de la República.

SÉPTIMO: Principio de acceso libre al poder. La posibilidad de convertirse en un miembro de alto rango de la administración y los ministerios fineses no recae en una élite intelectual formada en Instituciones de enseñanza concretas (como en Francia) tampoco en personas que puedan atraer la inversión de diferentes empresas para sufragar sus campañas (ejemplo de Estados Unidos) o en ciudadanos adscritos a organizaciones políticas que ascienden por los méritos internos dentro de su partido (caso español). En Finlandia los puestos son cubiertos por funcionarios públicos (siguiendo un baremo meritocrático) y cuya carrera está abierta a todos los fineses. El país evita, por tanto, tener que acudir a un modelo como el de España dónde los cargos de libre designación del gobierno (elegidos ideológicamente) reciben 200.488 euros anuales y se multiplican de manera oscura por todas las administraciones.

OCTAVO:  Principio de proporcionalidad en el castigo. La cuantía de las multas por violar las normas suele ser proporcional a los ingresos de los individuos y las empresas. En 2001 Anssi Vanjoki, alto ejecutivo de Nokia, fue considerado culpable de conducción temeraria por romper los límites de velocidad a los mandos de su Harley Davidson imponiéndosele por ello una multa por el equivalente a 104.000 dólares de la época.  Este principio de proporcionalidad en el castigo, junto a la marca social que lleva el estar envuelto en un caso de corrupción, actúa de forma extremadamente disuasoria ante posibles tentaciones para cruzar el límite de la legalidad