Somos las víctimas de un podrido sistema económico que nos ajusticia recortándonos derechos y dineros día tras día en un pulso frustrante a la dignidad, como si nuestro trabajo no fuera útil para todos aunque sólo seamos los curritos de a pie, eslabón final de la cadena. Al carecer de paladín que nos defienda, no tenemos más remedio que abrazarnos entre nosotros para reconfortarnos un poco. Sobre todo si, además tenemos la desgracia de padecer una enfermedad severa.
En este desesperanzador marco he tenido la fortuna de vivir una emotiva experiencia humana al ser intervenida quirúrgicamente en el Hospital Clínic de Barcelona.
Cuando consigues llegar, tras superar la burocracia y la tediosa lista de espera (en mi caso para una prótesis de cadera) descubres el lado tangible del proceso.
La generosidad adquiere su verdadero significado viendo el trabajo tan bien hecho y con tanta entrega por parte de todo el personal que he tratado estos días: enfermeras, médicos, auxiliares, celadores, técnicos de RX, rehabilitadores, personal de limpieza, conductores de ambulancias…. Todos y cada uno de ellos derrochando alegría y ganas en su trabajo con una eficiencia y eficacia que ya nos gustaría ver en otros sectores.
Su premio es la supresión de la paga doble de diciembre y el recorte del sueldo dos veces en un año. Nada que ver con jefezuelos bancarios que nos llevan a la ruina y bancarrota general recibiendo a cambio primas vergonzosas.
Quisiera abrazar a todos estos curritos olvidados y anónimos para agradecer su derroche de humanidad y su capacidad de olvidar las frustraciones laborales haciendo que el cliente/paciente se sienta en todo momento mimado, comprendido y acompañado.
Gracias trabajadores de Lo Público del Hospital Clínic de Barcelona, es lo único que os puedo dar. Sé que muchos ni os miran a los ojos mientras os denigran, pero gracias, gracias, muchas gracias. Ojalá los grandes cerebros pensantes recortadores pasaran unos días con vosotros.