Cartas al Director

Tu voz en la Red

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sábado

11

febrero 2023

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Ni tú ni nadie

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Este post es una transcripción del capítulo con el mismo título de mi podcast «El Guante Azul». Deseo publicarlo en este espacio con el fin de que pueda llegar a más gente. Gracias a «Cartas al Director» por hacerlo posible y gracias a todos los que me lean e incluso compartan estas líneas o el podcast original, cuyo enlace dejo más adelante.

De fondo estaba escuchando “Ni tú ni nadie” mientras mi cabeza andaba procesando hechos sucedidos recientemente que me han removido en lo más profundo. 

Ahora, repito en mi cabeza aquel estribillo que tantas veces, en fiestas, he coreado con amigos y desconocidos: “¡Qué difícil es pedir perdón!” Y hoy, me pregunto: ¿tan difícil es? Me lo pregunto a nivel personal, pero también como profesora: ¿Soy yo tan infalible que nunca debo pedir perdón a mis alumnos?

Ya seas un alumno, un compañero docente o un familiar, me gustaría que me acompañaras en esta reflexión.

Dar clase es cada vez más difícil, os lo aseguro. Aunque no va de esto este capítulo, debo decir esto de antemano. Y no por justificar nada, sino porque es una realidad. No obstante, la dificultad en las relaciones entre profesores y alumnos hoy en día es la misma que la que observo en el resto de relaciones personales. No sé qué nos pasa, qué se ha instalado en el mundo que la susceptibilidad está a la orden del día, en todo momento y en cualquier situación. Y lo que pasa en una clase es fiel reflejo de lo que acontece en la vida cotidiana. Es como un subsistema. Una minisociedad dentro de la gran sociedad.

Generalmente, como quiero pensar que les ocurre al resto de mis compañeros, gestiono bien mis clases, pero debo confesar que, a lo largo de los años, he acumulado no pocas ocasiones en las que no he tenido las mejores formas ni palabras con una clase en concreto para resolver algún conflicto. La paciencia tiene límites y los profesores no estamos hechos de un material diferente a cualquier otra persona,  lo mismo que ocurre con los padres. Así que, hay veces en la que la cosa se nos va de las manos y una vez toman ese rumbo que nunca hubieras deseado es difícil parar y volver a empezar desde la calma. Porque, por desgracia, no hay un interruptor mágico que de repente haga rebobinar y borrar ese instante en el que debiste optar por el camino de la serenidad, de la buena gestión. Cuando esto ocurre, te encuentras de pronto ante más de 30 alumnos y, o sigues hacia delante, o crees que te van a comer. 

Me ha pasado. Es lamentable y lo confieso avergonzada. pero luego, cuando te vas, cuando llega la quietud acompañada del malestar, de la culpabilidad de no haberlo hecho bien siendo tú el adulto, entonces, siempre acabo optando por lo que mi verdadero ser me dicta.

Llega el siguiente día, la hora de volver a entrar en esa clase y un poco vas temblando, la verdad, pero segura de hablar con el corazón, yo pido disculpas. Y en ese momento la paz me invade. Porque no importa que llevara todas las razones del mundo para abroncar a mis alumnos el día anterior, ni siquiera importa si alguno de ellos se comportara de manera impertinente, lo que importa es que mis razones se evaporaron cuando perdí las formas, sobre todo porque soy yo quien debo dar ejemplo de todo lo contrario. Por ese motivo, por encima de todas mis justificadas razones, yo pido disculpas con el orgullo que me hace saber que estoy haciendo lo correcto.

Me da igual que seas un alumno, o un colega o una madre o padre, ¿alguno de vosotros de verdad piensa que pedir perdón nos hace más débiles ante el otro? A mí, la vida me ha demostrado que no. A mí, mis años de profesión me han demostrado que la humanidad que transmite el que comete un error y lo siente y lo hace saber con humildad, gana el respeto de los alumnos de una forma que ninguna amenaza, castigo o sanción consigue. 

Nada te acerca más a otro que sentirte identificado con él. Y si en algo todos somos iguales es que inevitablemente todos cometemos errores, todos tomamos malas decisiones y todos gobernamos mal en algún momento de nuestras vidas nuestras interacciones sociales. Por eso, la catarsis que se produce ante una disculpa sincera es casi inmediata y, por supuesto, sanadora.

Me siento afortunada de ser una persona que, al contrario de lo que cantaba Alaska, no encuentro tanta dificultad en pedir disculpas. Creo que, como ya he dicho, es una cuestión de tener claro que hacerlo me hace mejor persona.

 Pero qué pasa con esos profes que no lo asumen así? Aunque están hechos de la misma pasta que cualquier otro tipo de persona a la hora de errar, no son cualquier tipo de persona a la hora de reconstruir los desastres. Ahí sí que hay que tener clara la esencia de nuestra vocación. Por lo tanto, entramos en un terreno de escombros peligrosos…

No importa cuál fue la discusión que se desmadró. Estoy segura de que probablemente tenías todas las razones de tu parte, pero todas las perdiste, cuando perdiste los modos.

Un alumno, inesperadamente, se alza enfadado, pero más tranquilo que el resto de compañeros que protestan ruidosamente ante tus propios ruidos. Quiere hacerse escuchar, lo exige tajante, pero sin violencia,sintiéndose seguro de que tiene derecho, como tú, de dar sus razones. Es corpulento, su voz es grave, su aspecto más maduro de lo que probablemente se espera para su edad. Tal vez lo que vive fuera de esas cuatro paredes otorguen a su mirada o a su gesto un talante que sencillamente impone. No hace falta que grite, ni que verbalice con palabras soeces. Tal vez hubiera sido más fácil lidiar con alguien que así lo hubiera hecho. Pero él, a pesar de la situación, solo hace uso del derecho que cree tener y se atreve incluso a exigir que te calmes y te dirijas a ellos con respeto.

Seguramente eso encienda aún más tu cohete interno que ya ha entrado en barrena e incapaz de volver atrás, justificas tus desprecios. En el uso de las palabras eres mejor, eso sí que juega a tu favor. Pero aunque trates de apelar a tu autoridad, hace rato que la perdiste delante de esos que ya no saben quién eres ni lo que estás haciendo. Te sientes amenazado por un gesto de ese chico, aunque tú mismo has levantado la mano tan solo un instante antes. Pero no eres tú el que retrocede, es él quien reconoce que los dos habéis hecho mal y trata de dar ese paso atrás. Te sientes amenazado, pero en realidad, aunque en ese momento no te das cuenta, la amenaza eres tú mismo. 

El alumno que se puso en pie, dando la cara por el resto, exige ir juntos a dirección. En ese momento, lo único que quiere es que otros adultos intervengan, medien, porque está claro que la discusión no va a llegar a ningún buen puerto.

Lo has interpretado todo muy mal. Decides que los gestos y las palabras del alumno han sido incorrectos, obviando que tus gestos y tus palabras fueron las primeras incorrectas. Decides que él, por ser el alumno, debía aguantar el chaparrón, los gritos, el desprecio que has mostrado ante unas calificaciones, que si bien no son ellos, son el malogrado fruto de un esfuerzo que, para ellos, duele más que para ti, por cierto. Decides, como digo, que tu huída hacia delante es que el alumno debería haber tolerado toda tu actuación, aunque jamás nosotros, como profesores, toleraríamos una actuación similar por parte de ellos. ¿No te das cuenta de cuánta hipocresía hay en todo esto?

Vuelvo atrás en mi relato. Yo he estado alguna vez en una situación parecida. Y la respuesta a la pregunta anterior es que no. No te das cuenta. No en ese momento. 

Pero luego… Luego sabes perfectamente que metiste la pata hasta el fondo y es ahí cuando debes elegir. porque se trata sencillamente de eso, de elegir. Si lo piensas, debería ser fácil elegir lo correcto, porque esos chavales han hecho justo lo que decimos que queremos conseguir con la educación, que sepan tener criterio propio, que defiendan sus ideas argumentando… ¡Joder, fuiste tú el que no estabas escuchando!

Ya os he contado cual es mi elección en esos lamentables casos. pero, como imaginaréis, no es el camino que eligió este profesor.

El alumno se enfrenta a una grave sanción por el parte redactado de lo ocurrido en el que el profesor le acusa de haberle amenazado y de haberse sentido humillado y vejado e incluso haber temido por su integridad física.

El alumno se siente frustrado porque sabe que eso no ha sido así, que ésa no ha sido su intención; para él es una burda mentira la que le va a llevar a una expulsión de un mes, que es lo que ha pedido el profesor, que puede llegar a costarle el curso. 

El alumno trata de dar su versión, aunque siente que es cosa perdida porque ante la palabra de un profesor la suya queda invalidada. Lo ha vivido así otras veces. Alega sin mucho acierto desde la rabia. 

Cuenta con el apoyo de toda su clase, pero sigue sintiendo que no tiene nada que hacer. Internamente toma la decisión de abandonar 2º de bachillerato a menos de dos trimestres para graduarse si, como teme, es expulsado un mes, pues se siente incapaz de conseguir superar las materias teniendo que faltar más de lo que ya debe faltar porque tiene que compaginar el estudio con un trabajo.

El alumno trata de buscar ayuda en otros profesores en los que confía, alguno hay. Incluso se acuerda de mí, que le di clase el año pasado. De hecho, a pesar de llevarnos bien desde el principio de curso, tuvo un enfrentamiento conmigo, aunque el desenlace de aquel capítulo fue muy diferente, porque los dos tuvimos a bien querer solucionarlo. En primer lugar, yo redacté un parte sin sesgar la parte en la que yo me equivoqué y eso condujo a asumir su responsabilidad en lo ocurrido, a pedirme disculpas y a darme la oportunidad de pedirlas yo también a él. De aquello surgió una conversación en la que él comprendió que no puede esperar que los profesores seamos telépatas, que debe pedir ayuda cuando la necesita, al menos, expresar lo que le pasa para que el otro pueda comprenderlo.

En otro momento, tal vez, este alumno no hubiera confiado en otros profesores ni hubiera buscado ayuda en ellos, pero quiero pensar que, gracias a lo que ocurrió el año pasado conmigo, en esta ocasión ha sido capaz de hacerlo. Tras los consejos recibidos por estos profesores, entre los que incluyo las largas charlas que él y yo hemos mantenido en los días posteriores al suceso, el alumno calma su rabia y hasta consigue encontrar la empatía que debía haber tenido otro en primer lugar para escribir una disculpa, la única que cree tener que dar.

Yo he podido leer esa carta, de hecho, me pidió ayuda para corregir su ortografía, alguna que otra coma y mejorar su redacción, aunque no he tocado en absoluto la esencia de lo que quería escribir. Son sus sentimientos de cabo a rabo. Me llenó de orgullo leerla, me ha llenado de orgullo que acudiera a mí y me llena de orgullo ver el hombre en el que se está convirtiendo. 

Iba a estar aquí hoy, leyendo en directo esa carta para compartirla con vosotros y para acompañarme en una tertulia posterior, con la intención de que todos aprendamos algo de esto que ha ocurrido y seamos capaces de mejorar, pero ya ha sido determinada su sanción. Aunque no es de un mes, lo cual indica que, a pesar de que él sienta lo contrario, las personas que han decidido el castigo, han tenido en cuenta que el profesor tampoco actuó correctamente, finalmente se va expulsado diez días. Creo que lo sabe y ya ha tomado la decisión.

No está, pero le prometí que seguiría adelante con este podcast con o sin él. Estoy retrasando la publicación de este capítulo, a la espera de que se comunique conmigo y me haga saber que estoy equivocada, que quiere compartir conmigo este rato de reflexión, que quiere leer su carta para vosotros, que volverá a las clases y le veré graduarse, pero ya lleva dos días sin aparecer por el centro. Tal vez no quiera ni recibir la expulsión formal, tal vez esto ha sido la gota que ha colmado su vaso y le esté sirviendo de excusa para irse lejos y dejar atrás todo un mundo del que su profesor no es consciente pero que, en gran medida, ha forjado su carácter, ha determinado que, una vez llegada una edad, ya no pueda admitir que alguien le grite más. Y si se marcha, es cierto que no será culpa de ese profesor, es su decisión. Este evento no es suficientemente importante para cargar con esa responsabilidad, pero, maldita sea, era un cordón a punto de deshilacharse y tal vez tuvimos la oportunidad de conseguir mantenerlo sujeto unos meses más. Porque si se va, ahora no, pero seguro que en no mucho tiempo se dará cuenta de la gran diferencia que supone tener o no su título. No importa que no tengas la idea de hacer una carrera universitaria, tal vez nunca lo necesites, pero la cuestión es no cerrarse puertas. Sé que tienes planes que en este momento te saben a libertad, que es lo único que deseas y, tal vez ahora ese papel no tenga importancia, pero la vida da demasiadas vueltas, como para no asegurarte lo más que puedas. ¡Y te queda tan poco!

En una parte anterior a mi relato, comentaba que cuando la clase se te va de las manos hay un momento en el que ya solo ves dos opciones: matar o morir (metafóricamente hablando), pero hay una tercera, una que nos dejó Aute en una hermosa canción con la que despediré mi capítulo de hoy: Entre morir o matar, prefiero AMAR. Ya sé que es imposible conocer las circunstancias de cada uno de nuestros alumnos, y cuanto más mayores se hacen, más difícil es porque se tornan más celosos de su intimidad, pero si tuviéramos siempre presente que tras cada alumno o alumna puede haber un hilo a punto de romperse, tal vez, solo tal vez, podríamos tener siempre más presente la opción de amar. De conjugar ese verbo cada vez que reñimos, que aconsejamos, que explicamos… Cada vez que hablamos. Y, sobre todo, cuando como humanos que somos, no lo hacemos del todo bien, debemos amar para poder rectificar. Porque, tal vez, de ese gesto dependa el futuro de esa persona.

No, ser profesor no es nada fácil, en momentos como este soy más consciente que nunca de la grandísima responsabilidad que tenemos. Ojalá fuéramos infalibles, ojalá los padres lo fueran, pero no lo somos, por eso a lo más que podemos aspirar es a ser humildes y tener más capacidad de comprensión. 

Esta semana, tras todo lo ocurrido con este alumno, tras todo lo que a mí me ha removido, he ido a un aula colindante a otra en la que yo imparto clases. No nos separa ni un verdadero tabique y son chicos muy ruidosos. Molestan mucho incluso cuando están con su profesor, así que hace relativamente poco, perdí los papeles y aporreé literalmente la puerta que nos separa, desesperada por no poder explicar a los míos. Importándome poco lo nada educado, ni educativo que fue ese gesto. Eso sin contar la falta de respeto que tuve con el compañero que allí se encontraba. Durante el fin de semana pasado tomé la decisión de que lo primero que haría al llegar el lunes sería ir a esa clase a pedir disculpas por mi gesto. Y puede que a ellos les dé igual, puede que no sirva para nada, tal vez, pero yo debía hacerlo, porque debo dar ese ejemplo. Porque no puedo dejar que aprendan que dar un porrazo es correcto y, si yo lo hago, ellos también se verán más tarde en el derecho. Creo que la idea ya está clara, pero por si acaso, lo diré de nuevo: Tengo clarísimo que volveré a equivocar el gesto en alguna ocasión, aunque tenga la firme intención de que no vuelva a ocurrirme, pero jamás, jamás dejaré de pedir perdón cuando, desbordada por las circunstancias, no sea capaz de controlar mis emociones. Lo que pasa en un momento de calentón es inevitable, lo que haces después es lo que marca la diferencia.

Todo cuanto os he contado lo he contado desde mi punto de vista como profesora, pero se puede aplicar en cualquier relación con otra persona. Da igual si tratamos de la relación entre padres e hijos, entre amigos, entre pareja… Da igual quién inicie una disputa o quién la acabe o quién lo haga peor. La cuestión es que, cuando la tormenta pasa, todos deberíamos ser capaces de mostrar generosidad y disculparnos por la parte que nos toca. Incluso si pensamos que no erramos en nada, os aseguro que la otra parte pensará que sí, así que disculparse por la percepción que pudiste causar ya es construir un puente para el perdón.

¡Cómo me hubiera gustado charlar contigo sobre estas cosas, Sulayman! Escuchar tu carta y hablar luego de percepción, de prejuicios, de construir, de lo que te hubiera gustado cambiar, de lo que te hubiera gustado que tu profesor cambiara, de qué te gustaría que los que nos escuchen tomaran nota. Desde luego, este podcast se hubiera enriquecido mucho con tu presencia. Sin embargo, no estás aquí a mi lado y me deja un sabor amargo el fin de este capítulo porque siento que tu ausencia es un fracaso de mi labor como profesora. Espero que tus sueños se hagan realidad a pesar de lo que decidas ahora, espero que sea lo que sea que hagas en este mundo seas sobre todo feliz. Sabes que, cuando quieras, tienes en mí a una amiga que te respeta. Gracias por haberme mostrado un poquito de tu corazón.

Amigos, debo despedirme ya. Podéis encontrar éste y otros capítulos de El Guante Azul en Spotify y en mi blog http://www.enmiotraclase.worpress.com Aunque, sinceramente, me basta con que escuchéis (leáis) éste y sirva para remover vuestras conciencias. Si al terminar os acordáis de alguien con quien estéis en malos términos y decidís dar el paso para disculparos y construir ese puente que os acerque, yo habré hecho algo bueno y Sulayman habrá ganado. Si os ha tocado un poquito esta historia, compartidla, difundidla. Entre morir o matar, prefiero amar…

martes

20

abril 2021

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El estrafalario mundo de los catedráticos

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Existe una amplia diferencia entre Universidad e Instituto,  la cual se caracteriza por la estricta forma de calificar y enseñanza.  Será entonces apropiado, que ciertos educadores se den una libertad que no les compete y hagan de la enseñanza media un precursor de la universidad, donde esta esté llena de inverosímiles exigencias y estrés por parte del alumnado.

Acaso será algo fetén adelantarnos a una realidad cercana , o acabará siendo una paupérrima teoría de práctica, que acabe con muchos sueños de postulantes hacia un pregrado.

Hay que decir que, si uno quiere avanzar en la vida  y cumplir el anhelado sueño de hacer clases en la Universidad, no tiene que ser a costa de otros y de malas prácticas, sino de sus propios méritos y ganancias.



miércoles

30

julio 2014

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EL MÓVIL. ¡SILENCIO!

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SILENCIO

Hay móvil y móvil.

Está el móvil de un crimen. Y lo que es un crimen es la sangría que supone en algunos hogares la cuadratura del círculo económico de ciertas economías familiares para su manutención.

Los “aparatejos” ciertamente sofisticados y con capacidades de brujo (que dirían décadas próximas pasadas los yayos) se duplican, triplican según sea el número de miembros en familia. Llegando a poema musical o estridencia la señal emitida cuando la llamada en varios a la vez es percibida por el oído del vecino.

El juguete de muchos “actuales”.  Señorías. Personal sanitario de toda escala y en escalera. Ministerios. De Educación. Tendero. Secretarias/os. Chofer. Camionero. Vendedor ambulante y de mercancía menos autorizada (en ocasiones peligrosa). Farmacéutico. Abogado. Juez y la eternidad de la población que por no quedar en olvido alguno nos detenemos aquí no sin antes advertir que el genial móvil está hoy al alcance de púberes y mayores.

La señora que pasa de los ochenta; sentada a la espera de ser llevada a rayos X no deja de emitir mensajes. Sobre su cabeza un cartel que debiera decirle todo “SILENCIO”.  Pero ni ciega ni sorda que no lo es. De nada se entera. No se da por aludida. Ya que se encuentra en un lugar donde debiera imperar el silencio. Hospital.

Sus pequeños gritos de alegría dan a conocer que cumple ese día años y que por ello le llaman constantemente para felicitarle. Sin contar los mensajes.

Es ya entrada muy entrada la tarde si como parece lleva horas en este estado de recepción ¡pobres de los compañeros de urgencias!

Escalera. Pasillo. Sala de Espera. La edad no cuenta en los entretenidos al juego del… Antes se llamaba “cartear” la acción de mantener correspondencia ¿Y ahora…? “¿Moviltear?

Chat en francés resulta ser Gato. Míauuuuu.

En español dicen se trata de charla o tele conferencia y chatear es un anglicismo con descripción en real de conversación electrónica. Mensaje o Pantalla.

A las salas de charla en español se les adjudica “chat rooms”. Y a los más introducidos en estas materias les produce transcripción rápida al tímpano: SKIPE. GOOGLE TALK. MSN MESSENGER. QQ. WINDOWS MESSENGER. YAHOO! MESSENGER. ICQ.  AIM.

La soledad es combatida al parecer con la multitud de amigos (simples conocidos) con los que compartir vida y desarreglos mientras las compañías que proporcionan el cable hace tiempo que el saco lo tienen repleto.

No hay que quitar mérito al teléfono. En este caso móvil.  Puesto que lo llevas donde quieres y no hay medio mejor para que te localicen donde te encuentras.

Aparte queda la torre y satélite de servicio que no son necesarios salvo de estar perdidos en Machu-Pichu o en el Everest.

El móvil posee ciertamente; el poder de saldar cuentas. Compras. Evitar escribir cartas. Y en tiempo ¡A…!  La llamada sirve para solucionar incidencias.

¿Móvil?

¡Sí!

¡Moderación también! Sobre todo si la cuenta es pagada por el ciudadano que no se sirvió del artilugio.

Otra novedad… ¿Porqué poner en cartel SILENCIO; si luego no hay personal que impida el cotorreo?

Carmen Amigó y Pérez-Mongay

 

jueves

19

junio 2014

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30 años de deterioro educativo y de valores

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000971Desde el año 1976 soy profesor de Matemáticas en Educación Secundaria y como tal he podido verificar la evolución educativa en estos años hasta 2012.

Durante este tiempo además de dedicarme a mi labor educativa como profesor, me he dedicado a: organizar, coordinar y colaborar Actividades Extraescolares que en muchos casos estaban orientadas a la Convivencia Escolar.

pacto educaciónEn este nuevo milenio la Convivencia Escolar llegó a ser tema prioritario en el ámbito educativo, dada la importancia de temas como: disciplina, acoso escolar o Bullying, fracaso escolar por motivos de convivencia, deterioro de la autoridad, maltrato y violencia en el aula, faltas de respeto continuadas  entre iguales o entre los  profesores y los alumnos, interrupciones en el aula por motivos de: charlas incontroladas, corrillos, malos modos, gamberradas, insultos … También eran prioritarias las dificultades de aprendizaje y dificultades de integración en el aula, por motivos: sociales, familiares, de marginación o de capacidades intelectuales. Muchos de los alumnos que tenían que estar estaban, pero no en el lugar adecuado.

En los años: “80 y algo” del siglo pasado desde sectores muy influyentes del Ministerio de Educación se promociono a frase-educacionnivel: social, familiar, educativo y dirigido a todos los alumnos: “La ley del mínimo esfuerzo”, se puso en duda de una manera clara y evidente la eficacia de los deberes que los alumnos tenían que realizar en casa, se  quería evitar a toda costa el concepto de fracaso escolar; para los dignatarios políticos era preferible tapar y no dar importancia a la ignorancia de los alumnos y evitar las frustraciones al alumno y a las familias; y para ello se creó: una situación de aparente normalidad, de: “Amnesia colectiva”, un “No pasa nada”; pero en 1291713808_g_2el fondo lo que existía era una ignorancia: a veces y en algunos sectores terrible, que iba cogiendo forma hasta llegar a los niveles educativos actuales que: “Según informes recibidos son: de gran ignorancia o ignorancia plena o ignorancia absoluta”; y no por falta de medios que los ha habido, ni de buen profesorado que lo ha habido, sino por falta de coherencia política de los que en aquellos años y posteriormente gobernaban la Nación Española, todos aupados por la voz de la calle que reclamaba seguir el camino fácil, el camino de: “Todo vale”, el camino de: “ESO para todos y no te compliques”.

090329fracaso_educacionPara los “Poderosos” que quieren a toda costa seguir: “Con la avaricia y con los sublimes escaños de su soberana potestad” es mejor tu ignorancia y la mía que la sabiduría de muchos; sabiduría que puede incomodarle. Para ellos es mejor la pobreza que la riqueza.

wpid-Photo-08052013-0718Los “Usureros del poder y de la riqueza”   “Prefieren: Los arrabales donde se hacina el hambre de los harapientos que el pedestal de la cultura”.

Y para terminar a mi entender, los ricos pueden seguir diciendo: “España va muy, muy bien”, los de clase media pueden decir: “Cada vez está más lejos el fin de mes” y a los pobres; a los pobres aconsejarles que aprendan la caligrafía del mármol para poner sus nombres en sus propias tumbas, pues en un país en donde se roza la miseria todo es posible.

lunes

19

mayo 2014

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El aprendizaje en la sociedad estudiantil

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Señor Director:

Según  el Gobierno de Chile, la educación ha ido aumentando la calidad poco a poco, de acuerdo a resultados obtenidos tanto en el SIMCE como en la PSU, pero ¿es realmente efectivo el aprendizaje en Chile?

Muchos estudiantes a lo largo del país critican la calidad de la enseñanza, y llama la atención que -según Chilevisión- más del 50% de ellos estudien en colegios públicos, aparentando así una mejor educación y aprendizaje en colegios privados, dejando un evidente descuido en la educación como en el entorno de cada estudiante, ¿o ya olvidamos el caso de la niña que dejó un mensaje en la red social “Instagram” antes de suicidarse por bullying este 2014?, unos de los culpables de que esto ocurra son los que están presentes en el establecimiento, sin dejar de lado tampoco la sociedad en la que vivimos.

El Gobierno y cada establecimiento de educación deben tomar conciencia de los factores en cada clase para el bien de los estudiantes en el ámbito social como educativo, es por esto que nos hacemos la siguiente pregunta: ¿está el gobierno trabajando de manera correcta?

Nicolás Ignacio Albornoz Albornoz,

Alumno Colegio Alberto Perez IIIºB

Santiago, Maipú.

miércoles

30

abril 2014

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Profesores y padres: autoridad y tolerancia

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Aula de la Exposición de Química de la Universidad de Granada. Hospital Real. Rafa

Yo profesionalmente he sido Profesor de matemáticas de secundaria: FP, ESO y Bachillerato; además familiarmente soy esposo y padre de tres hijos de 23, 24 y 25 años respectivamente, ellos actualmente son universitarios.

En ambos ámbitos se requiere autoridad y dureza en ocasiones para mantener: el orden, la disciplina y para que no te tomen por un: “Don nad9ie”.

Don nadie, es un calificativo que lleva su carga: de desprecio, de burla, de desprestigio y de humillación. Si eres un: “Don nadie” puedes ser el hazmerreír en una sociedad que busca bufones para crear: su propio espectáculo o su propio circo en cualquiera de los foros o redes sociales. Si eres un: “Don nadie” <<apaga y vámonos>> o <<aparca y sal corriendo>> pues estar en un sitio con esta “condecoración” puede ser bastante frustrante y descorazonador.

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Rafa en el IES Castulo. Jornadas de la Paz

Es por ello por lo que en esta vida hemos de ser buenos pero no bonachones, pues el bonachón puede acabar siendo tonto en la mente del sector crítico que te circunda y esto puede ser ya peligroso.

Yo en mi etapa de profesor he procurado ser bueno con mis alumnos, convivir con ellos, organizarles diversidad de actividades recreativas y educativas, ser su amigo: cuando era posible; pero todo lo he cortado en seco cuando: mi cercanía, mi amabilidad, mi buen carácter servía para que el típico “gracioso” o el típico “cabroncete” que de todo hay, se burlara intentando aunque fuese: ambiguamente o como el que no quiere la cosa, dejarte como un payaso delante de toda la clase.

imagesEn una clase un profesor puede ser: un profesor digno o un profesor dictador: con una dictadura combinable con el saber hacer o con una dictadura férrea e inhumana; también puede ser un profesor rígido y alejado de sus alumnos o un profesor amable: ocurrente y que trasmite o un profesor sin gracia o un profesor que no se impone y del que todos se burlan.

mafaldamiguelitoYo conozco casos de profesores que han “servido” para: la burla, el entretenimiento, la risa, el cachondeo y el: “todo es posible” de los alumnos. Esos profesores al principio no se enteraban de lo que iba la cosa, después se dan cuenta de que algo pasa, poco después ven una que otra “burrada” en clase y cuando se quieren dar cuenta ya no pueden rectificar y entonces se ven como un payaso rodeado de fieras que buscan pasarlo bien a su costa o desquitarse con él; desquitarse de lo que, según ellos, los otros profesores le hacen a ellos.

Normas de la claseLos alumnos siempre acaban vengándose, con ese profesor falto de autoridad y bonachón; se vengan para pasarlo bien o montar un show o como represalia de sus desgracias, originadas quizá por ser unos malos estudiantes o se desquitan simplemente de sus males, humillando vilmente a ese profesor, que a fin de cuentas lo que sólo le pasa es qué es más débil o mejor persona o simplemente esta pasando por un mal momento psíquico. Y en casa, en el hogar sucede algo parecido, el padre o la madre o imponen su autoridad o acaban siendo viles esclavos de los hijos.

profesor

Autoridad y cariño

En ocasiones en el hogar: “los hijos pegan a los padres” o los amedrentan, o los asustan o los acorralan con sus actitudes y con sus fechorías.

En otras ocasiones los hijos sólo quieren de los padres: dinero, caprichos y libertad o más bien libertinaje y los padres se encuentran impotentes y sufren sin saber por dónde han de ir. Esto es el culmen de la humillación y la crueldad: hijos violentos y déspotas y padres resignados y acobardados. Triste pero real. Este es el poder de la perversión, de la sinrazón y de la incoherencia. Pero esto existe y más aún en una sociedad como la nuestra: sin valores y sin ideales, sin 10178009_540022766106606_195622205562491664_nlíderes dignos y sin ejemplos creíbles, a fin de cuentas sin autenticidad. Somos hijos de la era: de la ambigüedad, del “qué más da”, del relativismo, del “sálvese quien pueda” y si no puedes ya sabes.

Y terminó: “que Dios proteja nuestras vidas y que por lo que pueda pasar no nos abandone ante estas situaciones a veces graves y delicadas



miércoles

16

abril 2014

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Jornada Escolar Completa

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Sr. Director:

Actualmente Chile es uno de los países que poseen la mayor cantidad de horas de clase a nivel mundial, la jornada escolar completa es una medida aplicada hoy en día  en la mayoría de los colegios  a lo largo de nuestro país, la cual busca una mejora enla calidad escolar además de una igualdad a nivel educacional en Chile. A pesar de que esta fue una buena iniciativa pensando que al aumentar la carga académica se alcanzaría un aumento en la calidad educacional, al ponerse a prueba los resultadosno fueron los esperados, ya que esto no causa más que un mayor  agotamiento tanto en escolares como docentes, siendo una medida que afecta negativamente a los estudiantes, principalmente causa un estrés innecesario, y no logra cumplir con sus objetivos principales, la calidad de la educación no ha mejorado , esto se demuestra en las constantes movilizaciones con las que los jóvenes expresan su descontento ante el mal desarrollo de la educación en Chile.
Por otra parte El Instituto Libertad y Desarrollo presentó un estudio que cuestiona la efectividad real que está teniendo el sistema JEC en los establecimientos educacionales del país. El estudio consideró más de 41 mil estudiantes que rindieron el SIMCE, mostrando que el cambio fue nulo.

Por ende mi pregunta es ¿cuánto debemos esperar para que el gobierno tome cartas en el asunto y mejore la calidad educacional que todo chileno merece? ¿Por qué seguir inmersos en una rutina que gasta el tiempo tanto de estudiantes como docentes de manera innecesaria?

Valentina Rubio Flores

Estudiante Colegio Alberto Pérez, Maipú.

sábado

8

marzo 2014

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Si es español no se levanta.

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images (11)Hace unos días al montarme en el autobús urbano no había asientos, y un muchacho joven alto con rasgos alemanes al verme se levanto y me dejó el asiento; la señora que había enfrente comentó: “si es español no se levanta”; Y. ella, relató algunos casos en los que así había sucedido.

Yo tengo una minusvalía física desde hace 55 años y además últimamente cojo mucho el autobús y efectivamente ha habido muchas ocasiones en los que no había asiento y personas jóvenes ocupaban los asientos dedicados a los minusválidos; en pocas   hdlfkshdlocasiones esos jóvenes se levantaron, ellos siguieron en lo suyo: con sus móviles o hablando con el compañero pero desentendidos de la situación; yo debido a la minusvalía llevó también bastón con lo cual es visible que necesito el asiento, pero los jóvenes de hoy se desentienden, diríamos que ellos van a lo suyo.

images (12)A mí el comentario de la señora: “si es español no se levanta” me ha hecho en estos días que pensar, pues es triste que esto suceda, y nos tenemos que interrogar todos sobre la sociedad que estamos construyendo: Los valores han desaparecido, los jóvenes “pasan” de sus mayores; para ellos significamos bastante poco.

Yo he sido durante 35 años profesor de enseñanza secundaria, podríamos decir que desde que empezó el periodo de la democracia española, y yo me interrogó a mí mismo sobre el resultado al que hemos llegado, quizás también por nuestra dejadez; triste resultado de: faltas de respeto, intolerancia, ataques a los padres y a los profesores, faltas de disciplina en el entorno familiar y en 6637-281108121511el entorno escolar, incluso en el entorno profesional, personas a las que se les acosa, personas a las que se les humilla. El espectáculo que a veces se origina debido a esta indisciplina es lamentable.

_tranviadezaragoza_c409c8c9En la España actual la mediocridad ocupa todos los estamentos sociales y así nos va, la crisis a fin de cuentas es un reflejo de una sociedad corrompida y diríamos que de poca calidad moral. Este es el “edificio” que hemos construido entre todos; en vez de la libertad hemos llegado al libertinaje.
30Es conveniente reaccionar para salir del pozo miserable en el que nos hemos metido, y es difícil debido a que no somos conscientes del naufragio en el que están inmersas nuestras vidas, creemos sólo en el progresismo barriobajero que nos intentan vender algunos  embaucadores, desde el parlamento o fuer
a de él, quieren vender un producto que sabemos y saben ellos que huele a podrido; por eso pienso que debemos de reaccionar y no dejarnos engañar por las mentiras de unos dirigentes images (13)que nos cambian el civismo por la chavacaneria; y todos muchas o algunas veces usamos una forma de proceder soez para conseguir el estar a la moda o el aplauso fácil de los ignorantes ciudadanos que se aprovechan de alguna manera de esta situación caótica.

capturada_13Espero que empecemos a descubrir dónde están los auténticos valores de una sociedad y comencemos a construirla a partir de esos valores. Y que Dios nos ayude, pues  la empresa de: “valorar los auténticos Valores”, tan necesaria para el bien de la sociedad, es difícil pero no imposible; pero empezar hay que empezar ya, pues si seguimos esperando seguiremos retrocediendo y nuestra vida se pasara y todo seguirá tristemente igual.


viernes

28

febrero 2014

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Imprescindible para el empleo

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Toxo-Mendez-Rosell_ECDIMA20140225_0011_16

Que la  formación es pieza clave en la generación de empleo es un todo incuestionable, ahora bien,  ello es así solo cuando su contenido  instructivo se ciñe a  reglas de especialización y se ajusta a variables  de carácter estratégico, de tal forma  que su contenido  además de lo puramente docente tenga en cuenta  igualmente las necesidades y prioridades que demanda el mercado laboral.

Pues de no cumplir con estos   requisitos, la formación,   mas que un  medio para alcanzar la empleabilidad, además de  una absoluta pérdida de tiempo resultará ser  un  inútil  modo de gastar la pólvora en salvas, pues al convertirse en   la solución de nada,  producirá el efecto opuesto a su propósito inspirador y por falta de resultados lo único que logrará  será  acrecentar los índices de paro, y mientras, continuará  proyectando  el desencanto y la frustración entre los  destinatarios.   

Lamentablemente esto es lo que verdaderamente está ocurriendo, y por mas mensajes de optimismo que nos quieran trasladar, la realidad pinta en negativo a la vez que nos emplaza  a asumir  que a tiempo presente, la influencia  de la formación en el empleo es totalmente inexistente, habiendo de afirmar al respeto  que a 9 de cada 10 concurrentes a cursos  de especialización, el contenido de los mismos  no satisfizo en nada sus expectativas,  es decir,  no produjo reacción positiva en  su  situación laboral.

Ello se debe al empeño en mantener vigente un  modelo fallido, ese  estándar de formación para el empleo  afrontada  de forma tripartita  por el  gobierno, la patronal y los sindicatos, que actualmente, además  de  estar descontextualizada de la realidad del mercado  laboral ha olvidado su verdadera finalidad, al desarrollarse   sin el ajuste  que impone el nuevo mercado de trabajo con una  estructura productiva expuesta a  constante cambio y  permanente transformación.

A pesar de su notoria  disfuncionalidad, la continuidad de este  adulterado sistema  se mantiene soportado en un trasfondo ajeno al meramente educativo,  que dicho sea de paso importa bien poco; pero tal afirmación no  debe resultar  nada nuevo,  habida cuenta que   la formación para el empleo  lleva 20 años comportándose  como  un negocio sin límites, a través de un combinado juego de poderes  donde los distintos actores  entran en pugna, no para mejorar la calidad del servicio, sino  al solo efecto  de conseguir la mayor cantidad posible de fondos públicos con el exclusivo destino de  satisfacer  su lucro personal.

Y eso es así aunque en descarga, los corruptos protagonistas  busquen la impunidad haciendo creer que la recaudación  de sus excesos    es utilizada para la no menos delictiva función de complementar la financiación de las entidades patronales y de las organizaciones sindicales  de pertenencia.

Ante  la abultada  bolsa  de fraude generado por el uso arbitrario de los fondos de formación, por actualidad mediática, es de  significar el escándalo que estos días  en competencia delictiva vienen protagonizando las mafias  dirigentes  de  los sindicatos y la patronal, y cuyo importe acumulado por exorbitante volumen ha  de ser cifrado  en millones de euros, y esta indebida manera de enriquecimiento, tomando apropiación indebida   del  dinero dedicado a formar gente para sacarles del paro, la materialice quien sea, además de una canallada, es una  práctica que sobrepasa la peor de las indecencias.

Por eso, hemos de percatarnos  que  en este  entramado de corrupción no son las instituciones las artífices del delito, sino los maestros de ceremonia  que conforman su cúpula directiva,  de ahí el craso  error  que supone  en este caso confundir la parte con el todo, e infectar de culpabilidad tanto a la colectividad de empresarios  como  a la afiliación sindical,   cuando estos colectivos y sus entidades de participación son parte ajena a la comisión de  unos hechos  delictivos,  cuyo grueso de fondos corruptos, tienen por único destino  el enriquecimiento de unos degradados  dirigentes,  que ahora,  a través de subterfugios  intentan camuflar su  indigno proceder.

Por eso,  para que estos estamentos de representación  retomen una función  estable dentro del   sistema y recuperen la confianza perdida, no queda otra  que afrontar una renovación exhaustiva de su estructura jerárquica,  expurgando de raíz todo  el lastre  que las invade, y solo   desde la consumación de esa premisa  podrán afrontar una nueva andadura en clave de solvencia., pues toda solución a la crisis de representación pasa forzosamente  por erradicar la impunidad de los corruptos.

Solo desde el escenario resultante será posible adjudicar a la formación para el empleo la naturaleza de su relevancia, pues frenando el mal uso de los fondos consignados, ajustando el contenidos de su finalidad a la nueva  coyuntura y posibilitando reformas  en evaluación  permanente de resultados, ambas y instituciones estarán en condiciones de cumplir con eficacia un papel preponderante con la finalidad de que el sistema de formación para el empleo tenga  los resultados deseados


martes

28

enero 2014

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Separar la paja del grano

Publicado por , Posteado enOpinión

Me comentaba una paciente del gremio de la docencia, con desgana, la cantidad de “papeleo” que se ven obligad@s a realizar. Un papeleo éste que, dicen, sirve para gestionar mejor la calidad de la docencia actual, pero que lastra la labor de un maestro, sometido a este pesado, neurótico muchas veces e ineficaz, control ajeno. Que le impide por otra parte centrarse en su labor docente, y que no es (o debiera ser) llenar la cabeza del alumno solo con contenidos, sino ayudarlo para que pueda expresar y poner en valor sus capacidades y talentos.
En Sanidad pasa más de lo mismo. Nos hemos vuelto todos servidores del “ordenador”. Y hablo de “ordenador” en dos sentidos: uno literal (aquel donde registramos los datos) y otro en el que incluyo a la cabeza del sistema y quienes recogen, «analizan» y deciden que se hace con tan ingente, ¡buf!, cantidad de cuestionables datos.
Para que no haya malas interpretaciones, quiero decir que no me niego a la facilitación de nuestra labor, y a la buena utilización de la herramienta informática, en absoluto, pero me parece que nos estamos equivocando, que hemos entrado en una especie de espiral de control, de justificación más hacia fuera que hacia dentro, que nos hace perder no solo tiempo y energía, y nos aleja además de nuestra capacidad de centramiento y decisión más consciente.
Como sabrán, además, cada día trabajamos más alejados, comunicándonos a través del “ordenador”. Si van ustedes a un ambulatorio concurrido, o inclusive a las consultas de especialistas, verán lo que les digo.
La faceta humana, “recurso humano” que llaman está mercantilizado y trabaja cada vez más en precario. La contratación de personal da “yuyu” a los de «arriba», aunque no les de “yuyu” muchas veces, tentados por la inercia política, ofertar servicios que puedan encandilar al electorado, y que sobrecargan a los profesionales, que cada vez deciden menos por sí mismos, pues no se les da espacio ni tiempo.
Escuela y Salud, deben ser pilares de esta sociedad, pero no como están planteados. Tampoco las privatizaciones son solución, al contrario, sino más consciencia por parte de todos. Y reflexionar a fondo qué nos está pasando, por qué esa falta (de facto) de libertad creciente que tienen los profesionales implicados, en qué y cómo deben realizar su labor. La mejor forma, por otra parte, de motivarlos e implicarlos, creativamente, en su labor profesional.
Me parece una labor imprescindible, como reza el enunciado, orear esta sociedad, para separar bien el grano de la paja.


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