Y Cospedal enloqueció
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
De seguir confiando el futuro del país en los de siempre, llegaremos al más temible de los desvaríos, que nos conducirá, a tener que rescatar al poder público de las alcantarillas
Cuando se prescinde de la verdad, la libertad de expresión es tan solo una forma de camuflar la mentira para adulterar la realidad, siendo esta práctica de despiste la utilizada esta semana por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien a pesar de estar judicialmente en el ojo del huracán por una supuesta donación opaca de 200.000 euros para la campaña del PP de las autonómicas en Castilla-La Mancha, no reparó en desbarrar a su antojo, hasta llegar al despropósito de afirmar para público conocimiento, que la sociedad es tan corrupta como los partidos políticos, añadiendo para mas concreción, que lo que sucede en las organizaciones políticas en materia de corrupción no es un fenómeno intrínseco de estas, sino la trasmisión refleja de lo que ocurre en el conjunto de la sociedad.
Es decir, que la número dos del PP, justo cuando se hace público el procesamiento por corrupción de varios de sus correligionarios en la comunidad de Valencia, en vez de tomar medidas disciplinarias y ejemplarizantes contra los encausados de haber financiado ilegalmente actividades electorales de su propio partido, pierde todo sentido de racionalidad, y en un arrebato de chaladura, no se le ocurre mejor idea que adjudicar a la corrupción condición pandémica para extender así su afección a la totalidad de la ciudadanía, que perpleja, se niega a asumir como propios los desvaríos de Cospedal, visto que tal acusación al igual que todo lo relativo a la crisis, forma parte de su estrategia de diseño político consistente en evadir responsabilidades echando la culpa a las víctimas, pues lo cierto es, que sin tener arte ni parte, son los ciudadanos los que a todas luces mas caro pagan la corrupción.
Por más que se intente implicar indebidamente a terceros, la corrupción generalizada que vive el país es totalmente ajena a comportamientos o actitudes de la ciudadanía, pero de principio a fin, inherente al sistema y resultante del maridaje licencioso entre política y negocios, cuya deriva, hizo que el comportamiento ético que debiera refrendar la limpieza y moralidad de la función política fuese sustituida por el relativismo moral, generando con ello una relación de vasallaje endémico, donde la democracia tomó formato de pura apariencia dando entrada en su defecto a atípicas normas de funcionamiento, que por viciadas, generaron inexorablemente comportamientos corruptos en razón a la discrecionalidad de los actos, y al opaco trasfondo de ingentes cantidades de dinero como dinámica de por acompañamiento.
Y así fue como desde que a principios de los 80, cuando el caso Flick y las contratas de basuras del Ayuntamiento de Madrid marcaran el arranque de la corrupción, transcurridos 35 años, resultara que desde aquel entonces no haya dejado de reproducirse y crecer en dimensión, y ello, en razón a que su génesis arraigó en hábitos antidemocráticos y conducida por la oligarquía del franquismo sociológico siguió dominando la actualidad como referente del capitalismo mas intransigente dispuesto a prescindir de la democracia, pero casualmente, no así de esa corrupción por el ventajoso aporte de la misma a sus espurios intereses.
No siendo de recibo, que quienes tienen en su haber el historial mas turbio de la corrupción del país se erijan ahora en redentores
Una situación que por anómala se ve ahora alterada, justo cuando la crisis hace mudar la percepción social, política y económica del país, y la entrada en escena de Podemos viene a alterar la actual correlación de fuerzas dificultando la continuidad del sistema, o lo que es lo mismo, revelándose como un serio peligro para la sucesión del bipartidismo.
Resultando por tanto un absurdo, que la ahora Presidenta de Castilla – La Mancha, opte por practicar ceremonias de confusión con la única finalidad de implicar a la ciudadanía en actos de corrupción, cuando tan solo puede adjudicársele la condición de corrupto a quien saca provecho doloso de una situación, en razón a ostentar un cargo público, o por tener conferida relevancia social para lucrarse a través de artimañas, y ese conjunto de condiciones características, para nada guardan correspondencia con el común de los ciudadanos pero su ajuste debido con el corrupto político que en el actual estado de cosas es al que hay que perseguir. porque contrariamente a su parecer, la corrupción no es patrimonio de todos, sino reserva exclusiva de quien se conduce como tal.
No siendo de recibo, que quienes tienen en su haber el historial mas turbio de la corrupción del país se erijan ahora en redentores, máxime cuando resultan ser los mismos que se niegan a reconocer sus propias impudicias, las de un partido y un gobierno que tocado por el escándalo mantiene en sus cargos a siniestros protagonistas, hurtando a los jueces la capacidad de impartir justicia en determinados delitos, y entre otras anormalidades, permitiendo todo tipo de subterfugios para satisfacer su financiación política. unas actitudes que por inadecuadas convierten la democracia que tanto costó lograr, en una maldita pantomima.
Obviamente sobra decir que no es Cospedal ni los suyos, los apropiados para afrontar de modo alguno el cambio necesario que la situación requiere.