La solución a la crisis, según Esperanza Aguirre, pasa por reducir gastos con una «reforma radical de la Administración» en la que se reduzca «el peso del sector público».

Me gustaría que nuestros políticos predicasen con el ejemplo, pues me asaltan las palabras de Carlos Floriano cuando dice que en su partido «no se cobran ni sobresueldos ni ‘sobrenada’, se cobran sueldos»; para aclarar que:

«los que son cargos públicos reciben una parte por cargo público y la otra parte por el Partido»

los que no son cargos públicos todo por el Partido»,

«los que son diputados en la Asamblea de Madrid reciben la parte de la Asamblea de Madrid y la parte del Partido»,

«los que son cargos públicos del Congreso y del Senado, reciben por el Congreso y el Senado y otra parte por el Partido»,

Me imagino que la «parte» que, en cualquier caso, reciben por el partido intenta compensar los salarios deficitarios que cobra un diputado, un senador o cualquier otro cargo público. Parece pues, que el partido (que se financia en un 95% de las arcas públicas) tiene absoluta libertad para equilibrar los desajustes que se producen en la mermada economía de nuestros cargos públicos como consecuencia de dedicarse a la difícil tarea de salvación de la patria.

Puesto que un maestro, un médico o cualquier otro funcionario de la administración cobra solamente un sueldo, y de una sola parte, ¿piensan aplicar el mismo esquema a la Administración, a los cargos públicos o a los «funcionarios» del partido?