Hasta hace unos años, Cariñena tenía abierta una casa para acogida de transeúntes.
Desconocer la total realidad del por qué se ha llegado a esto, no impide reconocer su carencia.
Un bocadillo. Es cuanto recibe el que llevado por la necesidad pide a las personas de las Parroquias.
Se da la circunstancia y ello es la realidad del día a día; que la gran mayoría de transeúntes son españoles, carentes de lo elemental, acuciados por la necesidad del hoy para tan solo comer, y la noche al raso. Los venidos de allende son acogidos, recogidos, alimentados en comedores incluso a sus hijos, pagadas facturas de luz y gas y perciben las arregladas ayudas sociales.
La necesidad siempre estuvo presente; España es país de gobernantes mediocres pero nunca como en estos años que han traído la destrucción del tejido industrial, la tragedia para el obrero y la pequeña empresa.
La comodidad del ciudadano instalado cree que le da derecho para mirar por encima del hombro a quien no presenta tarjeta de visita, que está sentado a la puerta de tienda o almacén y pide de puerta en puerta una ayuda para mejor sobrellevar la ausencia de lo que tuvo. Familia. Trabajo. Casa. Estabilidad.
20 céntimos de euro. 10 céntimos de euro. O la monedilla de cobre que le sobró de la compra. Como muy estirado los 2 euros para un compatriota de tierra de meigas. Pero ni una palabra de interés para aquel que fuera navegante. Y que hoy viaja en aguas con tsunami. Recuerda el día en que refugiado en el cajero de un banco le robaron cuanto tenía. O la llegada de villanos de pedrada, con su juego criminal; de Tiro al blanco.
¡Cubrirse con su saco! Antonio lo hace; y más que saco, un colador parece.
A las quejas del maltratado presentan cara los padres de los tiernos angelitos
Y le dicen que se vaya que es mala imagen la que da en el pueblo.
El Señor de los creyentes dijo; lo que hagáis a uno de mis hijos a mi me lo hacéis.
”En el día del juicio, Jesús dirá a los que estén a su derecha: «Vengan, entren en el Reino. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron…» Y luego el Señor les dirá a los que estén a su izquierda: «Apártense de mí, porque estuve hambriento y no me dieron de comer; estuve sediento y no me dieron de beber; estuve enfermo y no me visitaron». Y ellos le preguntarán: «¿Cuándo te vimos hambriento, sediento o enfermo, y no te asistimos? Jesús les responderá entonces: «Todo lo que no hicieron por el más pequeño de sus hermanos, tampoco lo hicieron por mí»
No es obligado ser acérrimo creyente, hay que ser tocado de la dicha de la humanidad y dar lo que para nosotros querríamos que dieran. Un pantalón en buen uso. Una chaqueta donde calentarse del frio. Saber de su necesidad para el viaje; que de momento no tiene final ni le lleva a CASA
¡Para que preguntar a quienes fallan de corazón y se contentan con representaciones farisaicas!
¡Ellos nunca irán a engrosar la cifra de parados!
CARITAS fuera un necesario apoyo para los de sin techo en cada una de las poblaciones de España. Pasándose a la necesidad de las grandes urbes y dejando en barbecho sine die otras de menor población y que por necesidades agrícolas reciben transeúntes.
Una llamada de teléfono con pregunta.
¡La persona que debe atenderle continua reunida!
La respuesta no llega. Queda sin saberse ¿Por qué Caritas en la Comarca de Cariñena; se desentiende?

Carmen Amigó y Pérez-Mongay