El juego en política
Publicado por Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte, Posteado enOpinión
La Academia de Televisión nos hace ver que, el juego es inherente a nuestra forma de vida. A mí, el debate electoral del pasado día 7 entre los líderes de los partidos mayoritarios PSOE y PP, me recordó a ese juego conocido llamado “Hundir la flota”. Los estrategas de ambos partidos, colocaron en los tableros los barcos de mayor calado electoral en cada una de las cuadrículas formadas por las coordenadas entre filas y columnas.
El juego comenzó. Cuando el señor Rubalcaba lanzaba su torpedo contra el contrincante, este, había ocasiones que hacía ver que el barco al menos era tocado, nunca hundido. La mayoría de las veces era agua. Cuando el señor Rajoy lanzaba su ataque, su oponente si demostraba sufrir el impacto. Cuando era agua, enseguida sacaba su pizarra enseñándola a él y a la cámara.
De los barcos defendidos en este juego; unos iban pintados de azul con promesas de reactivación de la economía, a base de control exhaustivo del gasto, creación de puestos de trabajo por empresarios y jóvenes emprendedores y algún que otro mensaje de recortes sociales. Otro iba pintado de rojo y cargado principalmente de moral, hacia los indecisos que anteriormente les votaron. También iba cargado de promesas hacia la continuidad en el progreso de la sanidad y la enseñanza públicas, así como de las prestaciones sociales.
Será en las sedes de estos partidos, y en el dique seco, donde comprobarán el estado en que quedaron los barcos tras la batalla. Por cierto, los periodistas y analistas políticos ya tienen cargamento de tinta para escribir.
España dio líderes políticos que crearon escuela. Hoy se necesitan más que nunca; lo malo es que nos los hay. Aprovechando la enseñanza de excelencia de la señora Aguirre, mírense lo de la formación de políticos.
Paradójicamente, quienes sacarán a este país de la crisis (como siempre), serán las personas trabajadoras con derecho a voto, que no los votados. Con el esfuerzo de todos ellos (unas veces de corazón, otras por imperativo legal), no tendrán más remedio que jugar con sus representantes políticos, a ese otro juego a veces marrullero llamado: política.