Sociedad, Salud y Sistema Sanitario
Publicado por Gerardo Hdez Zorroza, Posteado enSalud, Opinión
La informatización de procesos es una práctica común que, como todo, llegado un límite, empieza a tener efectos claramente negativos sobre la productividad. La hiper-dependencia informática, además, nos ha debilitado en muchos aspectos, pues tiende a anular las relaciones laborales. Lo que antes se compartía entre compañeros, ahora se discute con una máquina, que en ocasiones te vacila incluso. Que parece insaciable en su hambre de datos y exigencias.
Es una cuestión ésta que seguimos sin querer ver, y quisiera desde aquí romper una lanza en contra de este desarrollo tecnológico sin medida.
En el ambiente laboral en que yo me muevo, no cabe duda, ha contribuido a mejorar el orden en el registro de las historias clínicas, pero ha multiplicado también las demandas de atención y los procesos que se realizan (evitables en muchos casos), al mismo tiempo que los miedos de los pacientes, ya bastante tocaditos, por cierto, en esta «cultura del miedo».
Vivimos inmersos en una cultura estresante, donde la atención sanitaria se presta en muchos casos por profesionales que trabajan al límite, desbordados de demandas y que, por otra parte, han perdido la relación horizontal entre ellos.
Un ejemplo: llega un novato y pregunta cualquier cosa y, lo primero, es remitirle a tal o cual página o programa informático. Apenas se discute entre compañeros, pues han creado comités de «expertos» que son prácticamente los únicos que se reunen para suministrar soluciones. Nos están atontando.
La gente, los pacientes, supongo, perciben el estrés con que funcionamos, pero lo ven «normal», igual que pasa en otras áreas de la sociedad, comentan. Por otra parte, la empatía de muchos deja bastante que desear, pues cada uno va a lo suyo. Vamos a resolver «lo nuestro».
A las jefaturas, este aspecto ha dejado de interesar, más allá de los fríos datos estadísticos. Unos datos que en absoluto son fieles a la realidad de las cosas, además.
Los nuevos profesionales, al igual que en otras áreas de la vida, se han hecho muy dóciles y, a pesar de que se sienten mal a menudo y desbordados en dar respuestas adecuadas, lo toman con resignación. «Es lo que hay», dicen resignados.
Nuestros pacientes, que siguen reclamando además de pastillas y soluciones exprés, en muchos casos humanidad, lo van a tener cada día más crudo, porque estamos programados para dar exclusivamente medicamentos
Es cierto que los médicos nos hemos hecho en general más cercanos y menos soberbios, pero también, que nos están queriendo llevar a creer que las soluciones a los problemas de nuestro tiempo vendrán por la mejora en los procesos telemáticos.
Si sirve de algo, un servidor, que en esto de la asistencia sanitaria ha madurado en situaciones variadas y complejas, les puede asegurar que vamos por mal, muy mal camino. Que tenemos que recuperar las relaciones entre el personal, la conciencia de Equipos de Salud que estamos perdiendo al mismo ritmo que crece el desarrollo telemático.
Tristemente, el interés que mueve a los que están al mando de la nave es particular y, como vemos, pretenden llevar a cabo la privatización de la Sanidad que tienen pensada desde hace años. Y sacar buena tajada del negocio sanitario, al que, ya verán, cómo pronto liberan de esta dependencia tecnológica desbordada.