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febrero 2014

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Sobre la madurez

Publicado por , Posteado enOpinión

Necesitamos una personalidad, un ego, alrededor de la cual madurar, pero se trata esta de una personalidad prestada, producto de la cultura en que crecemos y condicionada por la visión de nuestros padres, de su religión, de la sociedad en general que nos cría.
Hemos de reconocer, por tanto, este periodo como lo que es, un mero periodo de formación básica que no debe hipotecar, en absoluto, nuestro desarrollo futuro. Que presenta una infinidad de posibilidades para ir descubriendo, debiendo desprendernos poco a poco de esa personalidad prestada, ese ego falso, para que pueda surgir pujante nuestro verdadero yo.
Madurar no es crecer en edad, sino que supone tomar contacto con nuestro interior, debiendo abandonar para ello la protección de ese caparazón exterior, protectory necesario durante nuestros primeros años de inconsciencia, o menor consciencia.
Siguiendo ese camino, empezamos a vivir la vida con mayor soltura, comprendiendo poco a poco mejor la naturaleza de las cosas, los frenos que tenemos y no son nuestros, que otros nos han impuesto; las etiquetas, falsas, que intentaban definirnos, que nos limitaban, pero que ya no podemos aceptar. Así, sin prisa pero sin pausa, vamos creciendo en inteligencia y experimentando la vida cada vez con mayor libertad y con alegría auténtica. No la que surge del entretenimiento superficial, sino de lo más profundo de nosotros.
La madurez, por tanto es, más que un proceso de adquisición, uno de vaciado, para poder experimentar otras realidades, menos atadas a lo material, más elevadas.
Durante este proceso, y respetando siempre nuestro libre albedrío, vamos cambiando y aquilatando nuestra valía personal. Unas veces a la luz de una reflexión serena, pero otras, y esto es mucho más habitual, con dolor, con sufrimiento, no gratuito ni destinado a mortificarnos, sino necesario para hacernos recapacitar, para transmutar lo que es erróneo en nosotros por verdad, por autenticidad.



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