Cartas al Director

ME SIENTO ORGULLOSO DE PODER CONTRIBUIR AL MANTENIMIENTO DEL ESTADO ESPAÑOL, DEL PAÍS CATALÁN Y DE TODOS AQUELLOS QUE QUIERAN FORMAR UNA BANDERA NUEVA A BASE DE IMPUESTOS.

No soy pobre. O sí. Según se mire o según de que hablemos.

En lo referente al dinero, que es de lo que se suele tratar, no tengo demasiado. Ni siquiera un poco menos.

Por eso, porque no tengo dinero, me jode que se gaste en banderas, en religiones, en lenguas y en muchas otras cosas. Porque ese dinero que se gasta es el dinero que me quitan cada mes, cada tres meses, cada año.

Subvenciones para los medios de comunicación. Para las cadenas de televisión, para que puedan informarnos de los últimos cotilleos. En eso se van mis impuestos.

Subvenciones para las grandes empresas, para que puedan seguir creciendo y creando empleo, y que las pequeñas no puedan competir con ellas.

Subvenciones para todos aquellos que mueven el cotarro… y también para mí.

Si me busco un buen gestor me buscarán una buena trama para poder chupar yo también del bote.

El Estado se ha demostrado un mal redistribuidor de los fondos monetarios. El Estado, esa manzana llena de gusanos, gusanos que quieren recortar la manzana, aunque se pudra mucho antes así, o aunque haya que gastar más plástico para envolver muchos trocitos de manzana.

Hoy he recibido una oferta tentadora.

Tengo una empresa, que apenas se puede mantener a flote, en gran parte debido a trabas burocráticas, a estupideces administrativas y legales, etc.

Creo que puedo utilizar esas palabras cuando, habiendo solicitado y pagado unos permisos para llevar a cabo una actividad veraniega, en los meses de julio y agosto, me contestan a finales de agosto, o en septiembre, y me dan el visto bueno para operar, y cuando pido que por favor me retornen el dinero pagado (no hablo ya del dinero invertido y perdido, ni que valoren el tiempo y el esfuerzo…) me dicen que han cumplido los plazos legalmente establecidos. O sea, que somos estúpidos, el que escribe esas cosas, por ser capaz de escribirlas, y yo, porque me veo tratado como un estúpido.

Pero las leyes mandan, aunque estén mal hechas, y legislar, por ahora, aunque siga sin ser disciplina olímpica, seguirá siendo deporte nacional.

La oferta de hoy era la siguiente:

Un señor, que no era nuevo en esto, aunque su móvil sí que parecía bastante nuevo, y su ropa también, me ofrece facturarle, por ejemplo 500 euros (para empezar, no está mal), yo me llevo el 20% y él se lleva el resto, o eso entiendo yo. Tienen muchas subvenciones y hay que pasar gastos…mi empresa presta servicios, y tengo ¨libertad de facturación¨, por ahora los que gobiernan la manzana aún no son capaces de seguir mis movimientos, parece que todo está quedándose anticuado en un mundo que parece que gira cada vez más deprisa, aunque realmente la velocidad no ha cambiado.

Por tanto, hoy he perdido 100 €, y entrar en un negocio que pinta muy prometedor. Puedo prestar algún servicio, por supuesto, y facturar mucho más de lo que presto, y ya repartimos las subvenciones (por supuesto, repartimos como el pez más gordo decide, que el del móvil más nuevo también estaba más gordo que yo, supongo que da de comer a más restaurantes que yo).

A lo mejor me estoy excediendo en las acusaciones de avaricia, puede que de su 80% (aprox.) también done una parte a otra de las partes que permite que la economía se mantenga activa.

Total, que yo me he quedado sin mi parte del pastel, y ya me ha quedado claro, tiene otras opciones para realizar la misma jugada… de gol.

Viva este país del pelotazo, España, Cataluña o como se quiera llamar. Sigamos peleándonos por las banderas, y dejemos que los niños se entretengan con el móvil mientras tanto.