Semana Santa de Andalucía
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Andalucía con su esplendor especial y con ese brillo que le caracteriza, ha vivido un año más su semana Santa.
La riqueza sin igual de sus ciudades y pueblos, el amable carácter de sus gentes, el azul atractivo de su cielo, la luz que aviva y da fuerza a los corazones, todo ello y mucho más, cala profundo en nuestras vidas.
La semana Santa en Andalucía origina en el que la vive, en el que la siente y en el que la presencia, un sinfín de emociones. Emociones profundas que consiguen deleitar el alma y que el corazón se dilate y agrande. Hay miles de emociones calladas en la semana Santa de Andalucía, hay miles de sensaciones extraordinarias, hay miles de corazones rotos que se recomponen por el intenso amor de aquellos días.
El distinguido fervor de esta tierra no es comparable a ningún otro lugar. Su peculiaridad, la forma extremadamente delicada con la que se cuida todo, el arte, el tierno respeto a sus imágenes, el cuidadoso mimo con el que se vive, origina que todo sea distinto.
En Andalucía, en estos días, no cabe la vulgaridad anodina, no cabe la rutina, no cabe el desánimo ni el desaliento, no cabe el aburrimiento, no cabe la tibieza; aquí sólo caben expresiones del amor, intentar enriquecer aún más si cabe su propia riqueza y llenar las alforjas del alma: de paz, de armonía, de placidez, de equilibrio, de esperanza.
Yo he podido descubrir en las imágenes de la semana Santa de Andalucía: arte y belleza; un arte y una belleza que nos hablan: de amor, de vida, de sensibilidad, de grandeza. El culto que se da a estas imágenes en la calle es: un culto sublime, un culto sin igual, un culto rico y repleto de matices emotivos.
El amor de los cientos de costaleros, la disciplina callejera de nuestros nazarenos, el discurrir de la procesión por: calles, avenidas, plazas, callejas, parques, jardines consiguen un efecto de espectáculo extraordinariamente bello.
En Andalucía la semana Santa vive en sus calles y con sus calles; vive en sus gentes y con sus gentes; vive bajo su cielo azul y bajo el leve pero encantador resplandor de las estrellas; vive mágicamente con el esplendor de la luna llena; vive entre el atractivo olor de los naranjos en flor; entre monumentos encumbrados y entre callejas llenas de encanto y de hermosura.
La semana Santa y Andalucía no chocan, ni se estorban, pero sí conviven; conviven desde hace más de 500 años y siempre desde la perspectiva de un encuentro mágico.
El Andaluz o el turista que quiere disfrutar y sentir en el alma esta excelsa experiencia lo hace; el que quiere ver: ve; el que quiere oír: oye; y el que quiere vivir ajeno: lo hace; todo se respeta y Andalucía respeta a todos.
Es el respeto de la sana convivencia, es el respecto a las centenarias tradiciones, es el respeto que existe y ha existido siempre en una autonomía ejemplarmente madura, es el respeto de todos y a todo, es el respeto entusiasta del que sabe, vive y deja vivir.