Se fue a jugar al cielo.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Los padecimientos de Oliver estaban vinculados a un linfoma no Hodgkin que lo mantuvo varios días ingresado en la Clínica privada Loira, al no conseguir cupo en los hospitales públicos de Caracas, todos saturados de pacientes con diversas enfermedades y en condiciones sanitarias deprimentes.
En noviembre pasado se conoció su enfermedad, y sus padres, conscientes de la escasez de medicamentos, los solicitaron reiteradamente por internet.
Aunque algunos llegaron, no fueron suficientes debido a la alta demanda que existe en el país.
Oliver comenzó a ser conocido el 27 de febrero de este año, cuando se presentó a un centro del gremio de la salud en Caracas. Causó sorpresa al verlo ataviado con un tapabocas y portando un cartelito que decía:
- “Quiero curarme, paz y salud”.
Sin embargo, esta vez, la muerte llegó primero, sembrando de dolor a sus familiares, amigos y dando a conocer con más dramatismo la triste realidad de Venezuela.
Myrian Altuve Solórzano, compungida, comentó finalmente:
- “Juega libre Oliver, ya no necesitas la mascarilla… juega”.
Myrian sin conocer personalmente a este niño, como millones de personas quedó impactada por la triste noticia:
- “Oliver se fue a jugar al cielo. Se acabó la angustia, el dolor físico, las necesidades. Dios, concede fortaleza a su familia. Y a nosotros como país”.
- “Oliver nos dejó ese cartelito que sostenía en sus débiles manos:
- Quiero curarme, paz, salud”.
Esta fue una de las muchas y emocionadas frases que llegaron a los grupos de noticias en las redes sociales, dando cuenta del fallecimiento del niño Oliver Sánchez Berroterán la noche del 24 de mayo, en una clínica de Caracas, Venezuela.
Y escribió con fuerza Myriam:
- ¡Cuántos manitos hay en nuestro país pidiendo lo mismo!
Hoy este drama es una bofetada a este nefasto y dictatorial sistema de gobierno de Nicolás Maduro que impide que a Venezuela llegue la “ayuda humanitaria”, tal como lo han pedido la Iglesia y otras organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Fuente: Ramón Antonio Pérez