Rozando el cielo
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Estas navidades mi familia y yo hemos estado en una casa rural de sierra morena en la sierra de Andújar. En un lugar de ensueño, que parece más una estancia cercana al celestial paraíso.
La cercanía de un inmenso bosque de pinos, los grandes bloques de piedras propios del lugar, la armonía y perfección de toda la naturaleza alli existente, los olivos, las chumberas, la silueta de un horizonte en el que se entremezcla lo más bello de nuestra tierra con la belleza natural de ese cielo de Andalucía. Todo tenía una hermosura que gratamente impregnaba nuestros sentidos.
A veces es difícil explicar el mágico encanto de la belleza. A veces es difícil hacer el relato de una experiencia singular. La grandiosidad que podemos encontrar en un paisaje que se forma debido a millones de partículas que sintonizan entre sí ofreciéndonos un panorama singularmente bello es difícil de explicar y de describir.
Creo que es imposible describir la belleza en toda su magnitud y si se pudiera creo que sería porque esa belleza adolece de su propia esencia.
Podemos dar detalles, describir circunstancias, dibujar aspectos, relatar contenidos, pero en su absoluta inmensidad no podemos globalmente describir la belleza.
Lo más importante, lo esencial, lo genuino de un bello paisaje, de una bella mujer, de una bella obra de arte no se puede describir, pues en su plenitud sobrepasa a lo corpóreo y sensorial.
Describir la belleza inconmensurable de un acontecimiento es como despojarla de gran parte de su belleza, es como desnudarla ante nosotros quitándole por tanto ese mágico pudor que es el mejor de sus distintivos.
Dios en la sierra de Andújar ha dejado la huella irrefutable de su propia esencia, ha dejado importantes rasgos de su divina majestuosidad y todo esto es difícil describir, pues la belleza natural está inmersa en la belleza del alma.
Sin los atributos de nuestro espíritu no seríamos capaces de descubrir en todo su armonía la belleza, es por eso por lo que Dios en muchas circunstancias nos pide un abandono de lo pasajero para que entendamos mejor las realidades divinas.
Despojados de la materia vemos con más nitidez las grandes e inmensas bellezas que se encuentran en el infinito cosmos de la vida del espíritu.
Es por ello por lo que siempre a través de Dios todo lo vemos mejor: la naturaleza, la ciencia, el arte, la vida; todo esto se observa mejor bajo la óptica de un Dios que apasionadamente ha creado un infinito universo para nosotros. Acerquémonos a Dios y descubramos las maravillas inconmensurables de una creación perfecta, hecha solo para nosotros, para nuestra felicidad y para nuestro disfrute.
En estos días en Andújar hemos estado “rozando el cielo” y desde la lejanía hemos descubierto la magnitud de un algo inalcanzable, hemos podido descubrir destellos de un apasionante infinito, de un cosmos inimaginable, de una eternidad grandiosa. Dios estaba cerca pero un abismo inmenso, la propia limitación, impedía su proximidad, ya sabemos que Dios está; sólo nos queda, día a día, ir en su búsqueda: a través de la naturaleza, a través de la ciencia, a través del arte, a través de la majestuosidad del universo y a través de todos los seres humanos.