Empleo: Ni está ni se le aguarda
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Por mas alardes que proclame Rajoy, lo cierto es que estamos más cerca de una nueva depresión que de la tan pregonada recuperación, siendo reflejo de tal aserto, el fracaso de su política laboral a juzgar por la nula creación de empleo.
Como principal preocupación ciudadana, que la es, el objetivo de crear empleo y reducir el paro, en apariencia, se ha convertido en el discurso electoral por antonomasia, aún cuando, los distintos ensayos políticos llevados a término en la última década para poner freno a esta lacra social hayan resultado un estrepitoso fracaso, y ello, en razón al común denominador de una contraproducente desregulación del marco de relaciones laborales, que en si misma generalizó la precariedad, tanto a efectos de empleo como a nivel salarial.
Adversos aspectos que mas que dinamizar y estabilizar la situación, no solo la dificultaron sino que derivaron en lo «efímero laboral», hasta el extremo que la degradación de las condiciones laborales generalizó el subempleo como norma de contratación, eventualidad que añadida al escaso peso de la oferta, además de no satisfacer en modo alguno la progresiva demanda, hicieron que sus secuelas influyeran de forma perversa sobre el crecimiento y acentuaran con ello la contracción económica, que resulta ser el peor de los aliados; pues para crear empleo es condición «sine que non» que exista crecimiento económico, porque sin garantizar esta premisa, ningún mercado de trabajo por flexible que establezca su regulación será capaz de lograr este cometido.
Pero quienes como el PP rinden culto al credo neoliberal, lejos de apostar por la solidez de un crecimiento robusto y sostenible como soporte de una economía consistente y competitiva, en su porfiado empacho de austeridad, plegándose al dictado de los mercados, optan por el establecimiento de empleos de peor calidad, intentando al efecto colarnos como adecuadas el despropósito de sus políticas en curso, aún siendo una quimera que a través de la elasticidad inducida por el empeoramiento de las condiciones laborales y salariales se pueda lograr estabilidad en el mercado de trabajo, pues lo cierto es que con el actual formato económico de aplicación, por su inconsistencia y esclavizada dependencia, en repercusión, mas que propiciar el aumento de los índices de empleo vienen a intensificar el hundimiento del mercado laboral.
Por eso las cifras nos sitúan a la cabeza de Europa en niveles de precariedad, tal es así, que aún con mayor prestación salarial y garantizando mayor cobertura de empleo, los países punteros de nuestro entorno próximo son mas competitivos, y no porque su clase trabajadora sea mas laboriosa, sino por haber seguido políticas de planificación mas eficaces y coherentes, que lejos de conducirles como en nuestro caso, en dirección a la volatilidad del empleo, lo hicieron activando su capital humano, reordenando los sectores productivos, ajustando la formación a la demanda e innovando en la organización del trabajo, es decir, todo lo contrario a las medidas llevadas a término en nuestro país, cuyo resumen se limita a un histórico de atípicas reformas laborales, con un resultado final que pone de manifiesto que el mayor de los problemas del desempleo radica en el anómalo funcionamiento del mercado laboral, y todo porque la inestabilidad en el empleo, causa insuficiencias coartando con ello toda posibilidad de estabilización por estancamiento de la productividad.
Sin crecimiento económico, ningún mercado de trabajo por flexible que establezca su regulación será capaz de generar empleo
De ahí que en primer término, toda solución para el mantenimiento y la generación de empleo haya de pasar forzosamente por un cambio sistémico, una mutación al completo de la regulación laboral, que ponga término a la negativa singularidad del actual mercado de trabajo, reduciendo a mínimos la modalidad de contratos temporales, y haciendo que el despido mas que una rutina sea la última opción, para así desde una realidad mas acorde, aplicar parámetros de flexibilidad y productividad fundados en la formación y especialización del capital humano que consonante a resultados adjudique estabilidad laboral y permita el crecimiento salarial.
Aún cuando para impulsar otra política de creación de empleo, a lo ya expuesto, hay que añadir medidas complementarias de reactivación, destacando por preferentes, la habilitación de vías de financiación alternativas a la negativa bancaria en facilitar crédito a la economía real, la fiscalización y control de los mercados energéticos y de la utilización inflacionista de sus precios, al igual que la puesta en práctica de un sistema de fiscalidad que en el ámbito empresarial garantice el principio de generalidad, equidad y progresividad.
Como queda dicho, esa realidad solo se corrige a través de los estímulos que la situación requiere, pero nunca con prácticas de distorsión como las utilizadas por el Presidente Rajoy, que lejos de reconocer sus errores y proceder vía enmienda, se empeña en seguir manipulando la realidad, y ocultando que según la EPA, desde su toma de posesión hasta la actualidad las cifras delatan sin sesgo, que lejos de los éxitos que se arroga con su política laboral, la contundencia de los resultados pone de manifiesto que durante ese período no se ha creado ni un solo puesto de trabajo tal como vienen a refrendar el hecho que la tasa de paro se acrecentara sustancialmente en dicha temporalidad.
Y cuando esto es lo que acontece, es obvio que el empleo, ni esté ni se le aguarde.