Cartas al Director

Queridos Reyes Magos:

Ya queda poco para el día seis de enero, una fecha repleta de magia e ilusión, sobre todo para los más pequeños. O, al menos, así debería ser. Pero hay tantas carencias en nuestro mundo, que es normal que haya muchos niños que cuestionen vuestra existencia. Así que, para muchos, es muy bonito creer en vosotros, pero igual que creer en los cuentos de hadas. Quizá tengan razón. Así que volveré a comenzar mi carta, subsanando el error que es el comienzo, ya que puede hacer que algún lector se abstenga de continuar leyéndola.

Queridas personas del mundo:

Nosotros, los humanos, hemos logrado cosas incluso de mayor magnitud, alcance y cuantía de las que se atribuían antiguamente a la magia o la brujería. Todas las historias relatadas a lo largo de nuestra historia, reales o ficticias, han sido el fruto engendrado por la imaginación humana. Nosotros mismos, existan o no, hemos creado la magia, la fantasía. Fabulosas realidades, a la par que utópicas, han sido concebidas por la mente humana.

Yo os pido, y me incluyo como destinatario de esta demanda, que hagáis todo cuanto esté en vuestras manos para conseguir que gente que no confía en poder hacerlo, tenga la oportunidad de vivir momentos mágicos esta Navidad.
Pensemos cuántos niños no recibirán más regalo que la calidez de un abrazo de sus padres, si es que tienen, lo cual posee mucho valor emocional, pero no es suficiente para un chiquillo que aún ignora considerar muchos aspectos de la vida.

         

Y los hay en peores situaciones, que no podrán llevarse un trozo de turrón a la boca, o quizás ni tan siquiera un plato de sopa caliente. También hay enfermos que pasarán las navidades en hospitales, ancianos que lo harán en residencias o en sus casas, sin ninguna compañía…
Estoy absolutamente seguro de que podemos hacer mucho por ellos; visitarles, hacerles reír, pasar un buen rato junto a ellos; en fin, hacerles un regalo que no tiene por qué ser material…

          

Hemos logrado cosas que parecían imposibles. Viajar a la Luna, volar o comunicarnos con las antípodas en instantes, son metas que hemos superado y de las cuales muchas continúan mejorándose. Así, si hemos conseguido tantas cosas, y sobre todo en el último siglo, no dudo ni un momento que somos capaces de hacer mucho por nuestros iguales.

Estas navidades, regalemos alegría, felicidad. Regalemos pequeños y grandes momentos, ratos de charla. Quizás haya quien nos necesite para pasar un buen rato, para reír o recordar juntos, o tal vez precise de alguien con quien charlar, que le cuente cosas o, simplemente, que le escuche.

Pido que ayudemos a todas las personas que lo necesiten.

Pido que no haya nadie solo estas navidades.

Pido que no permitamos que ningún niño ni adulto lo pase mal en estas esperadas fechas.

Que no sólo todo el mundo tenga pan para comer, sino también unos polvorones o una tableta de turrón que disfrutar.

Así, lo que nos pido estas navidades a todos nosotros que, en conclusión, somos los que mejor podemos obrar a favor de nuestro mundo y de la sociedad, es que hagamos cuanto esté en nuestras manos por ayudar. Garantizo que no nos las llevaremos vacías, sino llenas de agradecimiento, satisfacción y orgullo de nosotros mismos. No seamos egoístas, y cumplamos el compromiso que tenemos para con la sociedad a la cual nosotros mismos pertenecemos.

Que nuestra imaginación no sea solo fantasiosa, sino la primera herramienta a utilizar a la hora de emprender nuevos proyectos y acciones solidarias. Ojalá podamos lograr, que podemos, todos los objetivos que planteo y los que se nos ocurran.

Feliz Navidad

Juanjo García Amorós