Pongamos que hablo de Ferrol
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Toda rebeldía tiene en su origen un factor causante, por eso, cuando los últimos treinta años de la historia de una comunidad se hayan de narrar otorgando especial protagonismo a la pancarta y a la manifestación, no es al colectivo de los inconformistas a quien debe adjudicárseles la progenitura de la conflictividad, pues en toda convulsión, la verdadera autoría debe atribuírsele en exclusiva, a quienes, ostentando el poder y obligados por tanto a tomar cartas en el asunto, por falta de proyección política y negativa a trabajar en la dirección adecuada, en vez de articular soluciones, optan por inhibirse del problema que desencadena la incitación al conflicto, suscitando así que la secuencia de la agitación social persista en el tiempo.
Conste que no estoy a referirme a un supuesto alegórico, pues lo dicho, mas que figurado es la plasmación efectiva de una realidad concreta, de una situación precisa que se produce en el contexto de un escenario geográfico determinado, cuya localización marginal al borde de la periferia del Estado, es la reproducción de un suburbio social donde se impone el liderazgo de los mediocres y la política es ejercida por unos titiriteros que antes de haber perdido su crédito ya habían extraviado todo control sobre el manejo del hilo trasmisor.
Estamos hablando del emplazamiento de los astilleros subvertidos, de la comarca de las reconversiones ficticias, de polígonos industriales tapizados de maleza, del lugar donde la tasa de paro supera a la de ocupación, de un contorno que se desertiza por su permanente sangría poblacional; obviamente todo esto y mas, define la adversa singularidad del marco territorial de referencia, que por pura lógica espacial no puede ser otro que Ferrol y su contorno.
Ya situados en este ámbito espacial, toca cantar verdades y recordar que el factor causante del descalabro de su principal actividad productiva tuvo su origen treinta años atrás, de ahí que intentar a estas alturas camuflar la complejidad socio económica de Ferrolterra en el contexto de la crisis general, es pretender eliminar páginas de la historia para invertir la realidad; y ello, con el perverso objetivo de intentar despistar la implicación política en la comisión de los hechos que llevaron al motor de la industria local a una crisis funcional, que transigidamente a través del tiempo y diseñadas turbulencias sistémicas hicieron agravar hasta su deriva en la actual situación de colapso que apesta a fase terminal.
Todo indica que estamos ante el conato de una tercera reconversión naval, eso al menos son las señas que se deducen del adelgazamiento de la cartera de contratación de los astilleros, como la incógnita añadida sobre el quehacer del día después a la extinción del segundo veto del sector; incertidumbre, que mas que tener respuesta creíble, va acompañada de evasivas políticas en versión interpuesta utilizada indistintamente por el PP y el PSOE, que como artífices de la debacle, intercambian su papel atendiendo al juego inverso que les demanda el hecho variable de ejercer como gobierno o intervenir de opositor.
En todo caso un referente de ambigüedad, que pone de manifiesto la escasa fiabilidad que tras treinta años de inutilidad, deben merecer los miembros de este duopolio político para representar y luchar por los intereses ciudadanos de esta comarca en el marco de la Unión.
Por tanto, se ha de afirmar que la precaria situación que vive a tiempo presente el sector naval de la comarca, mas que venir dada por condiciones de mercado o competencia, es causa refleja del escaso peso político de quienes ante Europa en cómplice y repulsiva conjunción, reiteradamente, durante cinco legislaturas desde nuestra adhesión, asumieron la restricciones y limitaciones impuestas a la cuota de tonelaje asignada a nuestro sector naval, claudicando así a las interesadas exigencias de otros estados miembro.
Y es por ello que ahora, cuando entramos en víspera electoral sea obligado revisar conductas para decantarse por lo correcto, y nada mas apropiado que comenzar por discriminar actitudes pretéritas para así oxigenar la dinámica democrática apostando por candidatos idóneos, `por hombres y mujeres con carga de honestidad probada que lejos de incumplir sus promesas al día siguiente de las elecciones, se mantengan firmes en la defensa y continuidad de nuestra Industria de Síntesis, en el contexto de un marco de compromiso, reciprocidad, transparencia y lealtad.
En razón a los hechos, ya debiéramos estar de vuelta y saber que no se ganan las elecciones el día de la votación sino en el hacer del día a día, y que las campañas electorales solo valen para promocionar lo que nunca se llega a cumplir, de ahí que el 25 de mayo, por el futuro de esta comarca estemos obligados a plantar ruptura con el pasado, con quienes por todo resultado aportan una enciclopedia de treinta años de engaño y tres décadas de incorrección.