Cartas al Director

Ciertos partidos, bajo el disfraz de inquisidores en defensa de la pureza virginal, están llegando al límite de creerse, ellos mismos, los únicos puros y castos dentro de su apartheid político.

Hay corrupción porque hay personas corruptas, pero también hay corrupción moral porque existen personajes que viven proclamando a los cuatro vientos las filtraciones vergonzantes del mundo judicial, policial y ciudadano. Voceros de mierda ajena, en nombre, dicen, de una democracia limpia.

Existen profesiones que parecen enaltecer a los que las practican y hay profesiones que piden a gritos ser separadas de profesionales chivatos, lameculos e inquisidores interesados.

Muchos nombres y familias de esos nombres tendrán que recorrer el camino, que llaman de convivencia, agazapados y señalados por esos modernos bandoleros, voceros bien pagados, repletos de escopetas, retacos y trabucos que sin matar entierran la dignidad.

Hoy, los ríos se desbordan supurando lo peor que en su recorrido recogen.

Seamos previsores. Limpiemos sus cauces.

Draguemos su camino, aun sabiendo que la basura volverá a aparecer en la siguiente legislatura. Seguramente con nombre diferente.