Cartas al Director

Llevamos observando desde el pasado día veintiséis de mayo, en el contexto de las elecciones al Parlamento Europeo, el ascenso del partido político de Pablo Iglesias. Puedo afirmar que sé de este grupo de personas, entonces minoritario, desde bastante antes de dichas elecciones. Leí un artículo en la prensa que hablaba de los nuevos partidos políticos que se iban a presentar candidatos. Eran VOX, el Partido X, Podemos, Ciudadanos… Unos más recientes que otros, pero todos eran novedades, alternativas a “los de siempre” para la hora de votar.
En un párrafo, hablaba de una petición que habían realizado a la ciudadanía para colaborar en una recogida de firmas, ya que es necesaria una cantidad mínima para presentarse como partido político a dichas elecciones europeas. Esto fue lo que llamó mi curiosidad por dichas agrupaciones, y lo que me hizo querer saber más. Así, me puse a investigar, indagando en sus páginas web, sus perfiles en las redes sociales, los de sus candidatos, sus programas electorales…

Descubrí que Podemos no planteaba ser ningún problema, mas cuál sería mi sorpresa cuando poco después comenzó a aparecer su líder en varias cadenas de televisión, tanto en noticias como debates o entrevistas, y a inundar páginas de diferentes periódicos. Indiscutiblemente, fue de esta forma, de los partidos recién surgidos, al que más se publicitó.

Recuerdo que la noche del veintiséis estuve siguiendo toda noticia que se publicaba en las redes sociales sobre posibles resultados, y por la mañana supe los definitivos. ¡Cinco escaños había conseguido el partido de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo! No tardaron en pregonar la noticia los medios de comunicación, y ese mismo día era conocida por todos. Mucha gente hablaba, alarmada, de su increíble “victoria”, teniendo en cuenta que su formación tenía tan solo unos meses de antigüedad.

Desde entonces, la publicidad a Podemos ha ido aumentando día a día.

Y voy a decir más. Hace unos meses visité por el período aproximado de tres semanas Inglaterra, y me sorprendió cómo mucha gente a la cual preguntaba no conocía a Mariano Rajoy, ni a S.M. el Rey don Felipe, ni a periodistas importantes, como puede ser Pedro J. Ramírez. Sin embargo, y lo cual fue motivo de mayor y no grata sorpresa, sí sabían de dos personalidades políticas de nuestro país: Francisco Franco y Pablo Iglesias.

Durante el pasado mes de octubre han salido a la luz más casos de corrupción que nunca, auténticos escándalos que han terminado enfureciendo a una gran mayoría de los españoles. En cuestión de semanas, las encuestas nos han indicado que Podemos se situaba como tercera fuerza política, después segunda adelantando al PSOE y, finalmente según las publicadas este fin de semana, primera, habiendo sufrido el PP un gravísima caída en cuanto a la intención de voto. Queridos conciudadanos, es momento de preocuparnos. 

Ahora, quiero dedicar (o dirigir, más bien) lo que me queda de carta al tan conocido Pablo Iglesias. Porque creo que es hora de que dé la cara, de que explique tantas cuestiones sin resolver, o tantos problemas que se han ido amontonando en titulares de periódicos y preocupadas voces de muchos exaltados ciudadanos, y quiero darle la oportunidad de expresarse, siempre que conteste a las preguntas con respuestas, y no con más preguntas o lecciones morales como habitúa a hacer.

Señor Pablo, quiero comenzar hablándole de lo primero que se viene a la cabeza de muchos de mis conciudadanos al pensar en ustedes: Venezuela.

Venezuela es un régimen imposible de llamar democrático como en su partido hacen, al igual que Cuba. ¿Cómo es posible reconocer que se admira el modelo de dos dictaduras que oprimen a su pueblo, y conseguir los votos de la gente?  Quiero recordarle que, en plena sesión  parlamentaria, se agredió a una diputada de la oposición hasta el grado de necesitar hospitalización por haberle roto la nariz. Tiene nombre y apellidos: María Corina Machado. Es una persona. Por tanto, tiene unos derechos, y en un estado que se declara a sí mismo (y ustedes declaran) democrático, tal acción es inconcebible. Por no hablar del preso político Leopoldo López, que fue encarcelado por su ideología, contraria al gobierno chavista de Maduro. No falte decir que su mujer está desesperada por buscar su liberación, que es castigado en prisión con echarle excrementos y heces, y que ustedes, que condenan todo aquello que creen injusto (quede constancia de que en algunas cosas les doy la razón) se han negado a admitir que tales actos son antidemocráticos. Recuerdo que hace poco irrumpió en un mitin suyo el señor Alberto Casillas, famoso por proteger en una manifestación a un grupo de jóvenes. Recuerdo bien sus palabras: «En Venezuela están matando a los jóvenes. Mi esposa no puede comprar papel higiénico ni comida ¿Ha asesorado al Gobierno de Venezuela en eso?”. Con ello, le doy la oportunidad de explicarnos qué son esos papeles que afirman que usted asesoró al Gobierno de Venezuela que tanto admira. Y, a propósito: ¿el nombre de su partido es invención propia? Lo digo porque ya existe uno con la misma denominación en Venezuela. Tengo otra pregunta para usted. A Maduro se le apareció un pajarito con el espíritu de Chávez, según nos dijo. ¿A usted también, o mejor dicho, se apareció usted con el espíritu chavista en “el pajarito”? Y con ello me refiero al pajarito azul el de Twitter, la red social en la que, en su cuenta oficial y verificada, publicó: “Llego al cuartel de la montaña donde reposa Chávez, y un militar se emociona con mi camiseta de los Panteras Negras. Se la regalo. ¡Qué gran país!”

También tengo una cuestión para usted sobre un tema que ha causado gran revuelo. ETA. ¿Cuál es, definitivamente, su postura respecto a eso? Yo, personalmente, no votaría a alguien que pide la liberación de presos etarras sin argumentar su inocencia. Piense en el dolor de las víctimas, en si algún familiar suyo hubiera fallecido por un atentado terrorista. Recuerdo un debate de La Sexta Noche, programa de LA SEXTA, en el cual se estableció una conexión telefónica con Esperanza Aguirre. Ella le pidió que repitiese la frase “Los etarras son asesinos”, pero tras varios intentos, no lo consiguió. Lo que sí logró fue descubrir, no sólo una sonrisa, sino risa por su parte al mencionarlo. Yo, por mera empatía, creo que una víctima o familiar de víctima que al ver ese programa u oír algo sobre ETA, no reiría como usted. Es mi opinión, y respeto todas las opiniones de este país DEMOCRÁTICO.
También quiero darle la oportunidad de explicar las vinculaciones que se publicaron en la prensa este año de usted con este grupo terrorista. Al igual que le pido que nos explique lo de las “justificaciones políticas” de los actos de ETA, eso que explicó usted de que iniciaron una guerra porque es la forma de obtener la paz como resultado final de esta.

Quiero decirle, también, que he leído su programa electoral. Le felicito por haber conseguido consensuarlo democráticamente, o al menos eso se ha dicho, con sus afiliados. Coincido en algunos aspectos con usted. Quizá en bastantes, pero siento decirle que discrepo de las soluciones que propone. Por ejemplo, el impago de la deuda es impermisible. Lo último que nos falta es morosidad en el propio Estado español.
Visto también su desacuerdo con la Iglesia Católica, quiero hablarle del punto de su programa electoral en el que limita de un modo jamás visto el poder y las funciones de esta. Un estado laico no es un estado con ausencia de religión, señor Pablo, sino uno en el que existe la libertad de adoptar la creencia religiosa que uno considere oportuna.
En cuanto a acabar con los colegios concertados, mi opinión al respecto es que sería un error. Si hay gente que quiere educar a sus hijos según sus principios religiosos, está en su derecho de hacerlo y no encuentro inconveniente alguno, o si no desea llevar a sus hijos a un colegio público pero tampoco a un privado, o esto último le es, por los motivos que sean, imposible.

Pero, sin duda, un tema de especial preocupación es su programa respecto a los medios de comunicación. ¿Imposibilidad de ser privados? Eso es limitar a los periodistas. Hubo en España un hombre que también quiso hacer competencia del Estado la comunicación. Se llamaba Francisco Franco. Me sorprende un tuit de un círculo de Podemos. Dice así: “¿Eres periodista? ¿Es algo bueno lo que vas a decir? ¿Es útil lo que vas a decir?” y “Castigaremos a los periodistas que viven de crear histeria y alarmismo” “Castigaremos a los periodistas que estropeen la profesión”. Quiero preguntarle cómo debemos interpretar esto.

Sobre la propiedad privada y los sueldos, leo igualmente en otro tuit “Ganar más de tres mil euros es inmoral. Los ingresos que sobrepasen dicha cifra serán destinados al reparto social.” Espeluznante. Eso se llama injusticia. Cada uno debe ganar lo que se merece, y todos no merecemos lo mismo, es algo indiscutible.

Yo, como ustedes, respeto a los homosexuales y transexuales, y no tengo nada en su contra. Los considero ciudadanos con los mismos derechos, deberes y dignidad que yo. Pero discrepo en lo que respecta a un tuit de la misma cuenta anterior que dice así: “El Estado debe apoyar formas de vida alternativas más allá del rancio modelo burgués de pareja heterosexual con pretensiones de ser propietarios”. En esto, opino que falta al respeto a los heterosexuales. Reivindicar los derechos de unos no significa arrebatárselos a otros.

También le pregunto por otro tuit que dice “Seremos misericordiosos con los “peperos” que quieran transitar hacia la solidaridad y la redistribución.Con los otros no habrá piedad”

Por último, una cuestión más bien curiosa. ¿Por qué en Podemos están en contra de la Navidad y la Semana Santa, pero desean en Internet “Feliz Ramadán”?

Muchas gracias

Juanjo García Amorós