PLURIEMPLEO EN EL CIRCO.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro » Pájaros y plumas. Soliloquios en tempero»)
Como en pasadas ocasiones llega el Circo. Y con la alegría que debitan los altavoces y los carteles anuncio; dan a conocer por las calles del pueblo que traen pasatiempo.
No hay león en jaula que acompañe. Ni animal que haga la ronda. A falta de tigre o elefante en el campo pasta un dromedario joven, un borrico, una llama, un poni, y un espécimen con parentesco al carnero. Dos cabritas revoltosas. Una canela y otra veteada en negro; confundidas en principio por cachorros de perro.
La algarabía de los habitantes del Circo… ¿Qué fue de ellos?
Las jóvenes que en actuación otrora se las viera revolotear a la espera de la asistencia… ¿Donde están ahora?
¿Y el Señor en edad respetable que ayudaba en el menester de levantar la carpa?
Una pareja y dos niños en edad muy temprana. Es cuanto en apariencia habita la caravana de “Los Reyes del Circo”.
La admiración que desatan es para reflexión.
Llegan con el camión donde albergados están los animales y que a la vez arrastra la caravana y una furgoneta conducida por la componente femenina que tira del remolque donde llevan plegada con esmero la carpa.
Durante casi dos jornadas solo los vehículos confirman que allí está el Circo. Así como los animales que puestos a mesa servida (ya que el campo tiene abundante herbajo) están en pradera. Dispuestos con larga cadena y por separado han sido atados a barrón de hierro introducido en la tierra.
No sé si la flema es inglesa pero hay que decir que ellos siendo franceses tienen algo muy especial difícil para el español de manifestar: Trabajo pausado y con resultado óptimo.
Nada de barullo. Mano a mano levantan la carpa y dan comienzo a amueblar pista. Toma de agua… de luz… El jueves función convocada.
Los primeros espectadores marcan fila y la misma persona que hace unas horas levantara la carpa vende las entradas.
Las actuaciones son repartidas. Los pequeños en grada que acompañados están de sus progenitores se asustan o ríen según sea quien aparezca en pista.
El Circo hecha su puerta azul y la carpa muestra el rojo y amarillo. Colores de la Señal Real Aragonesa.
Al día siguiente la función tendrá parecido con la de la víspera y luego llegará el silencio.
¡Dos personas! Dos personas son capaces de alimentar todo un Circo.
(No el circo que montan nuestros Padres de la Patria con seiscientos asesores)
Apenas las siete de la mañana…
Un vaso de café y comienza el trabajo que dejaron la víspera (habiendo ya recogido carpa y cargada en el remolque).
Llega el momento de soltar a los compañeros de cuatro patas y llevarlos a su lugar de traslado.
Recogidos cables.
Desmontados accesorios.
Se anuncia la inminente partida.
Toma cabeza la furgoneta y remolque. Le sigue el camión y caravana. Esta; con la decoración expresiva de dos payasos.
¡Feliz rodaje!
Carmen Amigó y Pérez-Mongay