Pilares del cristianismo.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Para procurar en todo lugar y circunstancia vivir como auténticos cristianos es conveniente previamente adquirir una buena formación, formación que habrá que continuar después durante toda la vida; para, como el deportista, estar siempre preparado con los adecuados conocimientos.
También es conveniente fijar con firmeza cuáles son los pilares sobre los que se sustenta la vida cristiana, para intentar en cada momento vivir de acuerdo a estas realidades y a estos soportes; y que de este modo haya efectivo realismo: en nuestras vidas y en el intento cotidiano por adquirir la virtud y acercarnos siempre al bien.
A continuación expongo algunos de estos pilares que son imprescindibles para el cumplimiento de nuestras nobles vivencias:
- El trabajo bien hecho, realizado con dignidad y cara a los demás y a Dios.
- El aprovechamiento del tiempo, sabiendo que hay mucho por hacer y a muchos que ayudar.
- La familia, que es el vehículo primordial de la vida y la expresión máxima del amor humano y divino.
- El amor a Dios como pilar fundamental que da sentido a todo.
- Las prácticas de vida cristiana: oración, sacramentos, presencia de Dios. Todo esto es el sólido entramado de nuestra unión con Dios y a través de Él con todas las personas.
- El amor a los demás como pieza prioritarias en el puzle de nuestro cristianismo.
- La ayuda a los necesitados como eslabón fundamentales de la cadena del amor.
- La preocupación por los problemas de nuestro mundo. Ello ha de ser para nosotros un compromiso y una vivencia.
- Nuestra defensa, sin fisuras, de la vida.
- Nuestro posicionamiento permanente al lado de la justicia.
- Nuestro testimoniado de Jesucristo, con ejemplos siempre vivos y con palabras enraizadas en la verdad.
- La pureza en el alma y en el cuerpo, como garante de una limpieza inmaculada y encaminada al servicio.
- El trato con los demás en el que ha de estar siempre presente:
- La amabilidad, la cordialidad, el cariño, la ternura, la delicadeza…
- La defensa de la verdad.
- La vivencia de la virtud y la lucha permanente por desterrar de nuestra vida los vicios: usura, envidia, mentira, murmuración…
- Vivir siempre: con honorabilidad, transparencia, honestidad, sabiendo que son como antorchas de luz de una vida en Cristo.
- La lucha por conseguir la libertad y la paz en todos los lugares y circunstancias.
- La aceptación del dolor, de la enfermedad, de la contrariedad sabiendo que Dios lo permite para conseguir la plenitud en el camino de nuestra vida.
- La fe, la fe como un efluvio divino que nos llena de esperanza y nos conduce al amor.
- Y por último la esperanza vigilante y el anhelo permanente del cielo; ese cielo, eterno e infinito, que será el colofón glorioso de nuestra existencia.
Y unas palabras de San Josemaría:
- “Jesús se acerca a aquellas barcas y se sube a la de Simón. ¡Con qué naturalidad se mete el Maestro en nuestra barca!: para complicarnos la existencia delicadamente, amorosamente”.
- “Después se dirige a ellos: ¡bogad mar adentro, y echad vuestras redes! Fiados en la palabra de Cristo, obedecen, y obtienen aquella pesca prodigiosa. Y mirando a Pedro que, como Santiago y Juan, no salían de su asombro, el Señor les explica: …. de hoy en adelante serán hombres los que habeis de pescar. Y ellos, dejando todas las cosas, le siguieron”.
- “Tu barca —tus talentos, tus aspiraciones, tus logros— no vale para nada, a no ser que la dejes a disposición de Jesucristo, que permitas que Él pueda entrar ahí con libertad, que no la conviertas en un ídolo. Tú solo, con tu barca, si prescindes del Maestro, sobrenaturalmente hablando, marchas derecho al naufragio. Únicamente si buscas, la presencia y el gobierno del Señor, estarás a salvo de los reveses de la vida. Pon todo en las manos de Dios: que las buenas aventuras de tu imaginación, tus ambiciones humanas nobles, tus amores limpios, pasen por el corazón de Cristo. De otro modo, tarde o temprano, se irán a pique con tu egoísmo”.
Y para terminar recalco: Tú solo, con tu barca, si prescindes del Maestro marchas derecho al naufragio, te vas a pique. Tus amores limpios a pique; tus ambiciones nobles a pique; tus éxitos a pique; tu vida a pique. Sin Jesucristo todo a pique y con Él todo a salvo.