Hace unos días, cerrando julio 2023, recordaba el fallecimiento de mi madre.
Eran otros tiempos; tuvimos que soportar un angustiosa agonía, suavizada al final por la mano cariñosa de Amparo, mi esposa.
Todavía, hoy, a pesar de todo, algunos se atreven a dejar de lado los cuidados paliativos, prefiriendo ofrecer la eutanasia voluntaria (cosa totalmente falsa).
Mi madre murió en paz; sufrió muchísimo, pero se fue con el consuelo cercano, acariciada por una persona que sólo quería verla cerrar sus ojos en paz, Amparo.
Ese mismo día, 30 de julio de 2023, también recordé a mi padre. Murió suplicando le suavizaran el dolor: “Dios mío, Dios mío, no puedo más…”. Una bombona de oxígeno suavizó sus últimos momentos, yéndose despacio sin darse cuenta. Mi último beso fue para quitarle la mascarilla de oxígeno.
Este día 30 de julio de 2023, estaba con mi esposa amparo en Misa, en la parroquia de la Madre Maravillas de Jesús, en Getafe.
Recordé a mis padres y de paso a mis cuatro hermanos José, Felipe, Jesús y Luis… Suavicé mi garganta, tragando mi dolor silencioso… Todos se fueron y con todos tuve la suerte de estar y Amparo, mi esposa, al lado.
Hablé a Jesús, a María, su madre, al Hermano Rafael (San Rafael Arnaiz, trapense), mi amigo y les pedí por todos ellos. Dios es, sobre todo, BONDAD ¿Verdad, Hermano Rafael?
Todos tuvieron una vida de trabajo, ajetreada, complicada, por los años de post guerra. Mis padres eran, como dice el evangelio, los “últimos que se acostaban y los primeros que se levantaban”; mis hermanos fueron muy buenos profesionales, gracias a la pequeña pero aprovechada formación que mi padre les ayudó a tener. Todos emigraron al País Vasco, menos José que se especializó en diseño para la Renault.
Los del País Vasco se adaptaron a las circunstancias; su arma, el silencio.
Alguno de ellos tuvo que enviar a sus hijos a Valladolid para que fueran atendidos por su abuela María, mi madre.
María, la de José; pobre pero siempre tenía un plato semanal para uno más pobre, que todas las semanas acudía a casa a comer. Yo creo que eso era lo que conocemos como “milagro”.
30 de julio de 2023, sentado ante Ti, Señor, con “mi santa”, Amparo, pasé la película de todos ellos; mis padres emigrantes desde Villavicencio de los Caballeros (Valladolid); dejaron todo y con todo se quedaron algunos “sin nombre”, que se decían familiares. Recogieron sus maletas y con sus cinco hijos y mi abuela Luisa, mujer fuerte y austera, siempre dispuesta, partieron hacia la capital de Castilla la Vieja en busca de trabajo.
Como suelo decir siempre: “SÓLO LA NOCHE VEÍA SUS LÁGRIMAS”… el resto del día, sólo lucha, estudio y trabajo.
Nuestra ropa se heredaba y los libros se emborronaban con lápiz que después una suave goma limpiaba para el año siguiente.
Los Reyes Magos, se preparaban la víspera, a crédito, en la tienda de “ultramarinos o la papelería vecina”.
El día a día era muy sencillo: el desayuno leche aguada o puré muy suave; la comida calderetas de todo tipo; la cena, acompañada del Santo rosario, solía ser sopa de ajos o algún resto del mediodía.
La compra de todo lo necesario se hacía en la tienda de “ultramarinos” de Pili y María Jesús, hermanas solteras, “banco sin intereses, de todo el barrio”.
El Gobierno nos proporcionó una hermosa casa para los siete hermanos (dos más nacidos en Valladolid, Manolo y yo, Ángel); allí crecimos en hermandad con todos los vecinos, para lo bueno y para lo malo.
Frente a nuestro bloque, el cuartel general de la Guardia Civil, en aquellos tiempos estamento con los que no se debía tener demasiado trato, pero la realidad era que el intercambio de comida y elementos necesarios estaba al orden del día. De hecho mis padres fueron padrinos de hijos de Guardias Civiles y dichas personas han sido siempre muy queridas por todos.
Cuento todo esto porque recordando el fallecimiento de mi madre, me vino a la cabeza toda una historia que ahora resumo incompleta, por las circunstancias.
¡ÓJALA! Volvieran todas aquellas personas que, en silencio, guerrearon y levantaron un país destruido, pero que tenía ganas de renacer. Creo que lo consiguieron.
Hoy, por desgracia, alguien intenta inventar otro mundo, lleno de dádivas a devolver con votos, de bancos orgullosos de hipotecar a los más necesitados y de indiferencia humana disfrazada con regalos “siempre pagados de alguna forma”.
¡ÓJALA! VOLVIERA AQUEL MUNDO QUE HICIERON NUESTROS PADRES.
¡ÓJALA! VOLVIERAN TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE SIEMPRE LLORABAN DE NOCHE PARA QUE LOS HIJOS NO LAS VIERAN.
30 de Julio de 2023. Adiós Madre. Siempre te recordaremos. Amparo y Ángel
05-08-2023