Otro municipalismo es posible
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Se ha de tomar conciencia que la reforma electoral del PP, no es más que un intento de controlar las alcaldías a través de un proceso de deterioro democrático, que en si mismo entraña una dificultad insalvable para trabajar por el interés general y el bien común de la ciudadanía, y por tanto, es obligado combatir con rotundidad.
Aún no existiendo un proyecto de ley al respecto, solo quien practica la controversia política de adjudicar medallas de Castelao a la par de negarse a condenar los excesos del franquismo, unilateralmente y a menos de un año de las elecciones municipales, se le puede ocurrir el dislate de seguir alimentando la sinrazón de echarle un nuevo pulso a la democracia para alterar por propio rédito político la vigente normativa que regula el proceso electoral en el ámbito local, y todo, desde la perversa oportunidad que le brinda el hecho de disponer de mayoría absoluta en las Cortes Generales, aún cuando tal ventaja, al no ser otorgada para dicha finalidad haya de entenderse como un proceder de pura conveniencia, utilizado al solo objeto de burlar la expresión mayoritaria de los electores, cuyo escamoteo, reviste de nulidad su contenido dada su condición ajena a la voluntad popular.
Hablar por tanto de regeneración democrática al referirse a semejante simulacro, cuando lo que en realidad pretende el PP es cambiar las reglas del juego para garantizarse el mayor número de alcaldías, viene a acentuar su acusada nostalgia del pasado y por analogía, su manifiesta tendencia de aproximación a la «democracia orgánica» de tiempos pretéritos.
Toda una ofensiva reaccionaria que pone al descubierto el verdadero ADN político de quien intenta sustituir el sufragio universal, libre, igual y directo por una versión cada vez mas comparable con la utilizada en aquellas elecciones corporativas por el tercio familiar de épocas del franquismo, y cuya finalidad al igual que entonces, tiene por único objetivo hacerse a cualquier precio con el control de los ayuntamientos, como eslabón de enganche para asegurarse el poder omnímodo del Estado
En tal sentido, haciendo destape de la realidad es obligado confirmar que las nuevas reglas de juego que promueve el PP al margen de los electores, por mas excelencias publicitarias que se le atribuyan, su verdadero propósito se corresponde en exclusiva con un ejercicio de absolutismo en clave partidista, que además de no beneficiar en nada a la ciudadanía tampoco viene a mejorar los niveles de calidad de nuestra democracia; pues aparte de ahondar en la desigualdad del voto, facilita la entrada en escena de la inconstitucionalidad que representa la nueva modalidad del reparto de escaños de concejal, al ser distribuidos de forma desigual, acorde a la atípica consumación de una mayoría divergente con los apoyos obtenidos en las urnas.
Aparte de la dudosa constitucionalidad que rodea la iniciativa reformista del PP, el contenido de la misma es un ataque a la línea de flotación del municipalismo
Pero no solo es Rajoy y su séquito de allegados quienes intentan disfrazar de normalidad este ataque frontal a la democracia, sino que los representantes del sector conservador del municipalismo, sin tampoco escuchar la opinión de sus directos electores, dejándose llevar exclusivamente por los dictados de su partido, no dudan en hacer una defensa cerrada del planteamiento de Reforma de Ley Electoral Municipal esbozada por los mas destacados miembros del Ejecutivo.
Y así, mientras los candidatos designados a dedo en el seno de la organización conservadora, se atreven a erigirse en adalides de la representatividad utilizando por interesado argumento la necesidad de reforzar la voluntad ciudadana frente a los pactos, la falacia de sus postulados se hace patente cuando a espaldas de los electores, optan por darle continuidad al anacronismo que supone hacer gala de demócrata al tiempo de participar activamente en la incongruente elección indirecta de los diputados provinciales, donde al parecer, si procede mantener vigente lo que resulta a todas luces injustificable
Nadie cambia las cosas para perjudicarse, por eso que tras la propuesta de Rajoy de variar el régimen electoral introduciendo un sistema de representación a la carta, mas que percibirse un fortalecimiento de la democracia a nivel local, se advierte la devaluación de la representatividad institucional, como también una merma del pluralismo social y político; síntomas de involución, propios del debilitamiento que en todo sistema de libertades, surge cuando inadecuadamente, en clave partidista se altera la normativa que regula los procesos electorales, y en consecuencia a ello, se propicia que una minoría pueda ejercer el gobierno contra la voluntad de la mayoría.
Aparte de la dudosa constitucionalidad que rodea la iniciativa reformista del PP sobre la elección directa de alcaldes a través de la lista más votada, el contenido de la misma es un ataque a la línea de flotación del municipalismo, por cuanto, su finalidad no responde tan solo al interés por conservar artificiosamente su representación hegemónica ante un mas que predecible revés electoral, sino que su aplicación por restrictiva causará una clara regresión al autogobierno local, justo cuando la auténtica regeneración de los ayuntamientos mas que adulteraciones democráticas como la presente, exige la puesta en práctica de medidas que contribuyan a garantizar mayores cotas de democracia real, directa y participativa.