¿Nuestro corazón es valiente o encogido?
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
El Papa Francisco, hace unos días, destacó el admirable compromiso evangelizador de San Pablo, cuyo corazón «está siempre firme y en continuo movimiento».
San Pablo llega a Licaonia para evangelizar y en el nombre del Señor curar a un paralítico. Al ver ese milagro, los paganos piensan que Pablo y Bernabé son dioses bajados a la tierra. A Bernabé le dan el nombre de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio. “Y a Pablo le costó mucho lograr convencerlos de que eran hombres” recordó el Santo Padre. Así nos sucede habitualmente a nosotros, no queremos creer en Jesucristo y sin embargo cada día inventamos nuevos ídolos: dinero, poder, placer… a los que adoramos y a los que nos sometemos.
«Nosotros tenemos tantas vivencias, estamos en medio de tantos acontecimientos que nos mueven de un lado a otro… Pero hemos pedido la gracia de tener el corazón firme, como lo tenía Pablo, que, para no lamentarse de esa persecución que sufrió se fue a otra ciudad, para empezar a predicar allí y curar a un enfermo. Y proclamó que hay un solo Dios, con el lenguaje cultural de ellos. Una cosa detrás de otra. Y esto sólo viene de un corazón firme». De esta manera tenemos que actuar, una cosa y otra y otra, sin tregua y sin descanso, buscando en todo a Dios y buscando en todo ayudar a los demás: con nuestro ejemplo, con nuestras habilidades, con nuestros dones, con nuestro tiempo y con nuestro cariño.
El Papa recordó que, en el Evangelio, «Jesús nos dice que el Espíritu Santo enviado por el Padre nos enseñará todo y nos recordará todo lo que Él nos ha dicho». Y Pablo tenía «su corazón firme en el Espíritu Santo, ese don que Jesús nos ha enviado. Si queremos encontrar firmeza en nuestra vida, debemos ir a Él. El Espíritu Santo está en nuestro corazón pues nosotros lo recibimos en el Bautismo. El Espíritu Santo nos da fortaleza, firmeza para ir hacia adelante en la vida entre tantos acontecimientos, como vemos en la vida de Pablo».
Así debemos de actuar siempre con fortaleza, con firmeza, con decisión y con contundencia, cuando, como en este caso, de lo que se trata es de transmitir el importantísimo mensaje de la paz y del amor. Dios siempre nos espera en estos acontecimientos y no podemos hacer esperar a Dios. El Dios del amor nos urge y nos urge como le urgía a Pablo.
Y el Santo Padre nos interroga «Con este ejemplo, nos podemos preguntar hoy: ¿cómo es mi corazón? ¿Es un corazón que parece un bailarín, que va de aquí para allá, que parece una mariposa… que hoy le gusta eso.. y va para allá? ¿Que está siempre en movimiento? ¿Es un corazón que se asusta de los acontecimientos de la vida? Y ¿Qué se esconde y tiene miedo de dar testimonio de Jesucristo? ¿Es un corazón valiente? O ¿Es corazón que tiene tanto miedo y trata siempre de esconderse? ¿Cuál es el tesoro al cual está apegado nuestro corazón? ¿Es un corazón firme en las criaturas, en los problemas que todos tenemos? ¿Es un corazón firme en los dioses de cada día? O ¿Es un corazón firme en el Espíritu Santo?».
El Papa invitó a preguntarnos dónde está firme nuestro corazón:« ¿Me dejo llevar por las vivencias o voy hacia esos acontecimientos con el corazón firme, que sabe dónde está? Hagamos este ejercicio hoy de preguntarnos cómo es nuestro corazón ¿es firme o no? Y si es firme ¿dónde está firme, en las cosas o en el Espíritu Santo? » (CdM – RV)
Esta es la maravilla de un Papa increíble como Francisco que amablemente, pero con firmeza, nos interroga y nos interpela para exigirnos y para indicarnos con claridad el camino; el camino de Jesús, el camino de la vida, el camino de la cercanía hacia los demás y el camino de la felicidad.