Nuestra confianza y el «Yo Superior»
Publicado por Gerardo Hdez Zorroza, Posteado enOpinión
Las preocupaciones nos asaltan, como abejas que defienden el panal, y nuestra confianza decrece, se esfuma materialmente, cuando perdemos de vista quienes Somos y cuál es nuestra auténtica Realidad. Que, en contra de lo que nuestra cortedad de miras sugiere, no es ni material ni física, sino sutil, inmaterial, trascendente.
Esta Realidad Superior (experiemntada en nuestras vidas como vislumbres), no precisa cuando la experimentamos por primera vez ya de más confirmación externa –aunque se nos olvida repetidamente–, ni reclama el reconocimiento de otros para estar bien –también se nos olvida–, y ni tan siquiera precisa de seguridades físicas más allá de lo estrictamente necesario para subsistir. Puede, incluso, a un nivel de alto de comprensión y desarrollo espiritual, hacernos vivir plenamente felices incluso mendigando.
La vida, en su papel supremo de maestra, nos enseña, en contra de nuestraa ilusiones de seguridad, a aprender a desprendernos de nuestros apegos a personas y cosas, de nuestro falso orgullo, y nos «da permiso» para reconocer sin sonrojarnos que somos seres falibles, aunque absolutamente perfectos en nuestras numerosas imperfecciones. A aceptarnos tal y como somos, descargándonos de las culpas que otros y la sociedad en general cuelgan de nostros para controlarnos.
Nuestra “seguridad económica”, o la opinión de los demás dejan de tener la importancia absoluta que les damos, y palidecen, cuando entramos en contacto con nuestro «Ser Interior», auténtico Ser Mágico, capaz de mostrarse tal cual es y que espera paciente, tras nuestro proceso experiencial, de aprendizaje, ser rescatado.
El problema que encontramos para completar este rescate, no crean que viene del exterior –de las dificultades que encontramos y de la gente–, sino que procede de nuestro interior. De un interior donde una imagen de nosotros mismos, medrosa, que aprendimos a reprimir convenientemente para sobrevivir emocionalmente en nuestros primeros años –la sombra–, lo tapa, sofoca y no deja que brote su Magia.
Ese Ser Mágico, nuestra Verdadera Esencia, no teme, pues Conoce, y es absolutamente independiente de juicios y circunstancias externas.
Y es cuando aprendemos a desprendernos en nuestras vidas de lo transitorio, de lo No Permanente ni auténticamente Real, cuando acortamos el camino de nuestro autoconocimiento, y tenemos a un paso aquello que vinimos a Realizar, a Completar, que no es otra Cosa que tomar conciencia de nuestra Divinidad, de nuestra Esencia. Donde todos Somos Uno.