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enero 2014

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Nos desvalijan nuestros propios protectores

Publicado por , Posteado enOpinión

 

 

Hace poco más de un mes leí un artículo denominado: “Indignos e indignados” en él, para comenzar, el autor: César Valdeolmillo citó una frase de un: filósofo, escritor, humanista, moralista y político francés llamado: Michael E Montaigne, que dice: “Nada hay más infame, que te desvalijen quienes deben protegerte” y esto está sucediendo desde hace años en nuestra España, y también por desgracia en otras partes del mundo. Vemos como cruelmente nos desvalijan, a unos y otros, sin que nos podamos defender. En cierta manera las autoridades, que nos gobiernan desde hace ya algunos años, nos están desposeyendo de muchas cosas y a mucha gente. Unos son desposeídos de su puesto de trabajo, otros de la validez de un título universitario que en España no sirve para nada, otros de los más elementales medios de subsistencia; a otros le roban sus ahorros, a otros sus viviendas, a otros a sus propios hijos, a otros su trabajo, a otros el estado del bienestar, a otros la realidad de una vida coherente y en paz; muchos sufren por no entender decisiones judiciales tan atrevidas como la del caso Parot, otros no pueden dejar de pensar en la crueldad terrible de ver en la calle, un día y otro, a los asesinos de sus propios familiares; otros buscan con dolor el cuerpo muerto de su hija mientras que su asesino busca prebendas para indicar el sitio; otros mueren de frío y de hambre y de tristeza y de desolación mientras los poderosos que nos gobiernan, de uno y otro signo, buscan con ingenio y con trampas:  hábiles y maquinadas la forma de justificar actuaciones terriblemente lamentables de robos de millones y millones de euros. Los partidos políticos, los sindicatos, las autonomías, los ayuntamientos, los financieros, los empresarios y un sinfín más de personas, de mucha u poca categoría, se justifican de sus  robos  para salir absueltos y no pagar lo robado anteriormente y además buscar el  “modo operanti” para volver a robar;  y mientras, los pobres por las calles tirados, los hambrientos  en los comedores de beneficencia comiendo a veces lo que les sobra a otros menos hambrientos, y mientras esto sucede algún que otro inquilino de la cárcel con las espaldas bien cubiertas por abogados, para que dentro de unos años estén en la calle pero con más paraísos fiscales de los que tenían cuando entraron en la prisión; y ya para colmo mientras según los abogados: la infanta  no sabía lo que firmaba; los ancianos y las personas de bien, cuando firmaron las preferentes: si lo sabían. Antes en España se decía que había “p___ s de lujo”  para algunos, hoy hay “ladrones de lujo”, algunos de ellos con coche oficial y con chófer; otros más atrevidos, hipotéticamente, incluso con bandera oficial en el auto y con escolta. La democracia que tenía que traer a  España la dignidad perdida, por desgracia se ha perdido también,  atracada por su propios representantes; ellos los dignos representantes de nuestros más dignas instituciones: se han corrompido y se han metido en las podridas  cloacas y en las aguas putrefactas, para desconsuelo de todos. Todo lo que sucede en estas esferas es terriblemente depresivo: la honradez de nuestros representantes, de día en día, en tela de juicio. Por desgracia ya nuestros jóvenes no conocen: lo que es la honradez, ni lo que es la honestidad, ni  lo que es  la transparencia, ni lo que es la credibilidad, ni lo que es  la defensa de los derechos de todos. Triste  es el paisaje y triste es el horizonte, y mientras, nuestros hijos: de emigrantes, o si se quedan aquí: de mil euristas, sin estabilidad en el trabajo y exprimidos en muchas ocasiones. Y por el contrario políticas por doquier: más congresos, más senados, más autonomías, más ayuntamientos, más cargos duplicados o triplicados o inventados y ERES falseados a manos llenas y con alevosía. Y pasa el tiempo y unos con su: “Puedo prometer y prometo” otros con: “ España va bien” otros que no se enteran de que había crisis en España y cuando se enteran miran para otro lado y siguen en la poltrona, y unos y otros llenando de viviendas el país hasta llegar a la saturación que originó la burbuja inmobiliaria o retando a España en la búsqueda de su independencia; y otros, asesinos recién salidos de la cárcel,  buscando presionar para que vayan saliendo los asesinos que aún quedan; y unos y otros tan contentos, pues a fin de cuentas ellos no pasan penalidades, las penalidades  las pasan los ciudadanos de a pie, ya que muchos de ellos tienen que sufrir, y silenciosamente, y calladamente, para de esta manera, seguir siendo indigentes o víctimas anónimas, para que el anonimato  al menos sirva para conservar la dignidad ¿pues si pierden la dignidad ya que les queda? Serian, más tristemente aún, el hazmerreir de la sociedad.


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