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domingo

17

febrero 2013

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MERCADERES DEL TEMPLO

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La “Santa” Iglesia Católica, gracias a Dios, ha sufrido un primer revés judicial por parte de la Audiencia Nacional, al negarle una indemnización que pedía por la intervención de Cajasur. La Cajasur que la Iglesia quebró, dejando a toda Córdoba y buena parte de Andalucía, arruinada para varias generaciones. Por esa “cristiana hazaña”, el Vaticano premió y ascendió a los Curas banqueros cordobeses que la protagonizaron. La Iglesia por supuesto, con su insaciable hambre y sed de dinero, no se conforma con esta sentencia y la recurre al Supremo. Si, porque esa ha sido su única preocupación y dedicación, la de pedir más y más y más. Cristo dijo que no se podía servir a Dios y al dinero, pero ellos han servido siempre en cuerpo y alma al dinero, utilizando a Dios para ello. Jamás mostró la Iglesia Católica arrepentimiento alguno ni pidió perdón (quizás lo haga dentro de mil años), por el inmenso daño causado en Cajasur, por el agujero de varios cientos de miles de millones que dejó y que se tapó con dinero público, POR HIPOTECAR Y EXPLOTAR A POBRES CONVENTOS, por su responsabilidad en los despidos de más de 150 empleados (uno de ellos suicidado por tal motivo), por la inmensa fortuna y los retiros dorados que amasaron algunos de sus Curas banqueros, por cobrar dietas por ir a Misa, por asociarse con especuladores y traficantes, por participar activamente en la formación de la burbuja inmobiliaria, por el uso de coches blindados y guardaespaldas, por las grandes mariscadas pagadas por la obra social, por su caciquismo y persecuciones, y por todos los abusos cometidos en todos los sentidos. No, nada de eso ha preocupado lo más mínimo nunca, a la “Santa” Iglesia Católica. Sólo el dinero y cuanto más mejor, a costa de lo que sea y de quien sea. Cristo, cuando expulsó a los Mercaderes del Templo, dijo: «Está escrito, mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».
Rafael Bueno.
Córdoba.


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