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junio 2019

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MANUEL BRIÑAS, Marianista, de pecador confeso a DILAPIDADO sin juicio (I)

Publicado por , Posteado enOpinión

Hace unos días falleció Don Manuel Briñas…, hombre.

Llenó su vida de ilusiones y debilidades. Las ilusiones las compartió con mayor o menor acierto… Las debilidades las asumió, las confesó y junto a ellas murió.

A Don Manuel Briñas, Manolo para su entorno, alguien, “muy dañado, muy dañado”, después de cincuenta años, le sirvió la venganza en forma de “sopa de letras”; venganza cierta, al igual que la denuncia verdadera pero con fines inquisitoriales poco limpios.

La prensa aireo la noticia de los posibles abusos a determinados alumnos; hechos que reconoció y como dice el pueblo: “Él se cayó y los demás le pisotearon hasta enterrarle vivo”.

Las malas lenguas se inventaron y publicaron una expulsión de su Congregación Religiosa que no se había llevado a cabo… pero la tinta impresa se encargó de hacer correr la mentira…

Al lado de este “circo romano” (porque había víctimas), estaban ciertas personas “sesudas”, de casi sesenta años, que sacaron a la luz, como posibles víctimas, los también posibles abusos de Manolo… Estas personas no fueron al Juzgado, no fueron a las autoridades religiosas, no presentaron pruebas fehacientes… NO, NO, NO… fueron a la Prensa para que en asamblea multitudinaria de lectores fuera condenado sin derecho a un juicio justo.

Estos señores, tan ufanos, tan responsables, tan fríos como la losa que hoy cubre los restos de Manolo se olvidaron de algo muy grave: EL SILENCIO DE CIERTAS CIRCUNSTANCIAS EN LUGARES DE MUCHA TRASCENDENCIA ES RESPONSABLE DE LOS POSIBLES DAÑOS QUE SE PUEDAN OCASIONAR EN EL FUTURO EN LAS MISMAS CIRCUNSTANCIAS.

“Señores valientes” ¡cuántos niños han pasado por las manos de Don Manuel Briñas!, ¡cuántos posibles abusos se habrían evitado si ustedes hubieran hablado en su momento!… Señores valientes… la pólvora mojada se pudre y huele mal… muy mal… como su confesión después de cincuenta años.

¿Qué pensaran sus vecinos de entonces?… Por culpa de ustedes a sus hijos les pudo pasar lo mismo porque unos “señores valientes” se callaron, vivieron felices durante cincuenta años y, cansados de tanta felicidad ahora se dedican a publicar las desgracias al uso de una muy moderna Inquisición.

Yo tuve a mis hijos en el Colegio Amorós, con Manolo. Me gustaría conocer a los señores denunciantes… a los valientes sin escrúpulos… a los que la vida de los demás niños de su época les traía sin cuidado, porque entre ellos estaban mis hijos.

Manolo, descansa en paz… aunque sea con el agujero en la nuca…



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