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abril 2012

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Lutos y cuervos

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A elecciones generales tocaron las Tortugas golpeándose fuertemente sus durísimos caparazones.
El astuto Búho antiguo diplomático del régimen presumiblemente en vías de extinción, habíase preparado de antemano el camino con vistas a ser pagado largamente de llegado el caso. El momento se prestaba y atusándose la barba recordaba aquel día en que fuera avisado en su despacho de la llegada a aquel país del norte de África en visita de amistad del ladino Lobo. Futuro pretendiente a la cabeza del gobierno. La cuestión era un tanto delicada ¿Cómo invitar a un futuro todavía clandestino sin desatar la cólera de los vigentes en el poder, si contamos eran sus superiores?
Escrúpulos aparte de lo que estaba seguro el Señor Búho es que como Presidente aquel sí que salía. Su condición de político hizo que correspondía invitarle a un frugal ágape y para ello mesas y sillas fueron a parar a los sótanos del palacete despejando la entrada en la que era CASA de TODOS. Se alzaba esta en céntrica calle de la llamada “La Blanca”, calle por la que más de una avispada rata se paseaba tranquilamente.
¡Discreción! Gestaba para sí. ¡He de saber jugar a dos vientos!
Llegó el día señalado y en la regia morada aquel que se vislumbraba candidato y posible ganador del Imperio. Siendo joven. Deportivamente vestido. Enseñaba su blanca dentadura y mostraba la mejor sonrisa. A la puerta recibido fuera por el creyente a doble banda. “La recepción” debería de tener plural faz; la suya como embajador en funciones que se atribuía y la de vista a los convocados: Pueblo de posibles votantes en cambio
Sonrisas. Presentaciones. Ruegos y preguntas. Sin olvidar las olivas, galletas saladas y el zumo embotellado. Alguien rompió el picoteo con una pregunta.
-Señor Lobo… ¿Qué piensa de nuestros compañeros aquellos que un día lucharon por la igualdad y ahora son ancianos en esta alejada tierra de nuestra Patria? Quien esto preguntara era el señor Castor que aquel día colocó en el lado izquierdo sus condecoraciones y medallas reliquias del pasado.
El segundo en preguntar fuera el señor Oso. Bonachón y trabajador que había entregado su vida a un trabajo del que disfrutaba. Para su pena, y la de su esposa, habían perdido una hija en accidente de coche en aquellas tierras.
-Señor Lobo… ¿Y nuestra vejez…, piensa mejorarla? Son tantos los años en esta casa que me gustará volver a suelo patrio y vivir dignamente.
Muchas preguntas. ¡Nulas respuestas! Las reemplazaban las sonrisas. De no haber oído hablar antes al señor Lobo cualquiera habría pensado era mudo.
Pausada y discretamente hizo su aparición un caracol (mote en Galia) y como ciudadano del suelo que pisaba le preguntó por trabajo y mejoras.
Terminada la comedia de anfitrión y visitante una visita de cortesía a la planta baja del edificio (la otra estaba reservada a las personalidades) y el Lobo todavía no lo era.
De entre los reunidos alguien guardaba distancia. Era la curiosa Lechuza que abiertos grandes ojos ponía en guardia oídos y Estudiaba la situación.
¿Cómo se puede ser tan ingenuo conociendo de otra ocasión el paño? ¡Cómo tan necio para creer en picos de oro! Cerrada la puerta la suerte estuvo echada
En locales diferentes se encontraban reunidos de un lado los de por la continuidad y del otro el señor Lobo y sus compañeros que brindaban por el cambio. Una vez más Libra-Balanza no iba a hacer acto de presencia. ¡Cuántos castillos de arena levantados! ¡Cuántas casas de paja construidas! ¿Cuántos sueños! ¡Cuántas mentiras! Dejado cual chaqueta en desuso el señor Búho debería esperar que la moda volviese ¡si es que lo aceptaban!.  Así como los actuantes en la Embajada.Mientras…,¡Cuervos…! Quisquillosos cuervos amenazan Lechuzas, obstinadas estas en su Libertad; por un cielo Oro y Grana

(extracto del Relato “LUTOS y CUERVOS”  Carmen Amigó

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