Los pies de nuestro matrimonio.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Nos pueden ayudar en nuestro matrimonio las siguientes conclusiones prácticas a las que he llegado, después de leer las ideas del Psicólogo Joan Garriga en ABC familia. Primera idea: «No hay modelos ideales para ser feliz en la pareja, solo hay libertad para inventar un modelo propio»
Y para ampliar detalles de ese amor entre: “un tú y un yo”, se pueden dar otras indicaciones y exponer estos otros aspectos relevantes:
Pues aunque el ser humano haya nacido para vivir acompañado por esa persona que puede dar sentido a nuestra vida y hacernos felices, no es fácil mantener y conservar el amor en el matrimonio, el camino del amor tiene muchos baches y en él hay muchos tropiezos. También el psicólogo J. Garriga en su nuevo libro «El buen amor en la pareja» se adentra precisamente en los recovecos del buen amor, un amor que se reconoce «porque en él debemos de ser exactamente como somos y dejar que el otro sea exactamente como es.
Y siguiendo con las indicaciones:
Algunos matrimonios no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo; viven en el pasado de esa persona y se olvidan de actualizarse cada día y eso puede hacer peligrar la convivencia; la otra persona se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos nuevamente, y de este modo también nosotros nos volvemos renovados y jóvenes.
Por otro lado el matrimonio no está pensada para darnos siempre la felicidad, aunque si sabemos encajarlo todo experimentaremos algo que se acerca a la dicha.
Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían; son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes; otras veces, todo es difícil, muy difícil y puede ser incluso frustrante, a pesar del amor.
Es estupendo cuando en el matrimonio ambos sienten en sus adentros, de verdad, de corazón, que lo mejor es: caminar juntos, cooperar, ser compañeros, amigos, hermanos.
Es bueno saber que el matrimonio es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia; dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo; mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil y equilibrado crece la felicidad.
Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar que algo muy raro pasa, que esa otra persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guion de insatisfacción que se nutre solo de demanda: pedir, pedir, pedir…, la cual, aunque sea atendida, no satisface; este, en ocasiones, es un camino hacia la nada, un absurdo; un matrimonio así: es la frustrante antítesis del amor verdadero; es la incoherencia inconsistente.
Otra idea importante en el matrimonio es que lo forman: dos adultos que se sostienen sobre sus propios pies, no dos niños buscando a sus padres.
Un buen planteamiento es: “Pienso que sin ti también me iría bien, pero me alegra de corazón que sea contigo y que estemos juntos”; quiero decir: “Te quiero mucho pero que no eres ni te creas insustituible”.
Es un regalo enorme amar: las sombras del otro, su ego, sus dificultades y ser compasivo con ello; para que de esta manera se facilite el próspero convivir en el día a día; en la enfermedad y en las penas tenemos que estar también al lado del otro.
Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos y que la pareja que se ha creado tenga prioridad frente a las familias de origen; que el pasado sea honrado y ayude a labrar un buen presente y un buen futuro; no podemos hacer un popurrí familiar: con la suegra, el padre, la hija, el marido y….la cuñada
El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» nos expone a más y más incertidumbre pero también convierte a la pareja en un campo increíble de libertad, hay que saber combinar el yo y el nosotros con habilidad y con el deseo de que todo mejore.
Los matrimonios se enfrentan, en su cada día, con asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales, roces, diversidad de puntos de vista…. ; son asuntos que nos ponen a prueba y que o bien los fortalecen o bien los derrumban y pueden llegar los resentimientos y la incomprensión.
Aquí quedan para todos estas ideas que pueden mejorar la calidad de nuestra relación en un mejor ambiente de paz y concordia. Dejando también a Dios que actúe.