La secuencia amorosa del acontecer diario
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
En nuestra vida de cada día es necesario subir los peldaños del amor y puesto que no es fácil tenemos que hacerlo poco a poco procurando además no bajar los escalones del desamor. La vida se compone de un sinfín de comportamientos contrapuestos, casi simultáneamente subimos y bajamos en sucesos repetitivos de los cuales a veces ni nos damos cuenta.
Y eso sucede también en la secuencia amorosa del acontecer diario: amor y alegría; desamor y desaliento; roses con los demás, faltas de cariño, malas contestaciones, un insulto repentino, una mentira, un desaire; un beso, un regalo, una palabra cariñosa; una falta de entendimiento, un enfrentamiento serio, una voz; un detalle de cariño, un favor que me piden, un saludo con el corazón; una actitud fría, una mirada triste..
Todo esto se mezcla con demasiada frecuencia, aciertos, desaciertos; hacemos el bien y a continuación nos equivocamos, otras veces cometemos imprudencias en el trato que pueden dañar a los demás; muchas veces no podemos evitar los desaciertos, pero tenemos que procurar generalizar cada vez más la actitudes amables; se nos puede escapar una incongruencia pero debemos rectificar pronto y si es necesario pedir perdón, y hacia adelante buscando siempre de nuevo el bien y la bondad.
Llama la atención en el Padre nuestro que: Jesús dice que perdona nuestros pecados, pero siempre que nosotros perdonemos a los que nos han ofendido; quiere decir que perdona si nosotros perdonamos; es el único párrafo en el Padre nuestro en el que nos pone una condición. Por eso es tan importante perdonar a los demás y esto a veces no es fácil y no solamente no es fácil sino que es a veces muy difícil.
El papa Francisco continuamente nos habla de tener un trato amable con todos, de ser generosos, de ser comprensivos, de respetar, de ser sensibles ante los problemas de los demás, de buscar soluciones a los problemas graves de este mundo nuestro, de desterrar el egoísmo, de huir del odio y de la venganza, de ceder cuando las circunstancias lo requieran, de huir del despotismo, de no despreciar a nadie, de ofrecer siempre nuestra mano generosa, de pensar en los demás, de aceptar a los demás, de sentir la cercanía de los demás, de sufrir con los que sufren, de ofrecer nuestra compañía a las personas solitarias, de ayudar al enfermo, de preocuparnos de los jóvenes y de su educación y de sus valores, de dar formación humana y cristiana, de entregar nuestra riqueza: poca o mucha, de mostrar nuestra alegría a los demás, de ofrecer simpatía, de ser solidario, de rezar por todas las personas, de llorar con el que llora, de explicar a la gente el sentido del dolor y el sentido de la muerte, de catequizar sobre el sentido de la vida en su plenitud, y de hablar de Dios, de ayudar a los demás a sintonizar con el amor, de apreciar lo que los demás hacen, de buscar la paz, de ejercitarse en la sencillez y en la naturalidad, de buscar siempre la cordialidad entre todos, de crear ambientes de familia, de valorar el trabajo, de buscar la unión, de hacer de nuestra vida un camino hacia Dios pero un camino – a ser posible – sin asperezas sin obstáculos. Un camino divino hacia lo Divino.
En este breve artículo he puesto indicadores de lo que puede ser una actitud generosa hacia lo demás, cada uno puede añadir aspectos distintos, virtudes distintas, puntos de vista distintos y entre unos y otros con buena voluntad podemos ir creando un ambiente generalizado de paz y de concordia: en el trabajo, en el colegio, en la calle, en el hogar, en el café, en la iglesia, entre los amigos, en los hospitales y en todos los lugares donde nos encontremos los seres humanos.
¡Adelante! Subamos decididamente hacia el amor. La grandeza del amor es nuestra meta.