Cartas al Director

De gran sonrisa y en cruce de brazos-manos como de verlas. Encontramos…
Al Señor Carnicer; erudito en Leyes que expresa con declaraciones a la prensa su crítica al decreto del actual Gobierno que pretende que los inmigrantes en situación irregular establezcan convenios de asistencia sanitaria, viendo como dice “una clarísima vulneración de los derechos fundamentales” “impropia de un país avanzado y de un estado de derecho” “que debe cuidar la pureza de esos derechos”
Los derechos se ganan; esto opina quienes han cotizado toda una vida. No la cotización descafeinada que hacen los políticos y miembros del Gobierno y del Estado.
Con cincuenta años de cotización a su jubilación el español, se encuentra que las cajas expoliadas de la Seguridad Social le reclaman euros.
Un tanto por ciento que deberá pagar por sus pastillas. Pastillas, calmantes, que la enfermedad contraída le dice necesita para mitigar el dolor.
Y en adelante pagará el cien por cien de aquellos medicamentos que por arte de chistera han sacado del listado general (No siendo la primera vez que a algunos medicamentos les hayan puesto la etiqueta de “por gusto” Que el enfermo lo hace por aperitivo. Ya lo hicieron anteriores gobiernos).
Estar en Europa. Llegamos a Europa.
¿Se dice de algún país de la Comunidad Europea amparado del círculo de doce estrellas que haya corrido con el gasto farmacéutico y hospitalario de cuantos llegan a su País incluido familiares y no estén en quiebra?
¡Pasemos de España!
Si los hay… ¡Enhorabuena! Han sabido armonizar el haber y el debe. Todo lo contrario a España.
¡Hablar! Por Dios; que cuesta poco.
Derechos. Los de los españoles.
Y de todo el que trabaje y cotice.
España está necesitada (por la ruina acumulada y dejada por el anterior Gobierno del Señor Rodríguez Zapatero) a encontrarse con personas que ayuden a su recuperación; no a que continúen sangrándole.
Repasar las Hemerotecas es un acto de “aguante y control” por toda la basura acumulada en estos últimos años y dejada por un gobierno que no abrió la puerta de la casa particular-privada sino la de España.
Señor Carnicer siga manteniendo la sonrisa. Que son muchos los españoles que no logran ni la mueca.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay