La juventud en la encrucijada
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
En una sociedad en la que prima la demanda del sector financiero sobre la economía social, particularmente, los jóvenes como esperanza futura del país, afectados por los perjuicios de un desempleo estructural y la total ausencia de medidas paliativas, si políticamente no se remedia, están abocados a convertirse en una “generación perdida”
Mientras miles de jóvenes de acreditada cualificación vista la falta de salida profesional han de tomar los bártulos y emprender el camino de la emigración, en tanto esto ocurre en el país, lo inaudito es que los mas radicales teóricos del neoliberalismo al referirse al generalizado problema del desempleo juvenil aduzcan como principal explicación, que la razón del desproporcionado índice de paro en este segmento del mercado laboral obedece en exclusiva a la falta de formación de las personas que están desempleadas; todo un disparate descomunal, que llega al colmo de la estupidez cuando idénticos teorizantes optan por abultar el dislate afirmando que infinidad de puestos de trabajo están quedando desiertos por falta de candidatos con capacidad adecuada para afrontar la actividad.
Es decir, por lo visto y a juzgar por tal parecer, la causa del elevadísimo desempleo juvenil obedece mas a la falta de formación de los demandantes que a la escasez de oferta del mercado de trabajo, que dicho en otras palabras equivale a deducir que la prole de los agitadores de la confusión, intenta extender la idea que en este ámbito laboral el incremento del paro es culpa exclusiva de los propios parados.
Excentricidad, que paradójicamente diverge en lo sustancial con todo análisis riguroso sobre la situación real del mercado laboral, poniendo de relieve en todo caso, que el colectivo mas afectado por la crisis se corresponde con el sector mas joven de la población, y que la verdadera razón del deslavazado incremento del índice del paro repercutido, lejos de tener su origen en la pretendida falta de formación, está manifiestamente vinculado con la excedida disminución que se ha producido en el conjunto de la actividad económica, que además de la recesión, se vio perjudicialmente afectada por las políticas de austeridad aplicadas por el Gobierno, cuya nociva repercusión frenó todo estímulo económico que disparó el desempleo hasta cifras límite como consecuencia de la absoluta falta de inversión, pues tal decisión aparte de destruir en gran medida el tejido empresarial existente. por su negativo efecto, también impidió la producción y generación de nuevos puestos de trabajo.
Evidencia, que en modo alguno puede ser desmontada y mucho menos recurriendo a planteamientos alejados de toda realidad,. confirmando tal parecer el hecho de saber que los mínimos puestos de trabajo creados en el último bienio fueron empleos de baja cualificación, paradójicamente desempeñados por jóvenes con mas elevado nivel que lo que requerían la exigencia profesional de los trabajos a realizar.
Por tanto, cuando el perfil de los jóvenes expatriados y de probada capacitación arroja un saldo de 120.000 perjudicados durante el transcurso de la legislatura del PP, no es de recibo que el Ejecutivo conservador utilice tan contraproducente resultado para seguir oficiando su esperpéntica ceremonia de confusión con la malsana intención de poner en tela de juicio los niveles de idoneidad del sector afectado, para así, mientras el éxodo de la fuga de cerebros se intensifica, utilizar las cifras de esta emigración forzada en su propio interés político, al detraer a los desterrados del cómputo de la población activa zanjando esta impresentable realidad a través de una virtual manipulación estadística donde engañosamente logran que la tasa de paro baje al 53,1%, a costa de hacer desaparecer del escenario laboral a la totalidad de este colectivo de proscritos.
Por tanto, cuando la situación ha llegado a tintes dramáticos con un desempleo juvenil marcando record, urge afrontar el asunto con un mínimo de responsabilidad política, excluyendo al efecto la utilización de justificaciones absurdas, para asumir de una vez por siempre que las causas estructurales del desorbitado paro juvenil no hay que buscarlas en la falta de formación, pues en un país con un considerable nivel de sobretitulación mas que aducir carencias formativas donde no las hay, lo suyo sería tirar partido de las potencialidades efectivas para una vez precisadas, poder invertir el desfasado patrón económico a través de políticas de crecimiento y la restructuración del obsoleto modelo productivo acorde al aprovechamiento y capitalización de las sinergias resultantes en aras a facilitar el desarrollo de la actividad empresarial y con ello el empleo.
Si ante la escalofriante realidad que supone que uno de cada dos jóvenes no tengan puesto de trabajo, el Ejecutivo conservador no hace suya esa realidad y en vez de implementar entornos políticos propicios para el desarrollo de la actividad empresarial y la exigida modificación del sistema productivo, se empeña en seguir frenando el crecimiento y dando continuidad a sus inactivas políticas de empleo , es mas que evidente que el paro soportado por esta generación rechazada por los mismos mercados que apadrinan la austeridad, seguirá su tónica ascendente hasta convertir a sus afectados en una generación perdida.