La escasez del verdadero cariño.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Cuando en un matrimonio aparecen algunas de las características que a continuación voy a detallar puede suceder que esté entrando, o ya esté, en una situación caótica peligrosa. Una situación que a la larga traería consigo su desintegración.
Si en un matrimonio lo primordial falta todo se hunde y es entonces cuando hay que estar en alerta para poner a salvo la nave y encausar adecuadamente el rumbo.
- Escasez del verdadero cariño. Faltas de delicadeza.
- Abundantes reproches. Faltas de respeto.
- Malos modos frecuentes. Desprecios innecesarios.
- Antipatía mutua o por una de las partes.
- Poca o nula compenetración.
- Poco tacto para llevar la relación.
- Diálogo a voces y a veces agresivo. Actitudes despóticas.
- Sumisión por alguna de las partes.
- Actitudes dictatoriales en alguno de los dos.
- Educación familiar muy distinta en cada uno.
- Ausencia de comprensión. Mal ambiente.
- Modales bruscos. Discusiones salidas de tono.
- Desacuerdos habituales que ahogan la armonía.
- Quejas continuas. Protestas habituales.
- Mentiras, falsedades e hipocresías.
- Generosidad mutua. Filin. Empatía.
- Confianza entre los miembros.
- Un proyecto común. Amor.
- Dedicación a los hijos.
- Una distribución coherente de tareas familiares.
- Disposición de mejoras personales.
- Empeño decidido por mejorar la relación.
- Capacidad, por parte de ninguno, para cambiar las cosas.
Todo esto pueden ser elementos de un matrimonio fracasado o en vías de fracaso. En estos casos vale la pena reconocer la realidad, aceptarla e intentar arreglarla.
Si en estos casos se niega lo caótico de la situación, no se arreglara nada y todo irá a peor cada día o a veces por rachas.
¿Qué podemos hacer?:
- Dejarnos ayudar. Confiar en Dios.
- Recibir una orientación adecuada por parte de personas cualificadas.
- Dialogar, los dos, en profundidad, cambiando por supuesto los esquemas previos.
- Proyectar un viaje los dos juntos. Buscando que aparezca de nuevo la ilusión.
- Tener fe en que un futuro mejor es posible.
- Fomentar la humildad y la capacidad de perdonar.
- No pasar factura de lo sucedido anteriormente.
- Procurar mejorar la convivencia. Intentar quitar lo que estorba.
- Rezar con intensidad personalmente y cuando se pueda en pareja.
- Ejercitar frecuentemente el romanticismo que conlleva el amor.
- Descubrir todo lo positivo que hay en la relación.
- No quedarse en el oscuro túnel de la realidad anterior.
- Confiar decididamente en la ayuda que nos prestan.
- Buscar experiencias nuevas.
- Utilizar el corazón para encender de nuevo el fuego de un amor que quizás ha quedado entre las brasas.
- Cambiar el chip del comportamiento anterior.
- Apostar por lo positivo de la otra persona.
- Huir del desaliento y de la desesperanza.
- Buscar en la pareja la belleza de la vida.
- Pensar que con la ruptura también perdemos muchas cosas.
- Si los hay, pensar también en los hijos.
En esté rápido esquema, he descrito posibles situaciones de ruptura y sus soluciones. Para que las soluciones sean válidas tiene que haber siempre buena voluntad y deseos reales de que cambien las cosas.
También tiene que haber por supuesto fuerza para enfrentarse a los problemas y optimismo para descubrir positivamente las soluciones. Los posibles decaimientos perjudican el avance y la mejora, y sólo consiguen estancar las situaciones.
Adelante, llenemos las alforjas de esperanza y el alma en deseos de que todo puede mejorar.
Y no nos dejemos llevar por el derrotismo social que tanto perjudica al matrimonio. Hoy la respuesta social es más favorable a la desunión que a la unión. Se apoyan más, incluso económicamente, a los que se separan que a los que procuran aun con dificultades seguir unidos.