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sábado

13

febrero 2016

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La desfachatez de los deshonestos.

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hqdefault (1)En este tiempo en el que es bastante frecuente la presencia:

ü De hipócritas, de altaneros, de personas con doblez, de sepulcros blanqueados, de fariseos.

ü De personas: orgullosas, insensibles con los demás, deshonestas y poco creíbles.

ü De traidores que ante si se presentan como corderos y son lobos carroñeros que incluso con una sonrisa buscan, de una u otra manera, quedarse contigo, con lo tuyo o con ambas cosas.

ü De personas con doble moral que siempre justifican sus actos y que en la mayoría de los casos les mueve: el egoísmo, la trapisonda y el enredo para cumplir sus objetivos.

ü De creyentes que piensan o que actúan con la desfachatez de creer que, hasta en la iglesia y fuera de ella, pueden engañar a Dios y a los demás simultáneamente

fariseoypublicanoorgullohumildad-100306200505-phpapp02-thumbnail-4En este tiempo en el que, por desgracia, te puedes fiar de muy pocas personas, dado el alto nivel:

ü De incoherencia, de deshonestidad, de transparencia y de limpieza.

Nos viene bien una parábola de Jesús sobre la verdadera oración, la actitud farisaica y la verdadera humildad:

<<Dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos teniéndose por justos y despreciaban a los demás:

14720108Dos hombres subieron al Templo para orar, uno era fariseo, y el otro publicano:

ü El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus adentros:

  • Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano.
  • Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo.

ü Pero el publicano, quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:

  • Oh Dios ten compasión de mí que soy un pecador.

hqdefaultOs digo que éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado (Lc).>>.

Estas personas anteriormente descritas, y que están además representadas en esta parábola de Jesús, habitualmente no sólo quieren engañar a los más cercanos, y de hecho los engañan en muchos de los casos, sino que quieren engañar a la sociedad y al mismo Dios:

ü Estas personas además producen un gran escándalo porque en muchos casos tendrían que dar ejemplo y por el contrario:

  • Traicionan su propia causa.
  • Traicionan sus creencias.
  • Y se traición a sí mismos.

la-sencillez-y-la-humildad-1-728Convirtiendo en corrupto todo lo que les rodea.

ü En muchos casos, personas como éstas, pierden la honorabilidad que quizás han ganado durante muchos años, pierden el decoro, pierden la honestidad y se convierten en despreciados de la sociedad e incluso de sus propios hijos y de sus propios colaboradores.

De honorables se convierten:

  • En escoria social.
  • En personas que de ser apreciadas por todos tienen ahora que deambular en las cloacas, junto al fango de la inmundicia y de la podredumbre.

milesdefrases.com_frases_en_fotos_3721_1Estos, en muchos casos:

ü Esconden sus rostros porque se avergüenzan de su nueva condición.

ü Abandonan sus creencias dado el alto nivel de su deslealtad.

ü Son despreciados por su propia familia y por su propio entorno.

ü Y si se miran al espejo no son capaces de  descubrir su rostro deformado por las miserias de su vida, por la fangosidad de sus acciones y por su doble moral.

El orgulloso, el hipócrita, el desleal, muchas veces:

ü Toma una benévola apariencia espiritual pero que esconde un grave pecado de soberbia, difícil de curar, porque está llena de buenas obras quizás, pero no para la gloria divina.

ü Usa a Dios rastreramente para la propia gloria.

reglahumildadLa oración del fariseo es rechazada por Dios porque sus pensamientos son fruto del orgullo espiritual:

ü En ocasiones hace cosas difíciles y loables en sí mismas, pero con intención torcida.

ü Busca el secreto orgullo de saberse o creerse perfecto.

ü No le mueve el amor a los demás ni el amor de Dios, y no es consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede nada.

wpid-e1e2bac5f53f6af150c53e2a235721ebEl publicano, en cambio,  sí es consciente  de su propia indignidad y por eso se arrepiente y pide perdón:

ü No se compara con nadie, ni se cree mejor que nadie. Él se sitúa en su sitio y Dios: le mira con compasión, le justifica.

ü La suya es una oración humilde, autentica, realizada con nobleza.

Y, por eso, es escuchada, arranca las bendiciones del cielo y queda perdonado.



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