La crisis se llama austeridad
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
La crisis no tendrá fin sin alterar electoralmente el equilibrio del poder político, pues no podrá ser resuelta por quienes siguen aplicando por toda fórmula las mismas políticas que causaron su génesis.
Por lo visto, la tendencia a contar mentiras utilizada por Rajoy no cesa en vacaciones, mas bien al contrario, el Presidente acentúa su instinto en adulterar la realidad de los hechos, y así, cuando lo realmente noticiable durante el periodo de asueto fue haberse disparado la deuda publica mas allá del billón de euros, el jefe del Ejecutivo mas que tener presente esa alarmante realidad, se afana en mitigar políticamente tan desmesurado ascenso, de tal modo que en vez de asumir su paternidad en esta hecatombe, no se le ocurre mejor idea que contraponer a ello su arbitraria versión sobre el repunte del PIB, llegando incluso al límite de la autocomplacencia alardeando que tal rebrote es muestra indicativa de haber hecho lo correcto, a la vez de afirmar que a tiempo presente, España se ha convertido en la locomotora económica de Europa.
Sabido es que el el Producto Interno Bruto (PIB), es el indicador más utilizado para evaluar la actividad económica del país, pero conocido también debe ser que solo cuando el crecimiento se ubica entre 2.5 y 3.5%, puede uno hacer gala de estar al frente de una economía saludable, de ahí que jactarse del salto pírrico del 0, 6% registrado en el segundo trimestre resulte una improcedencia, pues por rigor analítico tal referente además de su carácter exiguo y fugaz, lejos de atribuírsele signo de optimismo ha de ser valorado en los justos términos que recomienda la negativa tendencia del descenso de las exportaciones y la continua subida de las importaciones, que al tratarse de dos variables clave de su determinación hacen que el tan cacareado PIB de Rajoy sea mas un espejismo efímero que el inicio de un crecimiento sostenido, toda vez que para que así fuera, el país precisa de otros estímulos económicos adicionales de los derivados de este tipo de índicador .
Al margen de la arenga de don Mariano a la ciudadanía y de su anecdotario estadístico; analizando el último frenazo de las economías más poderosas de Europa, lo único cierto ante la actual coyuntura, es que los cuatro largos años transcurridos desde la puesta en práctica de la estricta agenda de la austeridad impuesta por la troika (Comisión Europea, BCE, FMI) y auspiciada por Alemania, son expresión suficiente para confirmar el estrépito de un fracaso cuyo resultado habla por si solo tras la realidad de un balance diametralmente opuesto a las expectativas preconizadas por sus artífices.
Situación que exige la urgente supresión de su vigencia y la puesta en práctica de alternativas de crecimiento como única solución efectiva para salir del actual atolladero, viabilizar la recuperación de la Eurozona y por extensión la de nuestro propio país, pues seguirá siendo una imprudencia darle continuidad al patrón del neoliberalismo, toda vez que no a hará mas que acentuar el riesgo de involución económica, al resultar mas que visto, que a mayor austeridad, mayor será también el incremento del déficit como de la deuda pública y por consiguiente mayor el riesgo de estrangulamiento de la actividad económica que irremediablemente precipitará el retorno hacia una nueva recesión como lógica consecuencia de la aplicación de políticas netamente austericidas y exentas de todo estímulo económico.
Es obligado por tanto ponerse en guardia y tomar conciencia efectiva qué la austeridad es la auténtica crisis, que no la solución a ella
Por eso cuando los hechos confirman que por tercera vez consecutiva en cinco años, la economía europea circula en dirección inversa a la anunciada recuperación del 2013 y tiende a una nueva entrada en recesión, resulta cuanto menos inaudito el derroche de optimismo de un eufórico Rajoy, capaz de percibir ventajas en la cara mas oscura de la economía al tiempo de cerrarse en banda a la puesta en práctica de alternativas de efectiva reactivación.
Una completa paradoja que a más de dejar al descubierto el verdadero objetivo que guía la acción política del PP, delata su auténtica finalidad, que no es otra, que alterar engañosamente la realidad, y desde la mentira, repetir un nuevo fraude electoral a través de la puesta en práctica de simulaciones que favorezcan la capitalización de su patrimonio electoral, aunque ello, sea a costa de seguir causando graves perjuicio al interés general del país y a unos confiados electores.
Es obligado por tanto ponerse en guardia y tomar conciencia efectiva qué la austeridad es la auténtica crisis, que no la solución a ella. Y desde tal percepción asumir en consecuencia que en tanto no seamos capaces de erradicar su continuidad, al ser la raíz del problema, seguiremos sufriendo la repercusión de unas consecuencias sociales y económicas catastróficas que nos tendrán postrados en un callejón sin salida, sin visos de solución, que solo seremos capaces de lograr, cuando decidamos electoralmente abandonar su perniciosa disciplina para recuperar la democracia.
El cambio es posible y puede suceder, siempre y cuando seamos capaces de despojarnos de la camisa de fuerza de la austeridad, bastando para ello dejar sin efecto el continuismo político y poner el futuro en manos de un nuevo reemplazo de hombres y mujeres dispuestos a imprimir empuje y tirar hacia adelante, y totalmente conscientes que para reconstruir el país, no queda otra, que darle la vuelta del revés.