Juan Pablo II el Grande.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
La vida, el testimonio y el mensaje de Juan Pablo II fue un acontecimiento histórico de primera magnitud.
Todos nos hemos sobrecogido en muchos momentos de su pontificado y siempre hemos valorado muy positivamente su respuesta de: entrega, sacrificio, cariño y amor.
Muchos millones de personas entendieron y siguen entendiendo su mensaje; un mensaje transparente y claro, un mensaje transmitido con firmeza pero siempre lleno de esperanza.
Todo ha sido excepcional; Juan Pablo II atrajo y sigue atrayendo hacia él multitudes enteras. El mundo se conmovió y se sigue conmoviendo aun hoy; nadie ha quedado indiferente.
El liderazgo humano y religioso del Papa fue indiscutible. Vivió como un santo y murió como un santo. Vivió entregado a Jesús: su Dios y Señor, y a los demás; y murió exprimido dando todo lo que tenía dentro de sí; yo diría que dio hasta lo que no tenia, pero creía tener.
El último recuerdo vivo que tenemos de él es del Domingo de Ramos, asomado a su ventana con la rama de olivo en la mano, no podía hablar pero su corazón lo tenía encendido en amor hacia la gente, no podía hablar pero de sus entrañas brotaba la Palabra Viva de una vida entregada totalmente al servicio del ser humano, no podía hablar pero: transmitía esperanza, transmitía paz, trasmitía ilusión. Muchos millones de personas han visto en Juan Pablo II a un personaje grandioso.
Ya se le llama Juan Pablo II el Grande. El dato queda para la historia, pero ha sido un hecho irrepetible. Juan Pablo II cambio con la fuerza de su gran amor el curso de la historia. Lo acontecido desde el sábado 2 de abril hasta el viernes 8 de abril, de 2005, días: desde la muerte hasta su entierro, pasara indiscutiblemente a los anales de la historia, tanto humanamente como espiritualmente.
La humanidad se conmovió, la humanidad vivió en esos días volcada ante un solo hecho: la muerte de un gran Papa; la muerte de un hombre: grandioso, excepcional; la muerte de un Santo. Todos nos conmovimos realmente ante la muerte de este Papa y Gran Santo; de este personaje amablemente singular; de este ser humano que creía en el ser humano, en todo ser humano; de este ser viviente que creía absolutamente en la vida: vida humana y divina; de esta criatura que creía en su Creador; de este Papa que: derribo muros, elimino incomprensiones, desterró leyendas totalitarias y construyo parajes para albergar los fundamentos de una nueva historia.
Pronto será llamado: San Juan Pablo II, un Santo al que, muchos millones de personas de todo el mundo y de todas las razas rezaremos con entusiasmo y alegría.
El día 27 de abril, domingo, en el Vaticano tendrá lugar su canonización, coincidiendo con el domingo de la Divina Misericordia, fiesta que el instituyó y que después coincidiría con el día de su muerte y ahora con el día de su canonización.
San Juan Pablo II ruega por nosotros