Jóvenes: ¡somos un organismo, no piezas de engranaje!
Publicado por Gerardo Hdez Zorroza, Posteado enOpinión
A eso de tener que aceptar, por pelés, el statu quo pretenden considerarlo ahora nuestros próceres «positivismo». Ayer mismo me comentaba un paciente como en su empresa les han «animado» a trabajar en peores condiciones laborales, con la amenaza de trasladar el negocio a otras latitudes. Nada nuevo.
A pesar de haber obtenido la empresa el pasado año un beneficio sustancioso de miles de millones de euros, han echado recientemente a 200 trabajadores. Nada nuevo, tampoco
Nos hemos llegado a acostumbrar a esto y nuestros jóvenes, que han crecido viéndonos trabajar como asalariados, pretenden labrarse ahora el futuro de la misma manera y fuera, en un régimen de empleo y salarios mejor (por poquito tiempo) al de este país que, de buenas a primeras, ha visto como su «maquinaria» se gripaba. Y no entro a considerar sus causas, que no son tan ajenas a otros «motores» como nos quieren hacer pensar.
Entiendo que la actitud verdaderamente positiva que debiéramos adoptar es animarnos y animar a esos jóvenes a que, en vez de hacer cada uno la guerra por su cuenta, dispersos y buscando sus precarias habichuelas, se juntaran y fueran ideando y vislumbrando, poco a poco, alternativas a esta situación actual de sometimiento que se les escapa de las manos.
El statu quo que comentaba, nos ha organizado a todos como si fuéramos elementos de una máquina (controlada por unos pocos), con lo que hemos perdido la visión organicista de lo que significa la sociedad, en la que nos hemos de ver como partes de un todo que, como el organismo humano, funciona prestando importancia a cada una de sus partes, bien sea esta el corazón o el agujero del culo, y trabajar en ayuda y colaboración.
La realidad, si la vemos objetivamente –sin miedo, o con más miedo a dejar de actuar como la situación en realidad requiere–, nos debiera impulsar a idear fórmulas alternativas a las actuales, frías éstas y carentes de humanidad. Donde somos considerados como piezas ajustables y prescindibles de lo que llaman estos mecánicos de tres al cuarto que se creen la repanocha, «engranaje social».