Jaén en el año de la Misericordia.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Más de 1.100 personas se dieron cita en la Catedral de Jaén para participar en la clausura del Año Santo de la Misericordia.
Durante su homilía, el Obispo del Santo Reino afirmó: “Cristo es siempre la gran puerta de la vida, de la paz, de la felicidad, de la salvación”. Y continúa:
- “Se clausura el Año Jubilar de la Misericordia. Muchos de nosotros, cuando llega este día de clausura tenemos un sentimiento muy especial: el de gratitud al Señor, al celebrar el cierre de lo que ha sido un excepcional regalo de la Santa Madre Iglesia en la persona del Santo Padre Francisco”.
En este Año Santo de la Misericordia fueron tres las Puertas Santas que se abrieron en la Diócesis, la de la Catedral de Jaén, la de la Catedral de Baeza y la de la Basílica y Santuario de la Virgen de la Cabeza.
Monseñor Rodríguez Magro clausuraba también el Año Jubilar en el Santuario de la Virgen de la Cabeza:
Un templo repleto de fieles, que quisieron acudir hasta la Basílica de la Patrona de la Diócesis:
En sus palabras Monseñor quiso destacar la figura de María, que es:
- “Madre de Misericordia para todos los Hijos de Dios”.
En Baeza, más de 900 personas llenaban la Catedral:
En la Misa solemne, el Prelado jiennense dijo:
- “La cruz es la cara de las dificultades y la Resurrección es la luz de la esperanza”.
Durante el Año de la Misericordia en la Diócesis del Santo Reino se han celebrado 25 jubileos, en los que han participado unos 15.000 fieles diocesanos.
Y ahora una breve explicación:
Dado su importancia, el día de Pascua no se celebra en un solo día, sino que se celebra durante ocho días: Octava de Pascua; y el octavo día, 2º Domingo de Pascua instituyo el Santo Papa Juan Pablo II, en el año 2000, una nueva Solemnidad.
Ese mismo día dicho año, se llevó acabo la primera canonización del nuevo milenio.
El Santo Padre canonizó a santa Faustina Kowlaska:
- «Apóstol de la Divina Misericordia».
El Papa Santo Juan Pablo II y Santa Faustina Kowalska concuerdan en que el atributo más grande de Dios es su Misericordia.
Por lo tanto, debemos vivir el Evangelio de la Misericordia y más aún en este mundo actual tan lleno tristemente de: ira, resentimientos, odios y deseos de venganza.