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mayo 2014

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Ir yendo, de la crisis al naufragio

Publicado por , Posteado enOpinión

Después de  de  tres décadas continuadas  dominando el escenario político, el dogma neoliberal  causante de   la crisis, fracasa en su intento de    reconducir la situación  por aplicación de medidas  inadecuadas,   que mas que remediar el  problema   acentúan  la   recesión.   

cuadro-picasso     Nula fiabilidad pueden merecer aquellos que siendo un desastre al tiempo de predecir la llegada de la crisis, ahora se dedican a pronosticar la salida a la misma, pues resulta difícilmente entendible que quienes en su momento no fueron capaces de detectar anticipadamente la génesis de sus causas, lo sean hoy en día para determinar las soluciones de futuro, máxime cuando es harto sabido que los autores de tales vaticinios, lejos de operar desde la autenticidad de la soberanía política, lo hacen, desde la subordinación que supone hablar con la voz prestada de los dueños y señores de los mercados financieros.

Ese factor de dependencia, hace que actualmente exista una suplantación en el lenguaje del poder ,y todo, como consecuencia de esa dejación de funciones que envuelve el comportamiento de un amplio segmento de la representación política, que además de ocasionar un golpe bajo a la democracia representativa, hace que se imponga extensivamente el discurso neoliberal en sus coordenadas socio – económicas mas estrictas, situación que ubicando a la ciudadanía en estado de orfandad dirigente no solo genera una quiebra en el Estado social de derecho, sino que esas practicas de impostura, hacen que esta doctrina de aplicación sin ser solución de nada pase a tomar condición totalizante, dejando fuera de juego los derechos de la sociedad del bienestar y el marco de libertades al solo objeto de satisfacer las apetencias de los operadores especulativos.

Mal va este país si no cambia de trayectoria, toda vez que por el derrotero del neoliberalismo es mas que evidente que transitamos desde la situación de una economía de garantías fundamentales hacia la anomalía de un nuevo formato económico, orientado a la consolidación de privilegios en favor de una trama organizada, cuyo principal referente, ha de establecerse en el escándalo del conocido rescate bancario, de aquella acción desvergonzada donde con dinero público de todos los contribuyentes se impuso el pago a las malas praxis de estos traficantes mercantiles, que con sus perversos métodos dieron al traste con todo indicio de economía productiva, a la par, de poner patas arriba la estabilidad del país, para una vez resarcidos de la hazaña exigir de un domado Gobierno completar la faena, en línea de autorizar a tan patrocinado grupo de elegidos el saqueo de las empresas públicas rentables a través de su privatización generalizada.

Esa escandalosa relación de clientelismo, tendió a concentrar la riqueza en la órbita de una élite específica de marcado carácter especulativo, situando el poder económico en las peores manos imaginables, sin reparar que los efectos secundarios de tan lesivo proceder, por la proliferación de desigualdades indujo severos perjuicios en la estabilidad y continuidad de pymes y autónomos, que a pesar de ser los principales referentes del sistema productivo, piezas clave en la dinamización de la economía real y motrices de la creación de riqueza y empleo, afectados por la marginación y la supresión de estímulos, pasaron a convertirse en parte intrínseca de la crisis sin que su reversión sea otra distinta a la reversión global que exigen las políticas neoliberales del Gobierno.

Por mas derroche de optimismo que se le quiera adjudicar al futuro, lo cierto es que permanecemos estancados en la crisis sin visos de reactivación , y todo, porque los mandamás de la actividad política se empeñan en mantener vínculos de permanencia con valores ideológicos alejados de la eficiencia , tal es así, que a pesar del nefasto resultado de las políticas coercitivas al crecimiento que limitan el avance de la actividad productiva hacia posiciones competitivas en la escena global, la acción del Ejecutivo en vez de operar en corrección sigue imponiendo por toda norma la continuidad de una férrea austeridad que además de mantenernos en el estancamiento, delata la total incapacidad de esos mismos políticos en adoptar decisiones efectivas hacia la economía real.

Por tanto en la actual tesitura, cuando la crisis cumple ya mas de siete años y acentúa su severidad creciente, resulta inaudito el mínimo presagio prometedor de mejoría, máxime, cuando lo único que se expande a nuestro alrededor son los índices de deterioro y los síntomas de retroceso.

De ahí que toda solución a los problemas del país haya de pasar irremediablemente por la erradicación de la lacra del neoliberalismo y su versión mesiánica del mercado, eliminando en procedencia el conjunto de reformas neoliberales llevadas a término, para en sustitución, dar paso a un sistema alternativo que armonice la libertad de acción empresarial en el contexto de un Estado que tome compromiso responsable con el cumplimiento de otras garantías económicas, relativas al marco laboral de salud y educación, en el ámbito de una política fiscal progresiva y distributiva vía presupuestos.

Pues solo desde esta concepción podremos reorientar el futuro, haciendo del país la casa común de sus ciudadanos , que no la finca privada de unos cuantos privilegiados

                           



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