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abril 2020

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Ínsula Barataria

Publicado por , Posteado enOpinión

Fragmentos de la carta apócrifa de Sancho a Teresa, su mujer, cuándo cree que se ha convertido en gobernador de una Villa, la ínsula Barataria.

Recuerda la carta, de 1614 según Cervantes, a la que podrían mandar; Pedro a Begoña, Pablo a Irene, Pablo a Isabel, Santiago a Lidia y en general a la de cualquier cargo político, de cualquier signo/sentido (sentidos contrarios misma dirección) y de la gran mayoría de chupatintas que mantenemos… véase; presidente, ministros, presidentes regionales, alcaldes, concejales, adjuntos…

La carta, ficticia, la revisa la Duquesa. Bien fácil es asimilar a los Duques de entonces con los Reyes de ahora, la duquesa por Leticia, el duque por Felipe.
Para más similitud, a Sancho le escriben la carta, era analfabeto, y dicen que los Sánchez son los hijos de Sancho (…).

Fragmentos de la carta:

Si buenos azotes me daban, bien caballero me iba; si buen gobierno me tengo, buenos azotes me cuesta. Esto no lo entenderás tú, Teresa mía, por ahora, otra vez lo sabrás.
De aquí a pocos días me partiré al gobierno, adónde voy con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con ese mesmo deseo…

En acabando la duquesa de leer la carta, dijo a Sancho:

-En dos cosas anda un poco descaminado el buen gobernador: la una, en decir o dar a entender que este gobierno se le han dado por los azotes que se ha de dadar; la otra es que se muestra en ella muy codicioso, y no querría que orégano fuese, porque la codicia rompe el saco, y el gobernador codicioso hace la justicia desgobernada.

– Yo no lo digo por tanto señora – respondió Sancho- , y si a vuestra merced le parece que tal carta no va como ha de ir, no hay sino rasgarla y hacer otra nueva, y podría ser que fuese peor, «si me lo dejan a mi caletre».

– No, no – replicó la duquesa -, buena está ésta, y quiero que el duque la vea.

No sé, pero a mí me trae ciertos recuerdos contemporáneos. Claro que cuesta imaginar a Leticia replicando. Cuesta imaginar a la Casa Real dando un paso al frente, en general cuesta imaginar a la casa real dando un paso que no sea por salvar sus propios intereses.

Pero claro todo aquello era ficción, doble ficción en éste capítulo, y todo esto es realidad, doble realidad, la que vivimos y la que viven.

Con todo, Sancho dejó el cargo de gobernador a los diez días, se fue cómo llegó, sin hacer ruido, sin llevarse un duro y resolviendo magistralmente todos los entresijos a los que, con el cargo, tiene que atender un gobernador… esto recuerda en nada a la actualidad, hay que hacer un esfuerzo » sobrehumano » para imaginarlo.

No estaría demás que la inmensa mayoría de políticos, gobernantes, ministros, alcaldes, concejales, adjuntos, casa real y la madre que los parió, leyeran estos libros, o algún libro, o algunos fragmentos de algún libro.

A Irene, por ejemplo, le vendría muy bien leer uno de los juicios que tiene que atender y resolver Sancho en este mismo capítulo, sobre todo para no socavar ese derecho inalienable que tenemos todos (incluidos los hombres), que es la presunción de inocencia.



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