Hacia la libertad desde la reflexión
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
La espiritualidad fue aniquilada de las sociedades comunistas por el marxismo, con los efectos tremendos y desoladores que ello ha ocasionado. Pero, de la misma manera, esa tan necesaria espiritualidad ha sido sustraída en otras sociedades que han crecido bajo el peso desalentador: de un consumismo, de un capitalismo y de una corrupción atroz y degradante.
A la búsqueda espiritual, que es personal, debiera darse la importancia que tiene para la creación de: personas y sociedades armónicas y equilibradas, personas y sociedades libres; donde todos, desde pequeños, aprendiéramos: a reflexionar, a meditar, a interrogarnos para encontrar nuestras propias respuestas.
Cultivar el silencio interior y entender la necesidad de centrarse, de abandonar el ruido de la mente, y vivir plenamente en un presente enriquecido por la permanente vibración del pensamiento y en su realidad verdaderamente vital.
La escuela en la que se forman nuestros jóvenes, llena de normas, controles y de exigencias que: condicionan y desnaturalizan su buen funcionamiento, está obligada a ayudarles en esa reflexión, en su propia reflexión interior. Formarlos en conocimientos básicos, en conocimientos esenciales, pero sin darles siempre la reflexión hecha; dejándolos construir, dejándolos saborear la libertad, ayudándoles para que desde ella surja el edificio de su propia personalidad.
Sin esta reflexión personal, además, somos presas fáciles de manipulación. Y así vemos cómo, lejos de “educarnos”, nos han programado para obedecer a un proyecto, a un modelo de vida que quizás no sea el nuestro, convirtiéndonos en máquinas, en robot. Con ello, claro, pretenden, algunas ideologías nefastas, que sirvamos mejor al sistema que nos quieren imponer: que es lo que a ellos les interesa.
No se ha buscado crear en la escuela las condiciones para la reflexión, ni se ha facilitado en la sociedad o en la familia las condiciones para que desde pequeños maduremos nuestras potencialidades, para que pensemos, para que podamos crecer en torno a nuestros ideales, a nuestros personales ideales. Ideales que, cada uno y personalmente, debemos descubrir en nosotros mismos, atendiendo a esa parte inmaterial y espiritual, a ese alma llena de vida, que cada uno tiene y que es su mayor tesoro y que ha sido ridiculizada y confundida por los diversos y prolíferos ambientes de la izquierda en unos casos y por meras doctrinas, de todo tipo, en otros.
Este mensaje de hoy, además de reclamar la atención en la escuela a esta faceta de reflexiva individual, para liberarla de construcciones ideológicas caducas y trasnochadas de uno u otro sentido; quiere hacer una llamada a un profundo replanteamiento de eso que llamamos “Educación” para no convertirlo solo en enseñanza de saberes ni tampoco en adoctrinamiento político o social con tintes dictatoriales.
Plantear, también, si la “educación” debe servir para facilitar la maduración personal y el descubrimiento de las potencialidades del individuo, o debe servir como sucede, en muchos casos, para potenciar y ayudar preferentemente a los “intereses sociales” que otros nos marcan e imponen.
Entiendo que solo atendiendo a las necesidades espirituales podremos transformar esta sociedad y rescatarla de la explotación de unos pocos, o más bien muchos, espabilados; ellos son los interesados de siempre que, con distintas pieles o con distintos ropajes, según pinte o cuadre la cosa, se intentan aprovechar de lo que consideran “masa social” o más bien “su masa social”. La masa social en la que se apoyan para obtener, con destreza, imponentes fortunas e ingentes beneficios; pisoteando, aniquilando, sometiendo o esclavizando, pero todo ello hecho siempre bajo la máscara de: la libertad, el progreso y la democracia.